capítulo 35

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Capítulo 35
Luka Hauser
Mal humor.

Estoy sentado con Mimi en el piso de su habitación mientras saca los póster que tiene sobre mi, tiene las mejillas rojas y sé que le incomoda y avergüenza lo que esta dando a descubrir pero a mí me encanta.

Porque no sólo soy dueño de su corazón, soy dueño de sus sueños, de sus ilusiones y de todo aquello que pasa por su mente.

──Esta sesión de fotos la recuerdo cómo si fuese ayer. Estaba de muy mal humor. ──Susurro viéndome sentado en un banco con un fondo blanco detrás de mi y me cello en mis brazos.

──¿Por qué?

──Estaba peleando las propiedades de mi madre, y no me dieron buenas noticias ese día. ──Musito.

Se arrodilla frente a mi.

──¿Las recuperaste?

Asiento con una leve sonrisa en mis labios.

──Si, finalmente si. Pero ella no vivió para verlo. Me gustaría… ──ella me observa. ──. Quiero llevarte a Zagreb.
Eleva sus cejas.

──¿Quieres llevarme a Croacia? ¿Para qué? ──su voz se oye como un leve susurro.

Hago a un lado los posters, y la halo hacia mi cuerpo para que se siente en mi regazo.

──Si, quiero que veas la casa en la que nací. Es bella… lo juro.

Sonrie con dulzura.

──¿Y cuando haríamos eso?

──Después del concierto. Podemos planificarlo.

Me pierdo en sus orbes azules, y el la dulzura que refleja su rostro.

Mimi, es el ser más dulce que he llegado a conocer. Es pureza pura, y me encanta que sea mía, porque así la siento. Parte de mi, parte de un sentimiento, y dueña de mi alma, de esa misma alma que hasta hace un par de semanas estaba en la oscuridad.

Es ese faro de luz que me guía.

──Ok. Lo planificaremos.

La abrazo a mi cuerpo.

──Mañana tengo reunión en el hotel, prueba de vestuario, y otras cosas. ──Informo.

──¿Cómo se siente el estar a un par de días de dar un gran concierto?

Suelto un suspiro.

──Me llena de emoción, me recuerda que si pude. Aunque… debo admitir te que me da nervios. Sobre todo por no llenar las expectativas de mis fans. ──Musito.

Acuna mi rostro y roza su nariz con la mía.

──¿Cómo puedes pensar si quiera eso? Deslumbras y eres mágico, cuando tocas llegas al alma, erizas la piel y nos llenas de vida. Tu eres magnífico Luka Hauser, nunca lo dudes.

Un presión se instala en mi pecho, ella me revoluciona.

Se acomoda mejor en mi regazo, mis manos se pierden debajo de su abrigo, el tacto de mis manos con su piel eriza mi cuerpo. Ella se estremece bajo mi toque.

Me desplazo por su piel en busca de su sujetador para liberarla de este manteniendo mi mirada en sus orbes.
Entre abre ligeramente sus labios..

──Te deseo. ──Confiesa.

Le quito el abrigo para pasarlo en encima de su cabeza, y lo hago a un lado dejándola sin nada, recorro con mi mirada su torso desnudo.

Acaricio su piel aterciopelada, el roce hace agua mi boca.

──Yo también te amo. ──Responde a mi confesión de hace rato. ──. Y mucho.

Me embarga una sensación extrema de felicidad.

Sus labios impactan en los míos, un beso pasional, un beso lleno de deseo y sensaciones, mi camisa queda en el suelo, libera mi excitación y eleva un poco sus caderas para que pueda adentrarme en ella.

Me recibe haciéndome parte de ella, fusionándose conmigo a la perfección, no soy perfecto, soy un desastre pero cuando ella me toca que siento único, cuando ella me besa me siento maravilloso…

Sus caderas empiezan a moverse lentamente, y la sensación que le produce a mi cuerpo es inexplicable.

Sus labios y los míos se encuentran en un deliciosa intercambio de amor, me llega hasta lo más profundo de mi alma.
Amar a Mimi, es mi cura y mi perdición.


***


──Los desayuno de hoteles son un delicia. ──susurra muy bajito.
Río al escucharla.

Despertamos muy temprano y vino conmigo al hotel para acompañarme un rato antes de irse a la floristería.

──Si, lo son. Aunque me quedo con tu café.

Levanto el pequeño termo que me preparo esta mañana y me sirvo un poco en la taza que tengo vacía frente a mi.
La tengo frente a mi con esos hermosos ojos azules, un ligera camisa blanca y el cabello suelto.

──¿Qué?

──Eres la mujer más bella que he visto en mi vida.

Sus mejillas se sonrojan.

Se oculta detrás de su taza de café y sonríe con timidez.

──Iré por más miel. ¿Quieres?
Asiento.

Se levanta con sutileza y se encamina hacia el buffet en busca de más miel,  no la pierdo de vista, disfruto de ella de la delicadeza y timidez con la que fluye.

Un chico se acerca a ella, me tenso al instante al notar la familiaridad con la que hablan. Él desvía su mirada hasta donde me encuentro esperando por ella pero inmediatamente vuelve su vista a Mimi y siguen con la conversación que aunque no es larga, me causa un poco de incomodidad en mi pecho.

¿Por qué? No lo sé.

Mimi vuelve para sentarse frente a mi. Esparce la miel por su pancake.

──¿quién es él?

──¿Quién?

──El chico que se te acerco.

Gira su rostro para dar con este que s encuentra atendiendo a un huésped.

──Trabaja aquí, lo conocí el día que te conseguí en tu habitación, baje a… enfrentarme a Ignacio y el me consoló.

──¿Consoló porque?

Mimi frunce su ceño, eleva su mirada hacia mi, sé que el tono en el que hago las preguntas no es el correcto pero es algo que no puedo evitar, me siento incómodo.

──Discutí con Ignacio. Me dijo que el abrirte las piernas no me aseguraba nada contigo.

Abro mis ojos en demasía, golpeó la mesa llamando la atención de todos.

──¿Qué te dijo qué?

Mimi deja de comer, me levanto de golpe, mi equipo de seguridad me sigue y se que ella también viene detrás de mi.

Intento mantenerme calmado, juro que lo intento.

El espacio pequeño del elevador, nos recibe.

──Luka…

──¿Por qué no me habías dicho nada?

──Luka. ──Insiste tratando de llamar atención. Posa pequeñas y delicadas manos en mi. ──. No importa. No le hago caso, no me importa lo que él piense o diga. Déjalo así.

Niego.

──Nadie se mete contigo. Nadie…

Las puertas se abre y me encamino a la suite que estamos utilizando para las reuniones y organizaciones. Abro la puerta haciendo que todos se detengan.
Francia se levanta.

──¿Dónde está Ignacio?

Francia señala hacia una de las habitaciones, y todos se hacen a un lado, entro sin tocar lo consigo pegado al teléfono frente a su laptop.

──Si, en un par de días te confirmo. Estamos pautando las fechas. Perfecto, te dejo… llegó la estrella. Si, chao.

Tranca la llamada y lanzo la puerta con fuerza.

──¿en qué mierda estabas pensando cuando le hablaste a Mimi así? ──Inquiero con rabia.

Ladea su rostro.

──No entiendo.

──”El que le abras las piernas no te asegura nada” ──repito sintiendo asco.
Eleva sus cejas, y se levanta.

──Ella cree que te conoce, se cree con derechos de algo que hemos  construido durante 10 años.

Siento que ardo de la furia.

──¡Algo que yo he construido por más de 10 años! Yo, entendido. Nada te da el puto derecho de hablarle así a una mujer, y menos a Mimi. Última vez que sucede algo así, o tendré que despedirte Ignacio. Mi carrera va a continuar sin ti. Mimi es mi novia y se respeta.

Me giro para irme pero su leve carraspeo me hace detenerme.

──¿Confías en ella, Luka?

──Lo hago…

──Espero que no te equivoques. De verdad lo espero.

No digo más nada, y salgo lanzando la puerta.

Mimi está junto a Francia en toda la puerta.

──Luka debemos probar la ropa del concierto. ──Mi estilista habla.

Me acerco a mi Mimi.

──Si el vuelve a hablarte de esa manera, házmelo saber. ¡Todos aquí deben respetarte! ¡Todos! ¿ok?

──Ok…





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