Capítulo XX. Tercer día: La noche del inicio de todo. El Alfa y la Luna

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Arcel.

Oficinas de W.W.L. Ecologists, Ontario, el día M, Canadá.

-" O te calmas o no llegaras cuerdo a esta noche."- dije con voz profunda e intimidante, con mi voz de Alfa, al estúpido de Isaak, después que me hubiera destrozado su cuarto ordenador en dos días, ya que si la maquina no le respondía rápido, se impacientaba, y lo destrozaba a puñetazos.

Isaak me miró arrepentido, sabía lo que estaba pasando, lleva días caminado por el mundo como si fuera un lobo herido.

Durante tres días, yo he intentado reponerme en mi habitación, ante el rechazo de Elizabet, por no estar estos tres días juntos, provocado por el enfado, por decirlo suave, que cogió por culpa de la estúpida de Hedwinag., o trabajando como si el día no tuviera horas.

Aun no estaba tranquilo conmigo mismo y con esa estúpida loba omega, el castigo que recibió, la loba que usaba antes para calentar mi cama, por entrometerse entre mi luna y yo, por mi parte y por el resto de la manada, no calmaba nuestra ira.

Hay una regla no escrita entre los licántropos, la parejas creadas por la Diosa Luna son irrompibles, debido a que mejoraban la supervivencia de la manada, ningún hombre o mujer lobo rompía esa regla.

Así que cuando furioso le ordené que se presentara en mi despacho para pedirle explicaciones a Hedwinag, aun sabiendo por otros, y por mí mismo que Elizabet era mi luna, la zorra loba omega, intento seducirme con al escusa de pasar nuestra ultima noche juntos.

Fue tal el asco que sentí y la vergüenza de mí mismo por permitir que esa estúpida se acercara a mí, que, de la rabia, me conecté con toda la manada, al mismo tiempo, y desenmascaré a la débil Omega. Ordené que se le castigara como era debido, según las reglas de la manada, lo último que supe de ella fueron sus gemidos y llantos, mientras dos de mis guerreros la sacaban fuera de su despacho.

-"¿Que estaría pensando cuando toqué a esa loba lasciva?."- pensé, aunque la pregunta me la contesto mi lobo.

-" No era qué, sino con qué, y esa te la respondo yo, con lo que tenemos entre la piernas, idiota, y por eso mi pareja ahora no me habla, esa preciosa loba esta más que furiosa, perdimos aliados Arcel."- la frustración, la ira y el arrepentimiento eran una loza muy dura de cargar.

Justo así debe de sentirse Isaak, con el problema añadido de que su lobo, ahora, le echa la culpa a él de todo, y no hacia más que insistirle para que se transformara y así ir a ver a la diosa. Lo que les hacen esas hembras a nuestras hormonas de macho dominante, se podía catalogar perfectamente como sobredosis.

Para los dos lobos mas fuertes de la manada, eso es más que cuestionable, ya que tener que dirigir esta manda y todo el imperio que habíamos creados, más aún con los que sabemos que nos vendrá encima, no ayudaba para nada ese estado de ansiedad y de enojo, creado por la frustración ante la no de no poder verlas y al mismo tiempo culpabilidad, por que si hubiera sido al caso contrario, el tercero que se interpone entre mi luna y yo, creando conflicto y alentando los celos, ya hace días que estarían muerto y enterrados.

-"Solo queda unas horas, pero creo que es importante esta noche dejar las enemistades y los conflictos antes de lo que nos va a suceder, no podemos ceder a nuestro instinto, antes de dejar todo aclarado, por el bien de nuestras parejas, para entrar en esta nueva etapa de nuestras vidas, sin ninguna duda ni mal entendido."- le dije a Isaak una vez que lo vi más calmado.

En unas horas, el círculo de nuestra vida se cerraría, encontrando la unión con la pareja que nos fue predestinada, es el momento más importante para un Alfa, ya que cuando esto suceda, sabes que tu descendencia está asegurada, y que será una descendencia fuerte, que aportará supervivencia a La Manada.

Una luna para el CEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora