Mujeriego, inalcanzable y comedido. ÉL es jugador profesional de fútbol americano en Los Ángeles, con dos únicas reglas que dictan su destino: proteger y guiar al equipo como capitán y no involucrarse sentimentalmente con nadie.
Y nunca ha pensado e...
Hola guapuras, os dejo el capítulo de hoy. Disfrutad de la lectura 💖 —————————————————-
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Llaman al timbre de forma insistente. Aporrean la puerta como si quisieran demolerla a puños. Escondo la cabeza bajo la almohada, pero el molesto sonido retumba por toda la casa.
Mantengo los ojos cerrados, sea quien sea, ya se irá, no quiero despertarme todavía. Estiro el brazo, buscando el cuerpo cálido a mi lado. Solo quiero seguir durmiendo mientras la siento a mi lado. No recuerdo hace cuánto que no duermo tan bien, pero espero que no sea la última. Palmeo el colchón en busca de su calor, del tacto suave de su piel, y del aroma que desprende su pelo, pero, aunque he recorrido las sábanas al completo, no hay ni rastro de ella.
Abro los ojos de golpe. La cama está vacía. Miro la hora en el reloj que hay en mi mesilla. Mierda. Es la una y media. Me levanto de golpe, pero sigo tan dormido que me tropiezo con los cojines que hay en el suelo. Recupero el equilibrio mientras me hago a la luz. Compruebo que no está en el baño, continuo por el pasillo, mirando en todas las habitaciones, pero no hay ni rastro de ella. Payton se ha ido.
El timbre vuelve a sonar. Sea quien sea, no pretende largarse. Me paso las manos por la cara mientras bajo las escaleras a trompicones hasta llegar a la puerta principal. En cuánto abro, la luz natural me deja ciego por unos segundos. Veo varias manchas negras hasta que pestañeo y me encuentro con el rostro furioso de mi hermana.
—¿Qué ha pasado? —me espabilo de golpe, por mi cabeza pasa todo tipo de situaciones horripilantes, me hago a un lado para que pase, pero antes de que pueda apartarme, Jasmine me arrolla como un vendaval y doy un traspié hacia atrás.
Cierro a mi espalda y la sigo hasta el salón. Me doy cuenta de que tan solo llevo ropa interior puesta, y que tengo restos de labial por todo el cuerpo. Las imágenes de anoche se agolpan unas contra otras en mi cabeza, los recuerdos son nítidos, como si se hubieran grabado a fuego en mi piel. Dudo que pueda quitarme la sensación de los labios de Payton en mi cuerpo. Saco todos esos pensamientos cuando Jasmine se gira para encontrarse conmigo y se percata de mi estado.
—Con que es verdad... —su mirada es dura y cargada de ira, pero el tono de su voz revela decepción. Intento entender a qué se refiere, pero no consigo descifrar nada en el lenguaje de su cuerpo.
—¿El que?
—No te hagas el imbécil —me ataca de forma gratuita.
Alzo ambas cejas a la vez, lo último que me apetece tras despertarme a base de golpes en la puerta principal, es que mi hermana juegue al ratón y el gato conmigo, porque no tengo la cabeza para adivinanzas. Ni siquiera he podido asimilar lo ocurrido anoche, o que Payton ya no estaba en mi cama cuando me he despertado. Solo quiero asegurarme de que está bien, y para eso necesito que mi hermana se largue de mi casa cuanto antes.
