Una luna para el CEO.

Capítulo XXXVIII. Nereida, la gran diosa oscura.

Narrador.

Oaxaca, Provincia del Yucatán, 2 días antes, México.

La diosa oscura, veía como la hordas de seguidores que había hechizado atacaban a los protectores de muchas tribus y parajes naturales de estas bellas tierras de la península del Yucatán, mientras ella luchaba con las últimas deidades que aun se resistían a su dominio.

-" No te lo voy a poner fácil, maldita diosa oscura. Se que será difícil que venza a la oscuridad, y a tu ennegrecida alma, ahora sólo eres una carroñera del poder de otros, te alimentas del odio, los celos, la envidia, y el dolor, negando tu máxima, proteger la vida y la naturaleza, no eres mejor que muchos humanos, maldita diosa oscura."- le dijo Coquihani, la deidad protectora y rey de los Zapotecos.

Nereida sólo se río y lanzó otro ataque a varias de esas deidades, hiriendo al dios Nexhequiriac, dios creador de los Triquis, el cual para proteger al restos de sus hermanos y sobrinos, creo con las ultimas fuerzas que le quedaban un muro infranqueable, que protegía tanto a su pueblo como a las deidades que quedaban, sacrificándose por proteger todo aquello que había creado.

La diosa oscura absorbió el poder que pudo, que no fue mucho, porque el gran dios entregó toda sus energía divina al último de sus hechizos, además gracias a su sacrificio, el poder del dios Nexhequiriac, se purificó, y este poder no podía ser tocado por ninguna oscuridad, ya que la destruiría desde dentro.

La lucha fue encarnizada y muchos seres mágicos, por desgracias, si no se sometían a los designios de la malvada diosa, acaban falleciendo bajo terribles dolores, pese a eso mucho prefirieron ese final, que contribuir a la destrucción de la naturaleza y de la vida.

Cuando todo acabó, la provincia del Yucatán parecía un campo de batalla, los humanos poco sensibles a la naturaleza, apenas lo notaron, pero aquellos que viven en armonía con ella, y la cuidan y la respetan, se horrorizaron ante tal masacré.

Ya en la tarde, Nereida se dedicó a recuperar sus fuerzas en el único lugar donde aún era su reina, poco a poco se introdujo en el mar, y sumergiéndose en sus aguas, decidió quedarse los dos próximos días recuperándose que era lo que necesaria, mientras en tierra y en mar, muchos de sus seguidores, por órdenes de ella, se reorganizaban para la gran batalla.

Mientras la diosa permanecía en su letargo reconstituyente, fue visitada por la única persona que ella pensaba que nunca lo haría, despertándola de su profundo sueño.

-"¿Qué mal es el que estás creando, hija?, ¿Tan indigno es tu reino, que quieres acabar con todo lo que no entiendes o no se te dio?"- le preguntó el Dios Sol desde lo alto de su cabeza.

-" Y hasta que por fin te acuerdas de mí, padre, ¿Es que en tu mundo de luz, desde las alturas, en un mundo de absoluta belleza, no recuerdas a todas aquellas hijas que creaste, y que finalmente abandonaste, en aquellos reinos perdidos de los que ni tú, ni madre, recordáis ya? Porque nosotros sí lo recordamos. A cada una de mis hermanas y hermanos les diste un lugar donde son recordadas, donde los siguen, los adoran, e incluso los temen, pero a mí, la tercera de tus hijas, ¿qué fue lo que me diste padre? Un reino enorme, que nadie casi conoce, que maltrata y humilla, y solo lo recuerdas cuando hay alguna desgracia. Solo los pescadores, son los que me respetaran, aunque sus rezos siempre van, dirigidos a aquellos que les ayudan a protegerse de mí. El único pueblo que siempre me ha seguido, ha sido el pueblo Hawaianos Maoli, en la Polinesia, era conocida como Namaka, pero incluso ahí, debía competir con muchos de mis hermanos. ¿que hizo tu hija para ser tratada así, padre?"- el odio y el resentimiento de Nereida, destilaba por todos sus poros a medida que hablaba con uno de los seres que le dio la vida.

-"Algo de lo que nunca he entendido hija son esos celos y ese odio para con aquello que se te dio con todo el amor que tus padres te tenían, no solo tienes el reino más grande que hay sobre esta Tierra, sino en el que permanece más inalcanzable para aquellos que quieren destruirla. Qué mayor amor te pueden dar tus padres sino que ese."- le dijo el Dios Sol, apenado de que su hija se hubiera convertido en ese ser tan dañino, dominando por el odio, y la oscuridad, presa de todos aquellos seres que han vivido para el caos y la destrucción.