capítulo 8

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Capitulo 8
Mimi Rosé
Caída.

Llego con el corazón a mil a la floristería, cierro la puerta detrás de mi y quedó pegada a esta para luego dejarme caer al suelo.

Me tiembla hasta el alma.

Llevo a mi corazón la misma mano que el sujetó, Luka Hauser se tomó un café conmigo, me tomo la mano y me habló.
Me habló.

Escucho unos pasos y elevo la mirada para ver a mi madre con Inés mirándome fijamente desde una distancia prudente.

──¿Secuestraste a Luka Hauser? ──inquiere mi madre y suelto a llorar en suelo cubriendo mi rostro con mis manos.

Sollozo con fuerza, mi sueño... mi sueño de conocerlo se hizo realidad pero lo que vi de él es algo que me destroza el alma.

Siento las manos de mi madre pasearse por mi espalda buscando calmar mi cuerpo.

──Cariño... huyamos. Así no podrán atraparte. ──Susurra mi madre. ──. Estamos a tiempo.

Río al escucharla, elevo mi rostro seca mis lágrimas como cuando era una niña y su rostro lleno de amor me abriga.

──¿En serio lo secuestraste? ──inquiere. ──. Me preocupa porque si revisan tu laptop hija irás derechito a prisión.

Niego al borde de las lágrimas.

──Yo sólo lo ayude. ──Susurro.

Mi madre se sienta a mi lado.

──Cumpliste tu sueño, eso debería ser bueno. ──dice con tono dulce.

──Debería...

Hace un leve mueca con sus labios.

──¿Viste quién en realidad es? ──asiento. ──. ¿Y es muy malo?

──Doloroso. ──Siseo dejando caer mi cabeza en su hombro.

──Mucho se esconde en el alma, cada uno batalla con demonios y temores, si es un alma triste espero que consiga paz y si es un desgraciado ojalá se le rompa una cuerda y le de en el ojo. ──Suelta para hacerme reír.

Ambas reímos.

──¿Qué haces aquí mamá?

──Bueno, Inés me llamó por segunda vez en el día y me dijo; Mimi secuestro a Hauser... y yo, mi hija irá presa, y luego dijo; Mimi se fue a tomar un café con él, y volví a decir; mi hija irá presa, y aquí estoy. Vine a borrar todo de tu laptop y a ayudarte a escapar. Mami siempre al rescate.

Sonrío al escucharla.

──Mamá estás loca.

──igual que tú pero aja, como se hace si así somos. ──dice.

Sé que todo lo que sale de su boca es para evitar que siga llorando, es su manera de aligerar lo que siento y lo agradezco.

──Vamos a pararnos. ──me levanto primero que ella para luego ayudarla. Inés nos observa y nos ofrece una tazas con té.

Largo un fuerte suspiro, y sorbo el té.

──Mimi me tomo una fotografía con él. ──Cuenta Inés a mi madre. ──. Ese hombre es bellísimo.

Dice muy alegre.

──¿Hauser estuvo aquí? ¿Y tomaste café con él? ──mi madre enumera sus preguntas. ──. ¿Cómo pasó eso?

Las observo a las dos quienes esperan animadas todo el cuento, pero en estos momentos no estoy de ánimos. Yo solo quiero distraer mi mente.

Mi madre carraspea, elevo mi mirada hacia ella, posa su mano en mi hombro y sonríe con dulzura.

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