Capítulo XXXII. La presentación de la Guerrera y la Diosa II.

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Narrador.

Mientras nuestras castigadas protagonistas permanecían en la cabaña, rodeada de una grupo de ocho guerreros de la manada, muy emocionados, pero decepcionados, por no poder asistir al enfrentamiento de su Alfa y su Beta.

En el pequeño claro junto al arroyo, a pocos metros de ellos, tapado por la enorme espesura de los árboles, se encontraban reunidos la mayoría de los seres mágicos, y parte de las manadas de lobos que habían asistido a la reunión.

Hasta en la forma de colocarse en el claro, dejando la parte central del mismo para el "espectáculo" que se iba a desarrollar brevemente, se denotaba los niveles de poder de los mismos. En la primera fila, haciendo un gran circulo perfecto, se encontraban los seres mágicos más fuertes, como podían ser la ninfas de mayor rango, los jefes de los centauros, la hechiceras mayores, el padre de los enanos, y los príncipes elfos. También formados en ese círculo, estaban todos los Alfas de las diferentes manadas, intentando mantenerse serios, y tranquilos, aunque muchos de ellos esperaban ese enfrentamiento con ansiedad.

Tras ellos, en orden de poder decreciente, se colocaban los otros miembros. Sólo los seres más ancianos y sabios, que no deseaban estar entre tanto bullicio, permanecían en lo alto de la colina, donde la visión del espectáculo era mejor.

Se había proclamado a la hechicera de más edad, como arbitro de la contienda, ya que en el fervor de la lucha, sólo un ser con un gran poder podría separar a los contrincantes, en el momento que se hiciera necesario. Y la hechicera de mayor poder, y edad, no era otra que nuestra cariñosa, pero estricta Aisha.

Mientras los contrincantes se preparaban, se había decidido que el enfrentamiento, por cuestión de tiempo, y para acelerara todo, ante la recepción que se produciría en pocas horas, se realizaría simultáneamente, ósea, tanto en el combate de los betas, como el de los Alfas, se iniciaría y finalizaría a la misma vez.

Había otras reglas, como que no se podría usar poderes mágicos, ni usar la forma de lobo, este último se hizo prácticamente porque, si había una recepción en breve, los daños en la forma humana, el lobo las sanaría rápidamente, pero por el contrario, los daños provocados en la forma de lobo, necesitaría aún más tiempo, dependiendo de la gravedad de las mismas.

Después de establecer el tiempo de lucha, que se concertó que sería de media hora, extensible a una, si los contendientes lo deseaban, se indicó a los mismos que se quitasen las camisas para comenzar el enfrentamiento, en cuanto la árbitro de la contienda diera la señal.

Contemplando el espectáculo de eso cuatro hombres sin camiseta, tan sólo con unos pantalones cortos, algunos, o en el caso de Alfa Darius, un vaquero, muchas de las féminas, y algún que otro ser mágico masculino, suspiraron de placer.

Ante este estallido, de admiración sexual, Aisha se alegró, que la Guerrera Blanca y la Diosa Flaithius estuvieran castigadas en la cabaña, o la sangre hubiera corrido rápidamente en ese claro del bosque, ante la ira de ciertas celosas y desobedientes hembras, de la manada de Roter Mord.

Finalmente, se inició el enfrentamiento, parecía, en un principio, que las fuerzas estaban igualadas, tanto Isaak, como su contrincante Cosmin, arremetían uno contra el otro, con golpes de puños y patadas, donde uno esquivaba y el otro intentaba golpearlo. En este combate, prevalencia la agilidad de Isaak, ante la fuerza bruta de Cosmin, muchos más grande y directo en sus ataques.

Por otro lado, el enfrentamiento de los Alfas era mucho más físico, el Alfa Darius, prefería el cuerpo a cuerpo, mediante agarrones fuertes, lanzamientos de su contrincante, cosa que agradecía el Alfa Arcel, porque físicamente era mucho más fuerte que el otro.

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