capítulo 50

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Capítulo 50
Luka Hauser
Soy alcohólico.

──Buenos días, mi nombre es Luka y soy Alcohólico. ──Susurro.

──Buenos días, Luka. ──Musita al unísono.

──Actualmente tengo 20 días sobrio, es el tiempo más largo que he pasado sin probar una gota de alcohol. Creía que podía controlarlo pero luego del primer trago, no puedo parar, se vuelve una necesidad. Un trago, dos, tres… luego una botella, dos o tres, sólo dejo de tomar cuando pierdo el conocimiento, cuando ya la necesidad es apagada por mi cuerpo embriagado. ──Musito. ──. Nunca supe decirle que no a un trago. Yo solo quería ahogar penas, pensaba que eso era lo que hacía. Pero, no. Yo le estaba dando poder a la enfermedad, yo me estaba destruyendo poco a poco. Sin importarme nada.

Bajo la mirada a mis manos.

──No venía a Chicago porque parte de mi infancia traumática la viví aquí.  Y aquí en la ciudad que destetaba conseguí mi salvación… ya no odio Chicago, no fue la ciudad lo que me hizo hacerme esto, fueron los recuerdos, esos que estoy aprendiendo a soltar. Entendí que para sanar mi enfermedad debo sanar mi mente y alma. Y voy por ello.

Elevo mi mirada y todos me estás
observando, el silencio abruma pero luego de unos segundos los aplausos son fuertes, muy fuertes.

Trago grueso entendiendo el avanza que he logrado en estos pocos días.

Estoy soltando, soltando el pasado.

──Muy bien, Luka. Quiero decirte algo. Estamos muy orgullosos de tu avance. Vamos por esa sanación completa, sanación de alma, espíritu, corazón y cuerpo. Ese es el objetivo, esa es la meta. ──Dice la coordinadora de la reunión. ──. Un día a la vez…

──Un día a la vez.

──Nos vemos mañana. Recuerden hacer sus notas, quiero que me traigan cinco propósitos de vida, los discutiremos. ──Susurra.

Me levanto sujetando con fuerza mi diario, ese mismo que ya hoy lleva un par de páginas llenas de letras.

Siento unas leves palmadas en la espalda, Erika mi coordinadora me sonríe.

──Estoy orgullosa.

──Gracias. ──Siseo.

──El avance que has tenido es enorme, Luka. Soltar nos hace libres.

──Si lo hace.

──¿Cómo vas con los caramelos?

──Bien, ya puedo distribuirlos, no me los como en una sentada. ──Musito, ella sonríe.

──¿Fuiste al médico?

──Tengo cita en un par de minutos.
Sonríe.

──Ok, no te retraso. Ve, y me encanta lo que estoy viendo. Poco a poco.

Asiento alejándome, salgo de la sala de reuniones cada quien se dirige a sus actividades.

Nos mantienen todo el día ocupados y eso ayuda, ayuda mucho.

Ya estuve en la piscina un rato, pase luego a la reunión y ahora me toca el chequeo médico. Mi coma etílico dejo secuelas que deben ser vigiladas.

Mi presión arterial los primeros me la puso difícil, ya hoy por medio de medicamentos la tengo controlada pero aún así me chequean toda la semana.

──Buenas tardes.

──Buenas tardes, Luka. Pasa… ──la enfermera me recibe. ──. Por favor, toma asiento.

Estiro el brazo como es costumbre, me coloca el brazalete para medir mi presión.

──¿te estás tomando el medicamento?

──Si.

Revisa con calma y anota en la historia.

──Está normal la presión. Pasa el doctor te verá.

Ingreso al área del consultorio, un señor mayor me espera con mi historia clínica en sus manos.

──Buenas tardes, Luka. ¿Cómo te sientes hoy?

──Buenas tardes, Doctor López. Mejor, la verdad. La palpitaciones han cesado. ──Musito.

Abre mi carpeta, y observa mis últimos análisis de sangre.

──Los medicamentos están haciendo lo suyo. Tu función hepática está en los niveles, hemos logrado controlar tu presión con los medicamentos, es importante Luka que cuides tu cuerpo, el cuerpo es un templo que merece respeto y amor.  Debes cuidar tu alimentación y hacer ejercicio, es probable que aumentes un poco de peso pero eso es algo que se puede controlar con una buena dieta y ejercicios.

──Estoy nadando todas las mañanas.

──Eso es bueno. ¿Algún dolor muscular?

Desvío mi mirada hacia mi mano, los temblores han cesado.

──No, ninguno.

──Baja el consumo de los caramelos, sé que es complicado pero trata de disminuir la cantidad.

──Estoy en ello. ──Sonríe al escucharme.

──Perfecto. Nos vemos la semana que viene.

──Así será.

Me levanto y me despido de él.
Salgo del consultorio con buen ánimo, me dirijo a mi habitación para alistarme para ir al jardín un rato.

Necesito aire fresco, he aprendido a apreciar la naturaleza, los silencios, la paz y la calma.

Noto que mi planta está en toda la ventana justo donde la dejé para que le diera un poco de sol, decoré la pared con todos los mensajes que enviaron mis fans y es lo primero que veo al despertar, y me anima.

Tengo la fotografía que le tomé a Mimi en su casa cuando descubrí que me había fotografiado dormido junto a mi cama y gracias a ella he podido escuchar mis canciones antes de dormir y con ello logro conciliar el sueño.

Tocan la puerta, me giro a verla dejando mi diario en la cama.

──Voy…

Abro la puerta, la coordinadora me sonríe.

──Me dijeron que te fue bien en tu chequeo. ──Musita.

──Si. Me fue bien.

──Que bueno. ¿Puedes venir conmigo, Luka?

──¿Pasó algo?

Niega.

Salgo de mi habitación, y la sigo hasta el lobby de la recepción donde un caja inmensa me espera.

Arielle aparece con una agradable sonrisa en sus labios.

──Te enviaron algo. ──Dice.

Me acerco a la caja, tiene un inmenso lazo rosa y eso me llena de emoción porque solo una persona haría algo así.

Destrozo el lazo y abro la caja para conseguir la funda negra de mi cello dentro de la caja.

──Erika y yo conversamos. Creemos que ya puedes tener tu cello aquí en el centro pero tendremos algunas reglas.

──Las que quieran. ──Murmuro apresurado, sacando la funda, deslizo el cierre y me quedo sin habla al notar cual es…

──Toma. Viene con una nota. ──Arielle me extiende una pequeña tarjeta.

La letra de Mimi me hace sonreír.


Este es el principio de una nueva vida, y esta debe comenzar con tu primer cello, el mismo que te enseño el camino al éxito y que te ha visto triunfar.


Te amo, mi amor platónico.
Paso mis manos por sus cuerdas, el olor a madera me impregna y siento la misma emoción que sentí la primera vez lo que tuve en mis manos.

Hago mi ritual, y la vida empieza a sonar con sus notas.

La vida empieza a tener sentido.

Amor platónico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora