38. Que no sea la última vez que lo hagas

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Contenido altamente caliente.

Este texto incluye contenido sexual y explícito que puede enganchar y provocar ganas de seguir leyendo.

JAJAJAJA, es broma, pero por si alguna prefiriere saberlo antes de leerlo, tened agua fría a mano.

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Apenas siento los labios, pero no me importa, no pienso dejar de besar a Caden

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Apenas siento los labios, pero no me importa, no pienso dejar de besar a Caden. Mi yo de ocho años no me lo permite, necesito todos esos besos que he deseado durante años, que he imaginado una y otra vez, aunque no tuviera ni idea de que sería mucho mejor en la realidad.

—Payton... —su voz suena como si acabara de terminar una carrera. No me separo, no dejo de besarle. No pienso parar ahora— Nada de sexo. Si no paramos ahora no podré mantenerlo.

—No lo mantengas.

Sigo besándolo con los ojos cerrados, pero noto como su cuerpo se tensa, su actitud cambia y sus manos ya no me tocan con lujuria. Abro los ojos. Azul. Solo veo un impactante azul. No puedo pensar con claridad, mi mente está en los besos que ya no nos estamos dando. Lo deseo. Lo quiero tanto que no tengo ni idea de cómo, cuándo, ni por qué, pero lo quiero. Lo quiero joder.

Salgo de mi cabeza y empiezo a actuar. Necesito hacerle saber qué voy en serio, que es lo que quiero, y que estoy preparada para hacer el amor con él.

Doy un par de pasos hacia atrás, dónde puedo hacer pie sin tener que estirar el cuello para no ahogarme. Me aseguro de que sus ojos están puestos en mí y doy el paso. Estoy harta de pensar tanto. Solo quiero actuar.

Tiro del lazo del sujetador de mi bikini.

Lo desato con un movimiento sencillo.

Lo dejo caer al fondo de la piscina, justo a los pies de Caden.

Jamás en toda mi vida me he arriesgado tanto. Nunca he actuado sin pensar, de forma temeraria o estúpida. Estoy apostando por esto, y puede ser que lo pierda todo, pero ahí está él, con la mirada clavada en mis pechos desnudos. No han pasado ni diez segundos y ya empiezo a perder mi valentía. Bajo la vista al agua, dónde mi bikini yace en el suelo, a pocos centímetros de sus pies. No puedo mirar hacia otro lado, tengo demasiado miedo de ver qué pasa por sus ojos, la tensión no deja de crecer, siento una presión en el pecho que no desaparece hasta que escucho su voz.

—Nada de quitarse la ropa.

Levanto la mirada de golpe. Nunca me he sentido insegura con mi cuerpo, pero en este instante siento que su reacción habría sido diferente de parecerme más a mi hermana, de tener sus curvas y sus voluminosos pechos. O de ser tan sensual como Jasmine, con esa seguridad que emana por cada poro de la piel. Me siento completamente insegura de cada cosa que estoy haciendo, de las palabras que han salido de mi boca, de mis actos inapropiados con el hermano de mi mejor amiga o de lo que estoy transmitiendo a la persona que más me importa.

Seduce MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora