Capítulo XII. La leyenda de la Guerrera Blanca y la Diosa Flaithius

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Isaak.



- "Beta es la quinta vez que machaca al pobre Dylan Murray, y eso que es uno de los más fuertes de los jóvenes de la manada"- me dijo el Delta, Derek Müller, el mejor guerrero de la manada tras Arcel y yo.

La verdad que haber dejado a la diosa en el agua para que se calmara, mientras mi lobo estaba totalmente enfadado por ello, no había sido una buena idea, pero es que eran dos contra uno.

Desde la advertencia de Alisha, había paso por un auténtico infierno, si no había perdido siglos de vida, poco había faltado, ¡Maldita profecía! También la diosa luna se había lucido, mandando a su hija y a su hermana pequeña como mate del alfa y del beta, en una misma manada, esto iba a traer más de un problema con el resto de las manadas, que pedirán que la identidades de la luna y de la mate del beta sean comprobadas.

Y para colmo, Colt, mi lobo, está más que furioso conmigo, dominado por sus instintos, no desea sino volver al lado de la diosa que dejamos totalmente colérica sumergida en la enorme bañera de agua fría en mi habitación, para calmarla y no cometer un error. Aún no sé cómo pude librarme, y escapar vivo de no hacerla mía desde que entramos en la habitación, incluso antes, durante el trayecto en el pasillo.

Esa Caperucita traviesa, olía como mil demonios de bien, y para colmo no dejaba de moverse entre mis brazos pegando su cuerpo al mío desnudo, mientas sin poder evitarlo, ante el roce gemía de placer. Era una tortura de lo más crueles, que se intensificó cuando entramos en la habitación y esa diosa pronunció con palabras lo que su cuerpo llevaba pidiéndome desde que la había tocado.

- "¡Hazme tuya, Isaak!, ¡lo necesito!, no aguanto más."- me dijo una vez que la puse de pie en el suelo, a Colt sólo le falto aullar de felicidad.

- "No podemos Colt hay que cumplir con lo que nos dijo Alisha, si la marcamos ahora cuando no está preparada, no podrá controlar sus poderes."- intente recurrir a mi lobo par que me ayudar a controlarme.

Pero este ya estaba más que perdido, lo dominaba sus instinto, adoraba a su mate, estaba loco por ella, y tenerla era su mayor fin, no podría calmarse hasta hacerla suya.

Decididamente era dos contra uno, una ventaja muy injusta. Más cuando yo sólo deseaba ceder y tenerla toda para mí, hasta que, los dos agotados, durmiéramos desnudos uno junto a otro, con una marca de mis colmillos en su hombro, y así ningún hombre, o lobo, podría tenerla.

- "¿No me deseas, Isaak?"- me dijo intentado saltar para llegar a mi cuello, mientas sus manos recorrían mi pecho.

Como si hiciera falta preguntarlo, solamente con mirar mi cuerpo totalmente desnudo, era más que evidente que la deseaba, y tanto que ya era doloroso.

Justo en ese momento el Alfa me pidió mediante nuestra conexión, preparar el entrenamiento de los jóvenes, y por la razón más que evidente en la que me encontraba, me pareció la mejor idea de todas las que había tenido en años, no sería la que a los jóvenes le gustara más, pero a mí me vendría del diez. Tras dar la orden a Derek, el delta de la manada, sólo me quedó intentar convencer a la diosa que hoy no podríamos unirnos.

- "¿Como que no, si yo te deseo? Me da igual quien sea Diosas o guerreras, sólo sé que eres mío y que yo soy tuya, y que te deseo ahora, ya."- justo en ese momento, mientras mi diosa se ponía bellamente exigente y caprichosa, y Colt, había decidido que los deseos de su diosa eran más importantes que el mundo entero, ese lobo estaba totalmente dominado por la feromonas de la diosa, era un total inútil en este momento, para mis propósitos, me di cuenta de que sólo quedaba yo como parte racional, y no me fiaba mucho la verdad. Así que solo me quedó obrar drásticamente, ya que si volvía a tocar a la diosa, sería imposible no replantearme poseerla.

Una luna para el CEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora