—Llegas tarde —Eliot me pone una cerveza en la mano incluso antes de que pueda sentarme.
Rhys le echa una mirada de reproche.
—Esa era para mí.
Me encojo de hombros y le doy un trago sin dejar de mirarle con una sonrisa. Rhys bufa como respuesta y se adelanta para robarle la suya a Eliot, que se levanta molesto a por más bebida.
—¿Dónde estabas, mamón? —Chris me sonríe con picardía, me conoce lo suficiente para saber porque llego tarde.
La cosa entre nosotros ha vuelto a lo de antes. Ninguno de los dos ha vuelto a sacar el tema de Jenna, salvo algún comentario para tocarle los huevos al otro. Nada que no hiciéramos antes.
—Con tu hermana —las carcajadas de los demás hacen que borre la sonrisa de la boca y me dé tal puño en el brazo que me lo deja acalambrado durante minutos.
—Que te jodan.
—¿Recuerdas la periodista? —sonrío cuando entrecierra los ojos con desconfianza.
—¿La rubia del escote?
—Hemos tenido una entrevista privada —paso el brazo por el respaldo y me acomodo en la silla, mientras Rhys y Eliot silban con asombro.
No sé porque hemos venido a este sitio tan cutre. Entiendo que quieran salir de fiesta como la gente normal, y que desde los tres últimos partidos que nos han hecho subir como la espuma, ahora es mucho más complicado disfrutar de un poco de intimidad, pero venir al bar más cutre de Los Ángeles, no creo que sea necesario. Aquí solo hay cuatro borrachos y un par de prostitutas, este sitio apesta, y me ha costado más de media hora aparcar.
—De mayor quiero ser tú —Chris me da unas palmaditas en la espalda con una sonrisa traviesa, me encojo de hombros y le doy otro trago a la cerveza.
—Es de las ruidosas.
—No me puedo creer que te hayas tirado a Megan Clark —Rhys me mira con recelo sin dejar de girar el vaso en las manos.
—No se me ha olvidado que me debes doscientos pavos.
—¿Tienes pruebas? —todos me miran expectantes, por supuesto que las tengo. No me he acostado con una de las periodistas de deportes más sexi porque apostara con Rhys que me la llevaría a la cama, eso ha sido un gran aliciente, por supuesto, solo con verle la cara que tiene ahora merece la pena, pero si no se me hubiera insinuado dos minutos antes, no me habría arriesgado por tan solo dos de los grandes.
—Siempre cumplo un reto.
Pongo el móvil encima de la mesa y abro la galería de fotos, me voy a las más recientes, y el rostro sensual de Megan aparece mordisqueando mi barbilla. No tengo la necesidad de tener que hablar de mis conquistas, suelo mantenerlo siempre en un segundo plano, fuera de los chismosos de mis amigos, pero si me retan, cumplo.
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Seduce Me
RomanceMujeriego, inalcanzable y comedido. ÉL es jugador profesional de fútbol americano en Los Ángeles, con dos únicas reglas que dictan su destino: proteger y guiar al equipo como capitán y no involucrarse sentimentalmente con nadie. Y nunca ha pensado e...