Arcel.
-"Decididamente esta mujer me quiere volver loco... ¿cómo se le ocurre?"- pensé tras la décima queja de mi delta, y de otros trabajadores, miembros de la manada. Hasta la jefa de Faith había amenazado con dimitir, si tenía que darle una orden a la diosa.
Esto era algo que no habíamos contemplado cuando le dimos los puestos en la sede central a nuestras mates, sólo atendimos a sus conocimientos, sin darnos cuenta de que cuando ambas fueran marcadas, su jefes debían darle ordenes, algo que va en contra de la naturaleza de un hombre lobo, era como si un ser humanos le dijeras que no respire, a la larga terminara cediendo a su instinto de superveniencia, inconscientemente.
-"Esa diosa pelirroja me va a matar, Hilda se ha desmayado tras darle una orden."- me dijo Isaak entrando en mi despacho hecho un mar de nervios.
Ambos habíamos notado la orden que habían dado a la manada, mi luna, y como esta había hecho que al principio, la manada se relajase, pero cuando intentaron cumplir la orden todo se descontrolo, esa orden era contradictoria con la naturaleza de un lobo, un Alfa, siempre sería un Alfa, y un Beta siempre sería un beta, esa regla se adjudicaba también a sus mates, y lógicamente ninguno lobo podía ignorarla. En estos momentos la empresa estaba patas arriba por lo que habían provocado esas dos, con su orden.
-"Vamos a llamarlas a nuestro despachos, y vemos que hacemos, aunque por ahora lo que aconsejo es que ellas trabajen para nosotros como asistentes, o van a matar a alguien de la manada de un disgusto."- le dije a Isaak y este asintió, cogiendo su teléfono y dando la orden para que ambas subieran a nuestros despachos.
-"Espero que esto salga bien, recuerda que nuestras mates, además de ser nuestras parejas, son muy poderosas, y como se enfaden, tendremos que gastar mucho dinero, para cubrir los desperfectos que creen en el edificio."- dijo Isaak saliendo de mi despacho.
En eso tenía razón, los podres de la guerrera y al diosa hacia poco que se habían despertado, y si se descontrolaban por un enfado, la cosa se podía volver peligrosa. Aunque siempre podría optar a mi rango de Alfa para controlarla, y me obedeciera.
Pasaron, solo quince minutos, cuando una seria, y muy callada Luna entró por la puerta.
-"Buenos días CEO, ¿me ha llamado?"- me dijo cruzando sus brazos por debajo de sus pecho en señal de protección.
Eso me dio idea que Elizabeth no estaba tan tranquila como pretendía aparentar.
-" ¿Se puede saber, señorita Valentine, qué es lo que demonios pretendes?, ¿Quieres que muchos de mis hombres y mujeres sufran del algún tipo de trastorno para poder obedecer tu orden?"- le dije igual de serio, recostándome en el asiento de mi escritorio, mientras la miraba a los ojos.
Estaba preciosa, vestida con ese traje de chaqueta con una falda de color gris claro, acompañado todo eso de una camiseta de botones rosa oscuro, la falda no era ni muy corta , ni muy larga, cosa de la que me alegré, no quería que nadie le mirara las piernas a mi dulce Elizabeth, pero tampoco pretendía que fuera como una monja de clausura, a esa mujer todo le quedaba genial.
-"¿Por qué dices eso?, no es lo que he pretendía, pero tampoco puedo trabajar cuando mi jefe entra en shock cada vez que tenga que ordenarme algo, mi trabajo es saber que desea, y apenas me habla, por eso hice lo de la orden..."- la tuve que interrumpir.
Esa preciosa mujer de pelo blanco, cada vez que habla, me dan ganas de besarla, y este no es un buen momento, si no quería tener que usar mi fuerza de Alfa, con todos los de la manada, para que muchos de los míos no se comenzaran a despedir en masa.
-"¿Sabes que eso no lo pueden hacer?, ¿verdad?"- le dije aún más serio, para controlar la ganas que tenía de acercarme a ella, y tenerla en mis brazos de nuevo, hacia horas que no la hacía mía y mis cuerpo ya la extrañaba.
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Una luna para el CEO.
WerewolfEn una sociedad que muchos clanes de lobos han desaparecido, manadas muy antiguas completas, motivado por la vida moderna, la falta de obtención de recursos y la desaparición de bosques centenarios en especial en la vieja Europa, para mantener a su...