Capítulo XXXI. La presentación de la Guerrera Blanca y la Diosa Flaithius I.

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Arcel.
-“¡Maldita sea! ¿por qué nunca hacen lo que se les dice?, siempre toman sus propias decisiones.”- la rabia en mi interior iba creciendo, no entendía que veía de maravilloso esas malditas mujeres en exponerse al peligro, en especial la suya.
Se que soy ilógico con la diosa y ella, se tendrán que enfrentar al mayor de los peligros existentes, pero allí estaré yo, a su lado, para protegerla, con mi vida si fuera necesario, pero no, a esa mujer… a esa maldita loba blanca, le encantaba la adrenalina, siempre corría al peligro, como si fuera adicta a él, y normalmente, cuando yo no estaba a su lado.
La ira recorría por mis venas, a medida que corría en forma de lobo, con mis guerreros, hacia el bosque cercano a la cabaña. Iba tan veloz que incluso, había dejado atrás a algunos de mis lobos, sólo, por razones obvias, Isaak, y su lobo, mi delta y cuatro de mis lobos guerreros seguían mi ritmo.
Isaak, desde que Aisha nos comunicó la locura que habían hecho nuestras dos malditas mates, después de maldecir, se quedó mudo, pero en sus ojos se veía como la furia ciega recorría sus pupilas, pocas veces lo había visto así, solamente antes de una batalla o el día que nuestras madres fueron asesinadas por un clan rival.
Ya casi estábamos en el bosque cuando el olor a los preludios de un ataque se percibía en el ambiente. 
-“Elizabeth Patrick, espero que sepas lo que vas a hacer, porque como ataques crearas una guerra entre clanes en mis Tierras.”- la voz de alfa enfadado, retumbo a todos los de mis manada, llegando a la maldita malcriada Luna, y a su a una más salvaje Diosa, la mate del Beta.
Sentí como mi orden las dejó paradas y preocupadas, pero esto lo único que hizo fue que su olor se hiciera detectable por el grupo de lobos que ellas iban persiguiendo, haciendo que estos se pusieran en guardia, y sonriendo, quisieran rodearlas.
-“Son los estúpidos de Luna Albastră, con su Beta a la cabeza, esos idiotas, no son muy listos.”- se quejó mi Beta.
Cuando llegamos al semi claro donde estaban mi Luna y la Diosa, las vimos rodeadas de seis de estos estúpido lobos rumanos. No había que ser muy listo para nos distinguir a la Guerrera blanca, todos los lobos conocíamos su existencia, incluso su apariencia, el que estos estúpidos no la identificaran, sólo me hablaba de que era unos jovenzuelos inconscientes, llenos de testosterona. Al acercarnos, fuimos detectados por ellos, que al vernos se mostraron más temerosos. Alejándose de las dos, y colocándose a un lado del claro. Mis hombres las rodearon y yo pasé al frente junto a mi Beta
-“¿Qué estáis haciendo, Cosmin?”- preguntó Isaak al beta de la manada de Luna Albastră -“No creo que a tus años, tu sentido del olfato este tan atrofiado, para no distinguir el olor del Alfa y el Beta de Roter Mord en esas dos hembras.”- estas dos últimas palabras la dijo sin ninguna emoción, y entendía porque ahora mismo ni yo ni Enlil estábamos muy emocionados por verlas, más bien la furia interior nos anulaba ningún sentimiento de apego o cariño.
Sentí como Isis intentaba hablar con Enlil, pero él también se había bloqueado hacia ella, y ni sus ruegos, ni sus gritos, ni sus reproches, le afectaban.
-“¿No vas a hablar conmigo? ¿verdad?”- fue lo último que oí con la voz de Elizabeth, antes centrarme en mi papel de Alfa.
Al mirar a nuestros estúpidos invitados, vi que todos me miraban con temor, sabía que mi leyenda era conocida, por algo era el mejor guerrero de todos los Alfa, aunque por nuestros estatus de Alfa, no demostráramos temor, yo sabía que algunos alfas, me temían, entre ellos, el alfa de Luna Albastră.
-“No sabía que estuviera prohibido pasear por esta parte de bosque, si es así deberíamos habernos avisado, y nos molestaríamos a estas dignas señoritas.”- Al parecer, Cosmin, el beta de la manada era mucho menos inteligente que su Alfa.
-“Simplemente se trata de una cuestión de inteligencia, Cosmin, algo que por lo visto te está fallando, dime en que mundo la Luna y la mate del beta de la manada Roter Mord, se pueden tratar como simple señorita, más sabiendo, que estas invitado en nuestras tierras, por cortesía de nuestro Alfa.”- sabía que el enfrentamiento entre betas ya era inevitable, ninguno de los dos podía recular o sus posición en la manda quedaría en entredicho.
-“Llamad a el Alfa Darius, llevad a la luna y a la mate del Beta, a la cabaña, enciérrenlas allí hasta la recepción, y mantenga un grupo de escoltas en la puerta. ¡Os ordeno que no salgan de allí hasta que os vayan a buscar!”- esta última de mis ordenes de Alfa, fue dirigida a esas dos hembras que la recibieron estremeciéndose, ni si quiera las miré cuando di la orden, sabía que tanto Faith como Elizabet trataban de hablar con nosotros, mediante la conexión, pero la ira y mi manada, estaban ahora, en primer lugar, esas dos necesitaban una lección para que dejaran de crear problemas.
Isaak.
-“Ni siquiera me vas a escuchar tú, Colt”- la voz en mi cabeza de la maldita pelirroja, me confirmaba más mi enfado.
Hasta ahora, de una u otra forma esa maldita diosa rebelde, siempre conseguía salirse con al suya, sin importar el caos que creaba a su alrededor, cuando la vi rodeada de esos lobos, que podían masacrarla, por muchos poderes que ella tuviera, sentí que perdía la vida, por no hablar que si esa diosa o la Luna, hubiera desatado sus poderes sobre algunos de los lobos de la manada de Luna Albastră, y alguno fuera herido o muerto, se hubiera desatado una guerra que hubiera no sólo afectado a muchos de nuestra manada, sino que debilitaría la alianza que necesitábamos para luchar contra ese ser oscuro, y el futuro de todos, terminaría.
Decididamente esa estúpida Caperucita necesitaba una lección, para que aprendiera que si existían los lobo malos y estúpidos, como ese Cosmin. Dirigí mi ira al beta, quizás un poco de ejercicio me vendría bien.
-“No sabía que estuviera prohibido pasear por esta parte de bosque, si es así deberíamos habernos avisado, y nos molestaríamos a estas dignas señoritas.”- casi sonreí por dentro, ese estúpido me los estaba poniendo fácil
-“No se te ocurra pelear con ese, Isaak Weber, o tenemos problemas.”- quiso aun imponerse la pelirroja, sin darse cuenta de que todo esto lo había provocado ella y su rebeldía. Lógicamente la ignoré, como ella ignoraba todas mis órdenes, si no era por mandato de ser mi mate y su beta.
-“Simplemente se trata de una cuestión de inteligencia, Cosmin, algo que por lo visto te está fallando, dime en que mundo la Luna y la mate del beta de la manada Roter Mord, se pueden tratar como simple señorita, más sabiendo, que estas invitados en nuestras tierras, por cortesía de nuestro Alfa.”- confirmándole que no le iba hacer caso a la malcriada pelirroja.
Por primera vez, tanto Colt como yo estamos de acuerdo en algo, con respecto nuestro mate, la amábamos con locura, moriríamos por ella, pero su insistencia en ponerse en peligro y hacer lo que le diera la gana, sin pensar en las consecuencias, y en los líos que creaba, había llegado a su fin, por muy novata que fuera en esto, debía de saber que, por ser quien era, sus actos, como los de la Luna, afectaban a los demás, y me quitaba décadas de vida.
-“Llamad a el Alfa Darius, y llevad a la luna y a la mate del beta a la cabaña, enciérrenlas allí hasta la recepción, y mantenga un grupo de escoltas en la puerta. ¡Os ordeno que no salgas de allí hasta que os vayan a buscar!”- por fin, lo estaba esperando, la anticipación al enfrentamiento hizo que, tanto yo, como Colt, tembláramos.
Entre en el modo guerrero, y me olvidé incluso de todo a mi alrededor, mientras varios lobos se llevaban a su luna y a mi mate a la cabaña, sabía que Caperucita me miraba con preocupación, pero ni aun sí la miré. Tenía que concentrarme en los que estaba por llegar, en cuanto llegara el Alfa de la manada y como dictaban las reglas se pusieran las condiciones para el desafío, la luchaba entre betas comenzaría, y ya estaba deseándolo. Hasta este punto me ponía de los nervios la maldita diosa.
Faith.
-“Creo que esta vez se nos fue la mano, Fénix”- me dijo Eli, cuando nos encerraron en la cabaña con una molesta Mitzi, que nos miraba crítica.
Yo no podía pensar, aún en mi corazón estaba la sensación de que, por primera vez, tanto Colt, como Isaak estaban realmente furiosos conmigo. Además, de que mi corazón estaba estrujado, al saber que en ese claro del bosque, el maldito lobo malo estaba luchando con otro, y podía ser herido de gravedad, todo porque, tanto la Luna, como yo, nos tomábamos esto como si fuera un juego.
-“¿Ni sabéis lo que habéis provocado?, ¿verdad?”- nos dijo muy seria y molesta la sonriente y dulce Mitzi.
Si habíamos conseguido que la persona más cariñosa y atenta, se enfadara con nosotras así, algo mal habíamos hecho seguro.
-“Decididamente Eli, la hemos fastidiado a lo grande.”- le dije mentalmente.
Sabía que la Guerrera, como yo, teníamos el corazón en un puño, sobre todo cuando nos llegó la noticia que, tras la llegada del Alfa de la otra manada, se había decidido que sería una lucha cuerpo a cuerpo, en forma humana, entre Alfas y Betas, ósea que no sólo mi hombre se enfrentaría al beta de la otra manada, sino que el Alfa Arcel, lo haría con el Alfa de la otra.
Los escoltas que nos custodiaban estaban emocionados, y un poco fastidiados por perderse el espectáculo, pero al parecer la noticia de ese enfrentamiento había corrido como la pólvora, muchos seres mágicos, y sobre todo, representantes, miembros de todas las manadas, se había presentado en el claro, no querían perderse el espectáculo, todos, excepto nosotras, que no podíamos salir de la cabaña. Ese si era nuestro mayor castigo, nos estábamos volviendo locas allí dentro, pero no podíamos desobedecer la orden del Alfa.

Una luna para el CEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora