Epílogo.

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Elizabeth.

Cuando desperté me sobresalté, pensando aún estaba en medio de la batalla, sólo el calor del cuerpo del hombre que me abrazaba me hizo darme cuenta de que todo había acabado, y que mi hermana Nereida, ya no existía, la verdad es que desde que Faith y yo combinamos nuestras energías y nuestros poderes, todo se volvió borroso, apenas recuerdo nada, era como si algún ser se hubiera apoderado de las dos, haciéndonos que nos convirtiéramos en un solo ser.

La alegría me invadió, la necesidad de correr y revolcarme en la hierba me era prácticamente inaguantable, pero también entendí que mi hombre llevaba horas cuidado de mí, ya que la lucha de esa mañana lo había dejado agotado. Con cuidado me deslicé fuera de sus brazos, de la cama, y con una bata ligera, me dirigí fuera de la habitación, hasta el portal que me llevaba al bosque de la manada. Tras quitarme la bata me transformé, y corrí hasta la esplanada que había cerca de la cabaña. Ese era el mi lugar favorito de todo el bosque.

Ya estaba rodando por la colina con mis cuatro patas al aire, mientras feliz, gruñía, y gemía de felicidad, cuando una voz, me hizo girarme, para mirar de donde procedía.

-"Las grandes mentes piensan igual, Eli."- me dijo el Fénix. No pude evitar acercarme a ella y lamerle la mano.-"Hay algo que quiero hablar contigo, pero debes volver a transformarte."- me dijo, yo giré mi cabeza de lobo, a una lado, como queriendo decir que no la entendía.

Pero como dijo, me transformé, y de debajo de un árbol saqué la bata que había llevado en mi boca hasta el claro. Tras vestirme, me senté junto a Faith.

-"El día después que murió, Aisha, se me apareció en sueños, y me dijo que cuando hubiéramos ganado, debía decirte dos palabras que tú ya entenderías."- yo la miré.

-"No se a que te refieres, pero dímelas, a ver si entiendo algo."- le dije.

-"Le bonheur"- nada más oir esa palabras un enorme dolor de cabeza me pinzó, y recuerdos, que yo no recordaba, llegaron a mi mente, donde una conversación con Aisha me golpeó.

-"Debemos llegar la habitación de Aisha, y deben venir tanto Isaak, como Arcel."- le grité a una sorprendida Faith, me levanté, y sin espera por ella, agarrándome como pude la caprichosa bata, corrí de nuevo hacia el portal, hasta que sentí que la hierba se me enredaba, y no me dejaba avanzar.

-"¿Quieres pararte y pensar con la cabeza? Teletranspórtanos a nuestra habitaciones, y tras despertar a nuestros mates, iremos a la habitación de Aisha, y deja de correr como un pollo sin cabeza, para todos lados, y menos vestida así, o el Alfa acaba con toda la población masculina de la mansión."- me dijo la bruja pelirroja, que me había detenido con sus poderes, para que nos corriera como una loca.

Y así lo hicimos, media hora después estamos, los cuatro, en la puerta de la habitación de la difunta Aisha. Todos estábamos demasiado tristes, como para abrir la puerta. Fui yo, alentada por mis recuerdos, la que me decidí que tenía que cumplir con la última voluntad de la gran hechicera, la tía abuela de mi pareja.

En cuanto entramos, su olor nos llegó fuerte, al menos a los licántropos, y vi como la mirada de mi marido se afilaba por el dolor, aunque como buen Alfa no mostraba ningún sentimiento, pero yo, por nuestra conexión, sabía que esto estaba siendo muy duro para él.

Por respeto a él no dije a nada y me acerqué a la pata de la cama que me había dicho la gran hechicera. Concreté el ritual que ella me había relatado, y la pata de la cama se giró, de bajo de ella, se abrió una trampilla, donde encontramos, aparte de muchas más cosas, como joyas, pócimas, y algunos cuadernos mágicos, cuatro cartas.

Todas iban dirigidas a cada uno de nosotros, y como Aisha me pidió, debíamos abrirla en ese momento, cada uno abría la suya, y debíamos leérsela al resto. Las cartas estaban por orden, la de Arcel, era la primera, luego iba la de Isaak, tras ella, iba la de Faith y finalmente la mía.

Una luna para el CEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora