10. Esperar el momento adecuado

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Llevo todo el día encerrada en mi dormitorio, con los auriculares puestos y la mente en blanco. O eso intento, porque las últimas semanas han sido tan extrañas que ni siquiera sé si han ocurrido de verdad olas ha creado mi mente para darle un poco de sentido a mi vida anodina.

Hoy han terminado las clases, el verano hace acto de presencia, todos los alumnos parecían tremendamente felices por dejar la universidad atrás y disfrutar del tiempo libre, pero en mi caso, siento que, si me quitan esta parte de rutina, todo deja de tener sentido.

¿Qué hago cuando puedo hacer cualquier cosa?

No me gustan los tiempos muertos, porque mi cabeza decide ponerse a recorrer aquellos rincones ocultos que se han mantenido a la sombra por algún motivo, bien escondidos, para que no tenga que lidiar con ellos, mientras sigo con la mera existencia de vivir.

El año pasado regresé a casa para estar junto a Winter, pero ahora está aquí. Por primera vez desde que estudio en Pasadena, mi hermana vive bajo el mismo techo que yo, y en vez de estar disfrutando de su compañía, estoy tumbada sin hacer nada, perdiendo el tiempo y lamentándome por no poder ir mañana a clase.

Quizás sea lo mejor. Esta última semana ha sido la peor de mi vida, no solo porque Jenna sabe que existo, y lo ha hecho notar, sino porque no ha dicho absolutamente nada del encontronazo con Caden. Eso me ha mantenido alerta día sí y día también. Esperando a que hiciera algún comentario, a dar el siguiente paso para derrotarme. Nada. He tenido el corazón en vilo toda la semana para que nada nuevo haya sucedido. ¿A qué espera? ¿Por qué no ha dicho nada? Debería alegrarme, lo sé, pero me parece extraño, y eso me hace sentir incómoda. No dormí nada en toda la noche, sabía que todo cambiaría a partir de ese día, estaba tan mentalizada y ansiosa que me hice barritas de chocolate y crema de cacahuete. ¡NADA DE FRUTA! Una locura, lo sé, por suerte ya se me ha pasado. O no del todo. Porque me he quedado en la cama y no he salido desde que he llegado. Presiento que algo malo va a pasar. No puedo decirte el qué, pero lo sé. Jenna se lo está guardando para el momento exacto, y no sé si voy a poder soportar todo el verano hasta la vuelta con esta incertidumbre.

La voz de Winter tras la habitación contigua me trae de vuelta a mi dormitorio, donde ya apenas hay luz, y solo se ven algunas sombras que provienen del exterior. Me quito los auriculares para poder oír mejor. No quiero ser cotilla, sé que eso no está bien, aunque ya hace tiempo que no tengo billetes para el cielo, me gusta conservar un poco de humanidad. Su tono no es el de siempre. Me incorporo en la cama y cuelgo las piernas por el borde del colchón. Algo no va bien.

—Te lo prometo, Jayce —sorbe por la nariz, en un tono apagado y sumiso, uno que no me gusta en absoluto— Pensé que lo había cargado.

Silencio. Me pongo de pie, lentamente, intentando no hacer ruido. Me acerco hasta el marco de la puerta y pego la oreja, poniendo toda mi atención en la conversación. Solo puedo escuchar lo que mi hermana responde, pero con eso y lo que conozco a Jayce, puedo intuir la respuesta que hay del otro lado.

Seduce MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora