Capítulo 37

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Capítulo 37
Luka Hauser
Concierto.

Estoy en uno de los pequeños camerinos esperando para salir. Noto mi mano temblando, y la necesidad de aquel líquido amargo me embarga pero Francia posa frente a mi un termo rosa, lo abre permitiendo que el aroma a café llegue a mis fosas nasales.

No se cómo he aguantado tantos días sin tomar. Mis estados de ánimos son variantes, me encuentro más irritable estos últimos días, y aunque evito explotar frente a Mimi, temo no poder controlarlo.

He pasado las últimas noches despierto en la sala con Lola, moviendo mis piernas de un lado a otro, sintiendo una especie de desespero que recorre mi cuerpo, he pensado más de una vez en salir a tomar, contener mi adicción no algo sencillo, estoy enfermo y aunque asisto a las reuniones los pensamientos y hasta el estado de mi cuerpo me hacen desear recaer. Mi padrino de AA me recomendó comer dulces, ya que ayudar a manejar la ansiedad que se ejerce en el cuerpo debido a la abstinencia, y ahora no sólo dependo del café de Mimi, los caramelos de cereza no faltan en los bolsillos de mis pantalones.

Francia sirve una taza de café y me la extiende.

──Café…

──¿Sabes si ya salió de su casa?

──Si, viene en camino. ──Responde.

──Quiero verla antes de subir. ──Susurro. ──. Evita que la prensa le tome fotografías.

Asiente.

──Lo arreglaré. ──Responde alejándose.

Recargo mis codos en el escritorio que tengo en frente, y dejo caer mi cabeza entre mis manos.

──Dios concédeme la Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar; Valor para cambiar las cosas que puedo; y Sabiduría para reconocer la diferencia. ──Murmuro bajo buscando esa fuerza interna que tanto necesito.

Son años refugiándome en un trago de licor antes de subir al escenario, años. Son años con un hábito que me ha estado enfermando el cuerpo y el alma, que sin poder tener un control de el, le he permitido destruirme.

Si pruebo un poco voy a perder a Mimi…

──Amigo, te estaba buscando… ──la voz de Ignacio me hace salir del refugio en el que me encontraba.

Me giro para verlo, va son su típica sonrisa arrogante en sus labios, pega su espalda en la pared.

──¿Cómo esta la estrella de la noche? ¿Necesitas algo?

Tenso mi mandíbula. Se que solo tendría que decirle lo que quiero para tenerlo, sé que él me daría más de un trago, buscaría una botella para mí, quitaría mi sed, y la ansiedad pasaría a otro plano.

Mañana sería otro día, y estoy seguro que olvidaría que tomé.

──¿Necesitas algo, Luka?

Trago grueso y llevo, la tasa de café a mis labios con las manos temblando, con la ansiedad a mil y con la garganta seca, nada que tome hará que cese,  solo una cosa lo haría y eso es lo mismo que me enferma.

Lo mismo que me haría perder todo lo bueno que me ha pasado, todo lo bueno que ha llegado desde que ella me llevo a su  casa.

──Estoy asistiendo a AA.

Eleva sus cejas, y descruza sus brazos.

──¿Y cuando carajos pensabas decírmelo? ¿Son de fiar? ¿Los hiciste firmar un acuerdo de confidencialidad? Carajos, Luka… esto se puede salir de control.

Me levanto alisando mi saco negro.

──Las reuniones son confidenciales, ninguna identidad puede ser revelada. Pensé que te alegrarías por qué tomase las riendas de una situación que puede realmente destruirme. ──Siseo con molestia. ──. Soy alcohólico. Y estoy trabajando en mi recuperación, en mi sanación. Si la situación se sale de control, tengo publicista, un manager y grandes fanáticos. ¿Claro?

Asiente sin más.

──Tomare precauciones. ──Musita.

──Gracias…

La puerta se abre y una pequeña y hermosa mujer ingresa con un lindo sed de dos piezas de top y falda lila dejándome sin habla.

El maquillaje, el peinado realzan mucho más su belleza…

──Hola… ──Su tono de voz cálido y dulce acelera mi corazón.

La amo.

Por ella, por ella no tomas más Luka.

──Los dejo.

Ignacio sale saludando ligeramente a Mimi con una sonrisa, ella se hace aún lado, cuando sale corto la distancia que existe entre ambos y la acerco a mi cuerpo.

──Estás bellísima. ──Susurro. ──. Bellísima es poco.

Sus orbes brillan, y roban mi alma al hacerlo.

La tomo de su mano y la hago girar sobre su propio eje, su cuerpo… lo recuerdo y lo siento en mi piel a la perfección, cada noche que es mía me hace dueño de él.

──Carajos… ¿Cómo voy a concentrarme contigo en primera fila así de hermosa?
Ríe nerviosa.

──Si quiere me quedo detrás del escenario. ──Niego.

──No, quiero verte… no sé cómo haré pero te quiero viéndome.

Asiente, acuno su hermoso y delicado rostro.

──Te amo… creo que tenemos un par de minutos.

──¿Para qué? ──inquiere con diversión.

──Para llenarme de tu esencia y para dejar mi rastro en tu piel.

Mi mano va hacia la abertura de tu falda.

──Luka…

──¿Si?

──Te amo.


***


Las luces se apagan, la orquesta ya está lista y puedo escuchar los aplausos de los presentes.

Uno de los técnicos me extiende mi cello, lo siento con fuerza y hago el ritual que me permite hacerlo parte esencial de mi corazón.

──Gracias. Primera vez sobrios…

Ignacio, Francia y todo el equipo están en la distancia observando todo, subo cuando la luz principal se enfoca en el centro del escenario, y los gritos aumentan.

Paseo mi mirada por el lugar, los niños están emocionados, y sus padres igual pero ella en primera fila se llama toda mi atención.

Está levantada aplaudiendo mi entrada.
La orquesta comienza, y tomo posición con ella mirándome, llena de orgullo, ilusión y amor.

Tomó el bastón y lo poso sobre las cuerdas haciendo que mi cello cobre vida y que la música fluya, fluya y haga vibrar a los que están frente a mi.
Mi piel se eriza al cerrar mis ojos y empezar a sentir las notas musicales.

Estoy viviendo.

Viviendo nuevamente.

Fluyo con los acordes, y paso de una canción a otra, haciendo disfrutar al publico de lo que sucede en el escenario.

Disfruto del concierto, por primera vez en mucho tiempo lo hago, no me estoy ahogando en un pena, no estoy tratando de olvidar nada, no soy un robot. Está Noche no…

Mañana recordaré la sensación, mañana me sentiré lleno de emoción y felicidad.
Cruzo miradas con Mimi cuando llega el momento de tocar la canción que más le gusta.

Cambio de cello y lo muestro a los niños contándoles la historia de este, mía sueños empezaron cuando lo sostuve en mis manos por primera vez y no pienso dejar de soñar jamás..

No creo que exista algo que me haga dejar de hacerlo




Amor platónico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora