26. Que no quieras volver

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Caden no exageraba al decir que montaría todo un cine de verano en su jardín para nosotros

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Caden no exageraba al decir que montaría todo un cine de verano en su jardín para nosotros. Colchón hinchable cubierto de mantas suaves y cojines esponjosos, un enorme proyector que ocupa toda la pared frontal, palomitas dulces y saladas y un sinfín de platos con comida y variedad de bebidas en una mesa de picnic.

Apenas hay luz solar, por lo que ha repartido guirnaldas con pequeñas bombillas colgando por todo el jardín, creando nuestro propio universo repleto de estrellas.

Observo todo a mi alrededor, con las rodillas pegadas al pecho mientras Caden conecta su portátil al proyector y prueba los altavoces. No debería estar aquí, no cuando mi corazón no pretende hacerle caso a la razón. Nosotros jamás hemos hecho este tipo de planes, apenas hemos estado unas diez veces en total a solas en toda nuestra vida, y tres han sido en la última semana. No puedo permitirme ser una más, una de las chicas que pasan por la vida de Caden durante un par de meses y después desaparece como si no hubiera ocurrido, porque en mi caso, yo no podría seguir con mi vida como si nada.

Debería estar prohibido tener esa espalda, o esos hombros, o esos brazos... La marca de la camiseta que lleva debería pagarle un pastizal solo por llevarla. Aunque, ahora que lo pienso, seguro que ya lo hacen, porque no hay cosa que Caden Turner utilice o suba a sus redes sociales, que no se agote al instante.

Todavía recuerdo el invierno pasado, cuando Jasmine lo retó a subir una foto con la camiseta del revés y lo hizo tendencia. Semanas después varias marcas contactaron con él para que fuera su imagen principal en la nueva campaña, en la que, como no, las prendas principales tenían las costuras por fuera. Y los entiendo, porque hasta yo quise llevar una puesta, o más bien ser esa maldita camiseta, ya que estamos.

No se lo digas a nadie, pero compré diez revistas tras su publicación. ¿Por qué diez? Está claro, sabía que las usaría tanto que se acabarían estropeando. Mujer previsora vale por dos, y yo tengo diez revistas bajo el colchón de mi cama donde Caden sale semi desnudo.

—Payton.

—¿Sí? —recorro toda su espalda, aprovechando que lleva varios minutos sin ser consciente de cómo le miro.

—Si sigues mirándome así no vamos ni a empezar la película.

Su espalda vibra con una carcajada. Me pongo roja como un tomate y aparto la mirada de su cuerpo. No es posible que lo sepa si ha estado todo este tiempo de espaldas.

—No te estaba mirando —miento con convicción— Pero estás en mi campo de visión.

Caden sonríe con sensualidad, mi ojos bajan hasta sus labios, me detengo varios segundos en esa zona peligrosa y tentadora hasta que me obligo a volver a subirlos a sus ojos.

—Mientes fatal —pulsa el play de la película y se aproxima hasta la cama improvisada, dónde me ha obligado a mantenerme mientras él preparaba todo.

Seduce MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora