Capítulo XVIII. La ira de una diosa (Parte I).

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Faith.

-"Decididamente, el beta de la manada, el gran lobo malo, era el hombre más atractivo y peligroso para mi paz mental, que había conocido en mi vida. ¡Maldita sea! Ese hombre debía de llevar un cartel de advertencia al peligro, para que así, toda mujer que lo enfrentara supiera a lo que se exponía, y las reacciones que ese hombre tanto visualmente, como físicamente podía hacer a tu autocontrol. "- fue lo primero que pensé cuando lo vi en el salón de la casa cuando bajaba las escaleras.

Justo fue ese pensamiento, el que me hizo, controlarme al verlo, ya que me di cuenta de que, si yo sentía esas sensaciones, cualquier mujer en edad sexualmente activa le pasaría lo mismo. Y no sé si es por esta sensación de pareja, de posesión de otro ser, que te da ser mate de alguien, y que él sea tuyo, pero no me gustó para nada darme cuenta de que, lo que me hacía sentir mi endiablado lobo malo, al verlo, podría sentirlo otra hembra de cualquier especie.

Lo único que me calmó, fue darme cuenta de que a él le ocurría lo mismo, cuando estaba frente a mí, hasta me hizo gracia su reacción, cuando me pidió, que nos fuéramos antes de cometer una locura que ambos deseábamos.

Sabía, qué Isaak era muy responsable con sus obligaciones, y que no haría nada en contra del bien de la manada, pero también sabía que esto para los dos, estaba siendo una autentica tortura. Así que decidí ponérselo fácil, por ahora, no podía evitar sentir lo que sentía cuando estaba a su lado, así que no prometía nada.

Ya en la limusina, noté como el gran y peligroso beta, procuraba mantener una distancia física significativa, esto volvió a causarme risa, y con un gruñido de advertencia sonó en la estancia, fue así como Isaak Weber, hizo que lo mirara.

-" A ver Caperucita, vamos a dejar algunos términos claros, antes de cometer un error que los dos lamentaremos, por la sencilla razón de que defraudaremos, y afectará, a más personas que nos importan a los dos. Está prohibido excitar al otro de cualquier forma de manera consciente, ósea que limita esa deliciosa risa para cuando haya más gente, que me ayude a controlarme, no dentro de esta habitáculo que a medida que pasan los minutos me da la sensación de que se hace cada vez más pequeño."- esto último lo dijo señalando el interior de la más que amplía limusina. Mientras yo observaba brillar a esos ojos dorado con evidentes signos de deseo, que me dificultaba, muy y mucho, la comprensión de algunas palabras, qué expresaban esos maravillosos labios, al hablar.

-" Pues si quieres que esta negociación llegue a buen término, intenta que tus ojos no expresen lo que tú y yo deseamos, porque, aunque diosa, no soy de piedra, guapo. ¡No te jode, con el lobo malo!."- le dije mirando de nuevo por la ventanilla.

Lo ultimo que le oí decir en un murmullo, antes de ponerse las gafas de sol, fue:

-" ¿Por qué la diosa Luna me castiga así?, algo mal debe de haber hecho uno de mis antepasados y por eso ha decidido torturarme."- pero pese a la tensión sexual dentro del vehículo, llegamos a nuestro destino sin problemas.

El lugar era hermoso, llenos de plantas y con una gran terraza acristalada que daba a unos de los grandes lagos, parecía que el restaurante se integraba en la naturaleza, era como estar comiendo en medio de un bosque, pero con copas de bohemia, y tenedores brillantes de acero ornamentando. Todo estaba sobre un mantel blanco de una tela suave junto a un candelabro de cristales de colores, con velas aromáticas encendidas.

Lámparas de cristal, bellamente colocadas, colgaban como si fueran racimos de uvas de los arboles reales, que había en la terraza, todo estaba cuidadosamente escogido, para que nada desentonara con la naturaleza.

Realmente me gustó, y me sentí más relajada en ese ambiente, al contrario que le pequeño habitáculo en el que habíamos llegado al hermoso restaurante.

-"¡Hermoso!"- no pude evitar expresar lo que sentía.

-"Me alegro de que te guste, Beauté Naturelle, tiene dos estrellas Michelin, pero, sobre todo, es uno de los negocios que es cliente de W.W.L. Ecologists, su dueño es una lobo de nuestra manada, que solicitó un permiso al Alfa para crear su propio negocio."- me dijo Isaak al oírme.

Nada más, decírmelo, ante nosotros se presentó, un gigante fornido, me recordaba a André el Gigante de La princesa Prometida, pero desde luego mucho más atractivo.

-"Beta, un placer recibirlo en nuestro restaurante, ya todo lo tiene preparado. Mis hijas se han encargado de todo."- dijo el gigante.

-" Ósea que este es el licántropo dueño de este hermoso restaurante."- pensé, mientras que veía que su atención se dirigía a mí.

-"Diosa, me llamo Karl Jung es una placer recibirla en mi humilde negocio, haremos que su velada sea los más grata posible."- al principio me sorprendí que supiera quién era yo, hasta que recordé, lo que nos había dicho Mitzi, de qué la llegada, tanto de los mates del Alfa y del beta, así como que la luna de la manada fuera la guerrera blanca y que la pareja del beta fuera la diosa Flaithius, era un acontecimiento para la manada, era esa la razón de que todos lo supieran, hasta el lobo de más bajo rango en la pirámide social de la manada.

-"Tiene un hermoso restaurante, me he enamorado al verlo."- le dije sonriendo, pero la reacción de mi acompañante me hizo rectificar, al oírlo gruñir, y ver como el dueño del restaurante bajaba la cabeza, en respuesta de sumisión a su beta.

Tenía que acordarme que los lobos son muy territoriales, así que yo sonriera y expresara palabras como enamoramiento, delante de otro lobo, aunque fuera sólo por su restaurante, tanto a Colt, como a Isaak, no les gustarían. Una vez más agradecí la semana que Mitzi, se dedicó a explicarnos sobre la naturaleza de los lobos y sus tradiciones para con la manada, a Elizabet le sirvió para entender sus sensaciones y sentimientos, y a mi para entender un poco más a mi mate, y esas reacciones que no podía controlar.

Me acerqué a mi mate y los toqué en el brazo, haciendo que su lobo interior se calmara, tal como nos había explicado Mitzi que sucedería, la parecer los lobos son de roce y caricias entre ellos. Incluso cuando están transformados, suelen reunirse para jugar entre ellos y frotarse unos contra otros, en señal de reconocimiento y pertenencia a su manada. Así que, para calmarse, ante estado de excitación, tensión, o nerviosismos, el tacto de su mate siempre los calmaba.

-"¡Eh, tranquilo lobo malo!, que el error fue mío, deja de someter al pobre de Karl, es injusto par él, yo fui la culpable por no haber usado bien mis palabras y mis expresiones ante ti, te prometo que lo recordaré para una próxima vez."- le dije pegándome a su cuerpo para que me oyera.

Esto funcionó y rápidamente el dejo de gruñir a Karl para centrarse en mí.

-"Le diré a Jenell, mi hija mayor que los lleve a su mesa."- dijo el pobre Karl saliendo despavorido tras los momento de tensión que sin yo darme cuenta había provocado.

-" Lo siento sé que ha sido una rección estúpida, pero..."- intento justificarse Isaak, pero una estruendosa y gritona voz nasal, llegó a nuestros oído desde la puerta.

-"Vaya sorpresa Martin tu por aquí, se suponía que estabas de viaje ¿no?"- me giré hacia la voz, para ver a una rubia totalmente operada, que se parecía más a una barbie de saldo, que a una mujer.

Se que estoy siendo desagradable , y perjuiciosa con alguien que acabo de conocer no estoy en contra de la mujeres que mejoran su aspecto por medio de operaciones, pero con esa rubia no podía evitarlo, ya que, a pesar de venir acompañada, miraba a mi hombre con deseo, y eso me impedía ser diplomática, más bien quería arrancarle todos los implantes que tenía incluido las extensiones del pelo, con mis manos desnudas.

Pero no fue su mirada la que me puso sobre alerta de que algo me estaba perdiendo. La primera de las cosas fue el nombre que usó la rubia recauchutada, para referirse a mi hombre, Martin, y la segunda fue que sentí que al oír la voz de la loca de plástico, Isaak se puso en tensión y sin poder evitarlo sus labios soltaron una palabra muy florida.

-"¡Mierda!"-

Eso unido a que efectivamente Isaak acaba de llegar de un viaje, me hizo verlo todo rojo.

Una luna para el CEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora