14. Esto no va a terminar bien

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Hola, hola, ya tenéis el capítulo nuevo de hoy.
Disfrutad de la lectura 🧡
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Desde muy pequeña, tengo la facilidad de viajar mentalmente a cualquier parte del mundo

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Desde muy pequeña, tengo la facilidad de viajar mentalmente a cualquier parte del mundo. Siempre he tenido que buscar una válvula de escape para poder soportar los gritos de papá, los insultos de mamá, las burlas de los niños en clase, o las miradas de lástima hacia Winter y a mí por llevar la misma ropa durante años, o por el simple hecho de no poder estrenar las zapatillas que estaban de moda porque en casa el sueldo de papá solo llegaba para pagar el alquiler. Al principio, solo lo conseguía a través de los libros, teletransportándome a las historias que los personajes me narraban, pero cuando descubrí la pintura y la fotografía, fui yo misma la protagonista de mi propia historia.

La imaginación es una forma de viajar lejos, dónde todo duele menos. Y yo soy una experta en eso. Ahora, solo me hace falta cerrar los ojos para que mis pensamientos cobren vida.

No he vuelto a hablar con Caden desde la fiesta. Todo sigue igual de confuso en mi cabeza, pero no consigo unir la imagen que tengo de él con la sensación amarga de lo que hizo conmigo. He dormido todas las noches con su camiseta puesta. La tela es demasiado gruesa, y me queda tan grande que parece un vestido, pero no por eso he podido desprenderme de ella. Ya no huele tanto como el primer día, el aroma característico de Caden se está perdiendo con las horas, pero yo me aferro a él todo lo que puedo.

Cada vez pienso más en él, cuando creo que lo he superado, mi subconsciente me devuelve un retazo que creía perdido, y todo lo que siento se multiplica en mi pecho, como fuegos artificiales brillando en el cielo. A veces me gustaría ser más valiente, ser el tipo de chica que Caden se merece. Desearía no tener tantos miedos, atreverme a ser una mejor versión de mí misma y no mantenerme a flote en la zona segura. Pero cuando él está cerca, toda mi inseguridad me abraza como una boa alrededor de mi cuello, y ni siquiera consigo respirar.

Cierro los ojos y me evado de la realidad. Me transporto a un espacio oscuro, iluminado por luces de neón de color rojo. Me siento ligera, mi cuerpo se mueve con seguridad hacia la barra de pole dance que hay en el centro del escenario. Rodeo la estructura cilíndrica con los dedos y dejo que mi cuerpo se deslice por ella, sintiendo el frío metal rozando mi piel desnuda. Llevo una lencería semi transparente, de color rosa fucsia, un modelo y un color que jamás me atrevería a llevar, pero que en mi imaginación me resulta algo de lo más normal.

Me siento femenina y sensual, echo la cabeza hacia atrás, el pelo me acaricia la espalda mientras giro en la barra, sostenida con tan solo los brazos y las piernas. Mi cuerpo fluye como si fuera una pluma, no me importa estar en un sitio público, expuesta a miradas ajenas, cuando tan solo llevo ropa interior como única prenda. Se me crispa el vello cuando siento alguien a mi espalda, sin la necesidad de girarme, sé que es él. Nadie más provoca esta sensación en mí.

Giro mi cuerpo para quedar de frente. Está observándome en penumbras, escondido tras las sombras. Las luces rojas marcan el contorno de su rostro, resaltando sus facciones. Tensa la mandíbula cuando me acaricio con los dedos, subiendo lentamente por mi ombligo, sin dejar de romper el contacto visual con él. Rodeo mis pechos con las manos, imaginando que son las suyas las que me acarician, y un tímido gemido sale de mi boca. Uno de los focos ilumina su cuerpo cuando se acerca decidido hasta mi posición. Retengo todo el aire en mis pulmones, incapaz de expulsarlo. El azul de sus ojos es más oscuro del normal, sus pupilas se dilatan y pasa el pulgar por encima de mis labios.

Seduce MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora