Capítulo I. La premoniciones de un Alfa.

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Arcel.

Laurier Wood, Época actual, Ontario, Canadá.

- "Otra vez ese sueño"- dije en voz alta, llevan años soñando el mismo sueño, sabía que mis poderes que querían decir algo. ¿Pero qué?

En mi sueño, mi lobo y yo corríamos por separados pero unidos, por la espesura del bosque estábamos felices, en un momento todo se nublaba a mi alrededor y una gran nube borrosa, aparecía ante nosotros, detrás de ella, dos siluetas una de mujer y otra de una gran loba aparecían, mi lobo olfateaba el aire, y en segundos se alteraba moviéndose de un lado para otro, mientras gruñía excitado y muy nervioso.

- "¡Mía!"- lo oía gritarme en mi cabeza.

La boba también estaba excitada, y se movía de un lado a otro, mientras de vez en cuando miraba a la mujer, que permanencia rígida sin moverse, como si no estuviera atada. Yo seguía sin verlas, sólo veía una silueta, tras una cortina de espeso humo.

- "¡Libérala!, ella es tuya, sólo tuya, tu luna, y yo le pertenezco a él. Libérala, libérame, y reclámanos."- decía la loba en mi cerebro.

Mi lobo estaba fuera de sí, quería romper la nube de humo, para liberar a su compañera. Corrí hacia la nube, pero estaba cada vez más lejos, y finalmente me desperté.

Aun en mi interior, mi lobo estaba agitado, quería seguir luchando con la nube que nos arrebataba a nuestra mate, y las ganas de salir a correr, sin rumbo, me hicieron agonizar, me levanté, y ni siquiera me vestí, salí tan sólo con unos shorts, que me quitaría antes de transformarme.

Bajaba por las escaleras de la mansión, cuando una voz me detuvo.

- "¿No puedes dormir, Élu? ¿Otra vez esos sueños?"- no pude sino sonreír, nadie en la casa me llamaba así, sólo mi tía abuela Alisha, a la que yo llamaba Mémé.

Era la única persona que no está sometida al mandato de mi Alfa. Aunque ella, no dejaba que nadie lo supiera, hacia creer a todos, que yo era su alfa, la persona a que ella obedecía, eso obligaba a todas al hechiceras de su aquelarre a seguir mis ordenes sin protestar.

- "Mémé, ¿pero es que tú no duermes?"- sólo la llama Mémé cuando estábamos solos, significaba abuela en frases canadiense, y eso era ella para mí, ella y mis primas era la única familia que me quedaba. Mémé también me llamaba Élu, cuando estábamos solos, significa el elegido.

La verdad es que, cuando mi manada y yo nos mudamos a Canadá, siguiendo la promesa que le hice a mi padre, llegamos en el momento justo que el aquelarre de Mémé, estaba siendo perseguido por los furtivos que querían las tierras que ellas protegían. Y nosotros llegamos justamente cuando las tenían acorraladas en una cabaña, e iban a matarlas incendiando la cabaña.

Nosotros las protegimos, y matamos a los furtivos. Cuando las liberamos, Mémé se acercó a mi directamente, y me dijo.

- "Te esperaba Élu, siempre te he esperado, ahora la familia está completa."- al parecer mis sueños, son herencia de mi madre y mi abuela, la hechiceras del Aquelarre de mi abuela, tienen entre otros poderes, el poder de predecir el futuro, debido a que sacan su magia de la naturaleza, están muy conectados con ella, y los lobos, somos seres de la naturaleza.

Mémé me vio llegar en sus sueños, y que cuando yo llegara, la vida de su Aquelarre, llamadas Mesdames de Lefebvre, y la del clan Roter Mord, habría al fin, tranquila, que viviríamos en armonía, y que nos ayudaríamos los unos a los otros, porque su Alfa tenía sangre de una Mesdames de Lefebvre.

Y así fue, mientras el clan cuidaba del aquelarre, ellas cuidaban del bosque que daba vida a los lobos, Laurier Wood, además de proporcionar suerte para todos los que protegiera al clan y al aquelarre.

Una luna para el CEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora