21. No me parece justo que nos riamos juntos pero que llores sola

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Por primera vez desde que trabajo en la línea erótica, no he tenido que fingir

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Por primera vez desde que trabajo en la línea erótica, no he tenido que fingir.

No he podido dormir en toda la noche, en mi cabeza daban vueltas todo tipo de pensamientos, pero los más recurrentes fueron la discusión con Winter y darme cuenta de algo que siempre supe pero que no quise admitir. Llevo meses hablando con Caden a través de la aplicación. Siempre ha sido él, lo que quiere decir, que siente algo por una mujer, una con mucha más suerte que yo.

Algo dentro de mí siempre lo ha sabido, he buscado todo tipo de explicaciones para pensar lo contrario, porque el hecho de pensar que el chico del que llevas toda tu vida enamorada te llame a través de una aplicación para tener sexo telefónico, no entraba en mis citas ideales. Mucho menos si ese chico es Caden Turner, el hombre de moda, el deseo sexual de todas las mujeres con ojos en la cara, el soltero más codiciado desde que ganó su primera super bowl.

Esto es una pesadilla.

Muevo la cuchara en círculos, mezclando las piezas de frutas cortadas en pedazos pequeños con yogurt natural. Ni siquiera tengo hambre, tengo resaca emocional, y una sensación de vacío expandiéndose por todo mi cuerpo. Debe de ser temprano, porque apenas hay ruido en el exterior, y Jasmine y mi hermana duermen en sus dormitorios.

Entra una brisa agradable por el balcón, dónde cada vez hay más plantas y menos espacio para salir a pintar. Winter ama las flores, a un nivel casi obsesivo. No exagero al decir que hay diecisiete macetas en un balcón de doce por cuatro baldosas. Desde que vive con nosotras, la casa siempre huele a primavera y hay flores de colores adornando todos los recipientes que sirvan como maceteros. Es agradable despertar y ver tantos colores vibrantes por todas partes, pero yo nunca he conseguido mantener ni a un pobre cactus, supongo que es otra de las cosas que nos diferencian a las dos. Si no fuera por la marca con forma de corazón que ambas tenemos en la cadera, pensaría que no somos hermanas, ella siempre ha sido mucho mejor que yo. Más valiente. Más sensible. Más pura.

Mi único objetivo ha sido siempre cuidar de ella, cubrir la falta por la carencia de mamá, conseguir que la sonrisa nunca se fuera de sus ojos. No sé ser solo su hermana, que es lo que ella siempre me pide.

Escucho una de las puertas abrirse y reconozco sus pasos enseguida. Me enderezo en la silla y estiro el cuello para asomarme al pasillo y visualizar a Winter somnolienta arrastrar los pies hasta la cocina. Me mira al pasar por mi lado, pero como desde que me fui de la fiesta con Jayce, hace como que no existo y pasa de largo sin decir nada. Cojo el cuenco con fruta y la sigo hasta la cocina.

—¿Quieres? —pregunto al ponerme a su espalda sin recibir ninguna respuesta de su parte. Su cuerpo se tensa al escucharme, pero finge que no estoy y me sigue ignorando— Son frutos rojos. Tus preferidos.

Mira de reojo al cuenco, sé que se está debatiendo entre tener que prepararse algo para desayunar o coger lo que le ofrezco. No sé si es más vaga u orgullosa, pero en cuanto tensa la mandíbula y abre la nevera, descubro que es mucho más la segunda.

Seduce MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora