Siento la mirada de Jasmine clavada en la nuca, intento fingir que no estoy incómoda y que todo va de maravilla, pero saber que tu mejor amiga es medio bruja, no ayuda. En absoluto. Nada de nada.
—¿Quieres contármelo? —pregunta tras un carraspeo de garganta.
¿Ves? Medio bruja.
—¿El qué? —finjo que me estoy retocando el pelo, aunque ya está perfecto desde hace horas.
—Lo que sea que te preocupe... —suspira y me aparta el cepillo de la mano para que deje de pasarlo por encima de las ondas y acabe estropeando el peinado—. Yo también estoy nerviosa, es normal, mi mejor amiga va a presentar siete obras en una galería dónde irá gente muy importante, y lleva puesto uno de mis diseños, que le queda como un guante, por cierto —me rodea la cintura con el brazo y apoya la barbilla en mi hombro, conectando nuestras miradas a través del reflejo del tocador—. Puedes estar nerviosa, puedes estar triste, incluso furiosa. Es completamente normal.
—Estoy bien —le sonrío al reflejo, aunque no consigo que la sonrisa me llegue a los ojos.
—Prefiero que no digas nada a que me mientas a la cara, Pay.
Dejo escapar un largo suspiro. Creo que no he aprendido nada de las mentiras y lo que estas acaban provocando, porque últimamente no hago más que mentir y mentir sin parar. «Estoy bien, gracias». «No te preocupes, todo se arreglará». «No echo de menos a mi hermana, me he acostumbrado. «Me encanta mi trabajo, es dinero fácil y se me da bien». «Tampoco estaba tan enamorada». «Soy muy feliz».
—Echo mucho de menos a Winter —me tiembla el labio inferior, pero respiro hondo para calmar las inmensas ganas que tengo de llorar.
—Hemos hablado con ella hace apenas unos minutos —me aprieta la cintura un poco más y yo le envuelvo las manos con las mías—. La has oído, está más feliz que nunca.
—Es que todo ese asunto que se trae... —me muerdo el labio preocupada.
—Confía en ella.
Asiento con resignación. No me queda otra que confiar en mi hermana, y creer que sabe que es mejor para ella. No soy su madre, no soy su dueña, no puedo seguir decidiendo por ella.
—No creo que todo se arregle —continuo bajito, con apenas un hilo de voz, porque todo esto me duele tener que decirlo en alto, pero ya es hora de dejar de mentir, de mentirme a mí misma—. He dejado de intentarlo.
Jasmine suspira apenada en mi hombro, en la misma postura de antes.
—Yo no habría aguantado tanto.
—Tú no te habrías rendido —respondo completamente segura—. Eres mucho más fuerte que yo.
—Llevas tres meses insistiendo, eso no es precisamente ser débil —me alienta con la mirada—. Lo has intentado, pero entiendo que necesites pasar página. Mi hermano es...
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Seduce Me
RomanceMujeriego, inalcanzable y comedido. ÉL es jugador profesional de fútbol americano en Los Ángeles, con dos únicas reglas que dictan su destino: proteger y guiar al equipo como capitán y no involucrarse sentimentalmente con nadie. Y nunca ha pensado e...