Todo pasa demasiado deprisa, ni siquiera soy consciente de la situación cuando me veo rodeada por muchos brazos y escucho lo mismo una y otra vez. «Para mí eres la ganadora». «Esto es un timo». «No pasa nada, seguro que habrá más ocasiones».
Consigo deshacerme de la gente y alejarme de todos ellos para coger algo de aire. Ahora mismo necesito un poco más de espacio. Respirar profundamente y aceptar la realidad. Pensé que se acabaría el mundo, pero la verdad es que no me siento tan abrumada como esperaba.
Una parte de mí siempre lo supo.
—Payton Cook, ¿verdad? —me giro para mirar a la mujer con voz elegante y rostro estirado que pregunta por mí.
—La misma —estiro la mano a modo de saludo—. ¿Puedo ayudarle en algo?
—La verdad es que sí —saca una tarjeta con detalles dorados y me la ofrece entre dos dedos finos con una manicura perfecta—. Mi hija tenía razón. No suelo hacerle caso cuando habla, ya que solo usa la boca para decir sandeces, pero he de reconocer que esta vez ha estado muy cuerda.
Me suena su rostro, pero no consigo ubicarla en ninguno de mis recuerdos. Observo la tarjeta que tengo entre los dedos y me quedo sin respiración cuando leo el nombre que aparece grabado en ella.
—Le ofrezco una oferta de trabajo —el corazón me bombea con fuerza—. No quiero que deje los estudios, necesito que termine de formarse para pertenecer a nuestro equipo de artistas, pero me encantaría poder reunirme contigo y que me muestres todo lo que tienes, para ver con cuál de ellas podemos empezar.
Miro la tarjeta que sujeto entre las manos temblorosas y a ella en repetidas ocasiones.
—Señora Lexington, yo... no sé qué decir —trago saliva, nerviosa y confusa a partes iguales—. ¿Jenna le ha hablado de mí?
No consigo evitar pensar que todo esto sea sospechoso.
—Jenna lleva años hablando de ti —se acomoda la melena sobre los hombros—. Una pena que nunca la escuche.
¿Ha dicho años? ¿Jenna sabe de mi existencia desde hace años?
—No sé qué le habrá dicho, pero...
—Mi hija nunca habla bien de nadie, así que cuando no paraba de alabar a su compañera de clase pensé que escondía algo detrás —me interrumpe—. No le hice mucho caso, ella es una experta en manipular a los demás, así que no le di mucha importancia, pero hoy he visto en siete obras todo lo que eres.
—Gracias, pero... no he sido yo la ganadora.
—Pues claro que no —me mira como si fuera idiota—. Este tipo de premios siempre van destinados a los artistas que pueden aportar algo. Por supuesto, económico.
—¿Qué quiere decir?
—Mi hija es una Lexington, es evidente que iba a ganar ella —se encoge de hombros—. Mi galería dona mucho dinero para fomentar este tipo de concursos, donde podemos descubrir nuevos talentos.
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Seduce Me
RomanceMujeriego, inalcanzable y comedido. ÉL es jugador profesional de fútbol americano en Los Ángeles, con dos únicas reglas que dictan su destino: proteger y guiar al equipo como capitán y no involucrarse sentimentalmente con nadie. Y nunca ha pensado e...