Narrador.
Mientras nuestra guerrera y la diosa disfrutaban su primer día como mate del Beta y el Alfa, dentro de la mansión de la manada, y en los territorios que la manada delimitaba como suyos, todos sus miembros, incluido las hechiceras, estaban más que felices, al fin su futuro estaba asegurado, los descendientes, tanto del beta, pero sobre todo del Alfa, contribuirían a hacer que esta fuera más fuertes, y la supervivencia de la misma, estaba segura.
Pero no todos se sentían así de felices, dos de las hechiceras y una de las licántropas estaban ensimismadas en sus pensamientos, que no eran para nada felices. Mientras Aisha, se preocupada por lo que estaba por llegar, y todo el trabajo que tenían por delante con la diosa y la guerrera blanca, gracias a las visiones que tenía casi cada noche, Lianet se encontraba contrariada luchando con esos sentimientos que iban desde la ira a los celos, pasando por estados de sensates, ante la idea de que ella nunca había tenido ninguna oportunidad con el hombre que siempre había amado, Isaak, su jefe, además de que esta unión entre la diosa y el Beta, ya estaba predestinada por la diosa Luna.
Finalmente la más iracunda y ofendida de las tres era Hedwinag Koch, la loba estaba más que enfadada, durante siglos había calentado la cama del Alfa, entre otras, de otros miembros altos cargos de la manada, incluido el Beta, que en una ocasión que se emborracho, ella se coló en su habitación, para vengarse de los múltiples rechazos del Alfa, cuando ella le pidió que la marcara.
Y ahora la liviana loba tenía que aguantar como una rival, le robaba a su hombre, y encima se jactaba mediante la conexión de lo buen amante que era, eso se lo podía haber dicho ella, pensó la loba, al escuchar la información que ella, ni necesitaba, ni deseaba saber, ya que durante muchos años había probado la habilidades sexuales de muchos de la manada, y tanto el Beta y como el Alfa, eran de los mejores amantes de Roter Mord.
En su ira incontrolada pensó miles de formas de librarse de esas dos intrusas, pero sabía perfectamente que con su habilidades no tenía nada que hacer, una vez que la zorra blanca, que era como Hedwinag la llamaba, fue dada a conocer, tras ser marcada, todos en la manada sintieron el nacimiento de otro Alfa, uno sometido, por ser pareja, a Arcel, sentieron también su poder y su fuerza. En el momento que Arcel la marcó, todos, y cada uno, de los miembros de Roter Mord conocieron quien era ahora su Luna, y el poder que tenía.
Hedwinag era débil físicamente, sólo sabía usar su cuerpo para seducir a los hombres lobos y poder así manejarlos, ella era una omega, lo más bajo en la pirámide social de la manada, pero lo suplía con inteligencia y sensualidad. Ni loca iba enfrentarse a la Luna. Aunque después de la información que les había arrancado a muchos de los altos cargos de la manada, gracias a sus artes persuasorias, sabía que aún tenía una oportunidad de librarse de esa zorra blanca y volver a ser la que durmiera con el Alfa, para consolarlo por la pérdida de su desgraciada y asquerosa luna.
Tan sólo tenía que hacer que gracias a la profecía de la que hablaban todo esos lobos a quien había sonsacado la información, la guerrera y la diosa perdieran la vida, tras acabar también, con ese peligro que se acercaba. Así mataba tres pájaros de un tiro, primero esas dos advenedizas cumplían con su destino, acabar con ese ser oscuro, segundo ellas se encargarían que, desgraciadamente, ambas no sobrevivieran a la contienda, y finalmente tanto el Beta, como el Alfa, regresarían a ella para pedir consuelo, por la perdida de la Luna, y del mate del Beta. Hedwinag sonrió sin poder evitarlo, mientras pensaba como podía llevar a cabo su magnífico plan.
Elizabet.
- "Decididamente Guerrera, eres la loba más bonita que he conocido, nunca."- me dijo por quinta vez Fénix, mientras nos preparábamos para ir a trabajar.
Y todo porque tras nuestros "castigos", ayer, a nuestras parejas estábamos tan casadas que no pudimos reunirnos, además que la hechiceras llamaron Faith para comprobar si controlaba sus poderes, y cuál de ellos se había despertado, y yo tuve que ir al ritual de ser presentada en la gran explanada de entrenamiento de la manda, como sus nueva luna, donde cada uno de sus miembros, salvo una excusa ineludible como era el caso de la mate del beta, debían jurarme fidelidad y obediencia. La verdad es que me sentí como si fuera un cuadro muy caro y raro de un museo, todos, querían verme, y algunos hasta se emocionaban. La hembras estaban más que emocionadas, todas meno la maldita Hedwinag, que hizo su juramento, de manera mecánica y prácticamente sin mirarme, sentía el odio que ella sentía por mí, pero eso sólo lo sentía yo, ya que la maldita advenediza sabia disimular muy bien sus emociones.
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Una luna para el CEO.
WerewolfEn una sociedad que muchos clanes de lobos han desaparecido, manadas muy antiguas completas, motivado por la vida moderna, la falta de obtención de recursos y la desaparición de bosques centenarios en especial en la vieja Europa, para mantener a su...