Capítulo XXXVI El último entrenamiento I:

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Elizabeth.

-"Tienes que sentir todo lo que te rodea, conectarte con la tierra, con el aire, con los seres vivos que te rodea, cada célula de un ser vivo, cada brizna de hierva flotando en el aire, todo tiene que estar en tu radar de control, y extraer de ellas, toda la esencia."- me explico Aisha para que yo conectara con los poderes, que me habían donado mis hermanas mayores, las diosas del amazona.

Sentada en el suelo del círculo mágico que habían creado las hechiceras, yo cerré los ojos, y deje que mis sentidos lobunos se agudizaran, el oído, se amplificó, mi piel se volvió aún más sensible, y mi olfato se desarrolló, hasta que podía oler hasta muchos miles de kilómetros de distancia, sentí las gotas de roció caer de las hojas de los árboles, el aleteo de los insectos, y me concentré aún más, hasta poder observar cómo les latían el corazón a esos insectos, así como a cada ser vivo que me rodeaba, sentía la savia de los árboles recorrer sus troncos, y aún más allá, centrándome aún más profundamente, puede percibir como cada célula del cuerpo de cada uno de los seres vivos que me rodeaba, ya fuera animal o planta, mientras esta trabajaba para alimentarlo y darle energía.

En un segundo percibí el movimiento de la luz a mi alrededor, y cinco formas diferente se materializaron delante de mí, todas de coloreas diferentes, pero todas igual de hermosas.

-"Debes aceptarlas, y prometer protegerlas, hasta que sus dueñas renazcan."- oí la voz de Aisha en mi cabeza.

Yo en mi mente, me incliné, y prometí cuidarlas, para que volvieran a quien verdaderamente pertenecían, y que mientras tanto las acogía como el regalo más hermoso que se me había dado. Pareció que, a las cinco formas abstractas que parecían rayos de luz de colores diferentes, les pareció bien, y giraron más alrededor antes de entraban en mí, cada vez que entraban, antes de hacerlo, me decía su nombre, su hogar, y su poder.

-"Shuar, Ecuador, Metamorfosis."- me dijo la forma de luz azul antes de entrar en mí haciendo que mi cuerpo se estremeciera.

-"Tikunas, Brasil, Anulación."- me dijo la forma de color verde, haciendo lo mismo que la anterior.

-"Mapuche, Chile, Sanación."- me dijo la forma de color blanca, para después entrar en mi cuerpo.

-"Awanju, Perú, Fitoquinesis."- me dijo la forma de color rojo, para de nuevo girar a mi alrededor, finalmente entrar en mí.

-"Teba, Argentina, Escudo."- me dijo finalmente la forma amarilla, que prácticamente entró, tras pronunciar su última palabra.

Sentí como mi cuerpo se iba cargando de energía, y de fuerza, para después agotarme, mientras me estremecía totalmente.

Pronto me vi sujetada, a mi espalda, por el musculado cuerpo de una Alfa preocupado, que había asistido al ritual bastante disconforme, que a medida que fue aumentado mis temblores o mis estremecimientos, más feroz se volvía su mirada.

-"No entiendo porque te tienes que exponer al peligro, maldita mujer."- lo oí quejarse, mientras me levanta de suelo, en sus fuertes brazos.

-"Ser tu luna también es peligroso, Alfa Arcel, estar con el lobo más atractivo del mundo, pero que es también, el más dominante, alterante y posesivo, que te provoca las ganas de besarlo o matarlo de manera frecuente, si eso no es peligroso, dime tú que lo es."- le dije sonriéndole mientras le acariciaba la cara y lo besaba, me sentía cansada mientras mi cuerpo se adaptaba a mis nuevos poderes.

-"Nunca entenderé que pensaba la diosa para darme a la única mate, con la que no puedo luchar, ni discutir, pero espero que sepas que nada de esto me gusta, que te quede claro."- dijo finalmente mi hombre, antes de dejarme sentada bajo un árbol, y alejarse de mí, para preparase para el gran entrenamiento, que comenzaba en breve.

Una luna para el CEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora