capítulo 3

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Capitulo 3.
Mimi Rosé.
Ebrio.



Camino de un lado a otro pensando cómo lo levanto del suelo, está profundamente dormido…

Luka Hauser está en el piso de la floristería de Inés roncando.

¡Roncando!

Suspiro viéndolo fijamente, me tiemblan las manos al notar que está aquí, que pasé unos largos minutos deseando ir a verlo en su hotel, y ahora está aquí.

¡Aquí!

Me arrodillo cerca de su cuerpo, pellizco levemente su pecho pero no hace nada.

──Luka… ──susurro como lunática.
Con una voz que parece sacada de una película de terror.

──Luka… ──gruñe molesto. ──. Ok, ok. Me callo. Ya no digo nada pero es difícil, sabes es difícil… tú estás aquí, y yo he soñado mucho contigo. ──balbuceo nerviosa llevando mis dedos a mis labios. ──. Estoy nerviosa… y cuando estoy nerviosa hablo sin parar aunque contigo me pasan dos cosas…

Un fuerte trueno me hace brincar.

¡Mierda! Va a llover. 

¿Qué hago?

Me congelo cuando siento que su brazo me atrapa abrazándose a mi. Quedo sin habla, bajo mi rostro lentamente para notarlo con su cabeza en mis piernas y su brazo abrazando mi torso.

Un intenso calor me abruma, siento que estoy por desmayarme, me aireo con mi propia mano buscando no desvanecerme.

Me voy a morir aquí.

Me abraza con más fuerza y susurra que no lo suelte.

Hago un puchero al escucharlo, siento miles de cosas, la imagen que tengo de él es totalmente distinta a la que tengo en estos momento. puedo ver a un hombre terriblemente débil, y triste.

El temblor de mis manos se acentúa cuando busco acariciar su mejilla cubierta por una perfecta barba corta. Mis dedos cosquillean…

¡Hay mierda!

Me voy a desmayar.

Miro hacia el techo y cierro mis ojos por leves instantes.

──No seas idiota, Mimi. No seas idiota. ──me repito bajito. ──.  Oye, amorcito mío, debemos acostarte en un mejor lugar. ¿Me ayudas? ──inquiero volviendo mi vista a su rostro.

Siento mis mejillas arder.

Hago un gran esfuerzo para soltarme de su agarre. 

Sigue murmurando para luego volver a roncar.

Tomo mi teléfono, llena de tantas dudas e incertidumbres, no puedo dejarlo aquí en la tienda, no voy a dejarlo en el piso, y estoy segura que si lo despierto seguirá creyendo que está en un bar.

Marco una línea de taxis, tengo que resolver rápido.

──Eh, si, buenas… un taxi, por favor.
Susurro dando las indicaciones, tengo dos opciones llevarlo a su hotel o…

¿Llevarlo a mi casa?

¿A mi casa?

Tomo mi bolso, reviso que las llaves estén en él, meto mi bicicleta y la dejo en la trastienda.

¿Cómo mierda voy a subirlo al taxi?
Virgencita de las flores salvajes, ayúdame… si. Lléname de fuerza e inteligencia. Halo su brazo con fuerza para hacer que se siente pero su cuerpo se va de lado.

──Luka… ayúdame. ──digo haciendo fuerza. ──. Te vas a caer. 

La bocina del taxi suena. Voy a tener que pedir ayuda. Luka se cae y llevo mis manos a mi rostro al escuchar como su cabeza golpea el piso.


¡Mierda!

Eso dolerá mañana…

──Lo siento, lo siento, lo siento. ──digo nerviosa, lo reviso y lloriquea un poco pero luego se calma parece una niño.

Un niño carente de afecto.

El taxista insiste y debo dejarlo en el piso para pedir ayuda. Llego al auto amarillo y le sonrío al señor.

──Eh, buenas noches. ¿Cómo está? Mi nombre es Mimi, mi… novio está algo tomado, necesito ayuda. Le daré una propina, por favor.

Suplico, el señor pone sus ojos en blanco pero apaga el auto para bajar de este y ayudarme.

Me siento nerviosa por tener que mentir pero, ¿Qué iba a decirle?

Luka Hauser entro a la tienda creyendo que era un bar y cayó al suelo en un coma etílico, y bueno, no puedo dejarlo allí, tengo que llevármelo a mi casa y acostarlo en mi cama porque estoy enamorada de él y quiero cuidarlo.

Y acosarlo…

Iré presa, estoy secuestrando a alguien.
El señor detalla a Luka en el suelo, vuelve su vista hacia mi.

──Tuvo un mal día en el trabajo, y creo que se le pasaron los tragos.

──¿Cree? ──inquiere hacia mi.

──Ayúdeme, ¿Si?

Bufa, y se agacha para tomar a Luka del brazo, yo hago lo mismo del otro lado y entre ambos lo levantamos del suelo, no es fácil ya que pesa demasiado pero lo logramos, tomo mi bolso como puedo y entre tropezones lo sacamos para meterlo al taxi casi que dejándolo caer en el asiento.

Lo dejo allí, abre ligeramente sus ojos.

──Quien… eres…

Siento que el corazón va a salirse de mi pecho.

──Tu novia, mi amor. Te pasaste de tragos. ──murmuro nerviosa. 

Salgo del taxi y me voy directo a cerrar la tienda lo más rápido que puedo, los nervios me tienen más torpe de los normal, así que me tardo un poco pero lo consigo finalmente.

Cuando vuelvo al taxi, Luka está nuevamente dormido, se deja caer en mi hombro cuando me siento a su lado.

Ok, ok.

Indico mi dirección al taxista, este emprende el viaje directo a mi casa. No puedo llevarlo a su hotel…

¿Cómo voy a subirlo?

¿Dónde está la llave de su habitación?

¿Qué voy a decir?

La única opción que veo viable, o quizás yo estoy obligándome a verla viable es llevarlo a mi casa, no tengo que darle explicaciones a nadie, y allí estará tranquilo.

¿Qué le diré en la mañana?

Ya veré.

Llegar a mi casa se hace eterno, vivo en una pequeña urbanización no es de las más mejores de la ciudad pero es una segura. Mi pequeña casa es plácida, y me gusta lo poco que tengo en ella, llena de tanta plantas que se siente como un bello jardín que me llena de paz.

El taxista aparca en frente de mi casa.

──¿Podría…?

No dice nada, se baja del auto no muy contento, saco el dinero y tengo mis llaves a la mano para hacer todo rápido, y no seguir molestando al hombre que abre la puerta.

Bajo del auto, y esta vez le toca halar a Luka de las piernas para poder sacarlo, cuando casi cae a la cera lo sujeto entre los dos lo guiamos a la entrada de mi casa. Como puedo abro la puerta, extiendo el dinero al señor que lo revisa con su mano libre.

──Debería hablar muy seriamente con su novio, llegar a este estado de ebriedad no es bueno.

No digo nada porque tiene razón, no se cómo puede tomar tanto y quedar en este estado.

Lo suelta y casi me caigo al suelo con Luka pero me sostengo como puedo de la puerta, el hombre se marcha y tengo que arrastrar y volver a pedirle a la diosa de las plantas para que me dé fuerza y poder sostener a este hombre que me dobla el tamaño.

Siempre he sido pequeña y delgada, Luka Hauser mide 1,80 y yo 1,57, pesa casi los 90 kilos y yo apenas llego a los 54.

Se tambalea haciendo que casi me caigo con él y mi opción más cercana es dejarlo en mi sofá y eso hago lo dejo caer allí, sus piernas quedan fuera, su mano derecha también pero ya está seguro allí y yo me dejó caer en el otro sofá agotada.

El gruñido de mi gata me hace despabilar.

──¿Qué mierda hacías allí? ¡Gruñona! ──vocifero mientras sale huyendo para subirse sobre el cuerpo inerte de Luka.  Me tenso al ver cómo la muy desgraciada se acuesta y acomoda sobre su pecho. ──. ¡Bájate de allí! ──susurro, la muy desgraciada me ignora y me hace mala cara.

Se acomoda como si fuese el lugar más cómodo para dormir, y él ni la siente para ser sincera la envidio…

Yo quisiera dormir sobre su pecho pero, estando consciente.

¿Por qué tomo tanto?

¿Por qué está tan ebrio? 

Amor platónico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora