Capítulo V. El secuestro de una Luna dormida.

6.1K 478 5
                                    

Arcel.

- "¡Mate!"- la había encontrado, ese olor a roció, y hierba humedad, tan increíblemente delicioso, me lo decía.

Mi lobo gruñía fuertemente excitado, mientras saltaba dentro de mí, lo sabía, sabía que la habíamos encontrado, mi corazón bombeaba sangre tan fuerte, que hasta podía oírlo. Los ruidos de mi alrededor se atenuaron, mientas mis oído y mis olfato se agudizaban buscándola.

- "Encuéntrala, nos pertenece. Es nuestra."- gruño mi lobo en mi interior.

No pensaba desobedecer su orden, o era muy capaz de intentar tomar el control, buscándola el mismo, nunca lo había visto tan excitado, tan feliz.

Su olor se hacía cada vez más fuerte a medida que me acercaba al interior de la gran mansión, donde estaba el Orfanato. Sin dudarlo, me colé por una de las puertas y caminé por un pasillo, llegando a una gran sala.

En ese momento, sentí que el olor se acercaba a mí, y la vi desde la oscuridad como bajaba por la escalera, mi cuerpo se paralizó, al ver a esa belleza, su pelo plateado, como la luz de la luna, ese cuerpo hecho para retozar en mi cama, o bajo la hierba fresca hasta el amanecer, al mismo tiempo que me recibía. Mientras yo marcaba su cuerpo reclamandola como mía, mi boca salivó de sólo pesar como seria el sabor de su piel.

Sabía que ella me buscaba, su cuerpo emitía los signos de su excitación mesclado con ese aroma que me volvía loco. Justo antes de que girara cerca de mí, pude ver el color de esos ojos, que se encontraban dilatados por el deseo de encontrarme, mi luna me deseaba, y no me había visto aún.

Sus exóticos ojos eran grises, como los de la Diosa, mi dama era la belleza más impresionante que nunca había visto.

- "¡La amo!, atrápala, necesito sentir a su loba mi lado, la queremos."- me dijo mi lobo ya en estado de frenesí.

Me acerqué por detrás y al atraje hacia mí, tocar su cuerpo casi me hace aullar, si no me controlaba la iba marcar en ese mismo momento.

- "¡Mía!"- dije en un gruñido, casi no podía hablar mi garganta estaba paralizada de deseo.

La sentí temblar en mis brazos, mientras mi lobo inquieto, gruñía de placer, la olí, y pensé que me volvería loco.

- "¡Libérame, para que ella me conozca!"- una voz que no identifiqué me llegó, mi lobo gruño de rabia, algo pasaba con la loba de mi Luna.

- "Comunícate con ella, averigua lo que pasa."- le dije a mi lobo, no dudo, él era quien más la detectaba, sólo atreves de él podía sentirla. La oí gemir de placer y la apreté más fuerte contra mí.

- "¿No me vas a soltar?"- la voz de mi luna me hizo estremecer, adoraba su sonido.

- "No, ya me perteneces. ¿Por qué debería soltarte?"- esperaba que gimiera de regocijo como haría cualquier mate al encontrar a su pareja. Pero eso no sucedió.

- "Yo no pertenezco a nadie"- esa frase me paralizó, ¿que estaba ocurriendo?, sabía que ella me deseaba, su aroma a loba excitada llenaba mis fosas nasales, volviéndome loco de deseo.

La giré para mirarla de frente, mientras volvía atraerla hacia mi cuerpo, mi lobo, y yo nos negábamos a dejarla ir. El gemido que soltó sus labios al mirarme, mientras sus ojos se oscurecían, volviéndose como el color del acero, por no hablar el aromas de la feromonas que despedía esa enloquecedor, toso eso me dijo que a mi luna le gustaba mucho, demasiado, lo que veía, su cuerpo no podía controlar la excitación y el deseo que mi presencia despertaba en ella.

Vi cómo se mordía los labios para controlarse, haciendo que tanto mi lobo como yo gruñéramos audiblemente totalmente desatados.

- "Mala idea, mi luna, lo has pedido, y se te dará."- sin poder evitarlo la besé, y el mundo estalló a nuestro alrededor, mientras un gemido más como un gruñido de placer escaba de los labios del único ser que amaré el resto de mi vida, mi pareja predestinada, mi luna.

Un segundo antes de sumergirme en el placer que me provocaba besarla, mi lobo me grito.

- "Libérala, tiene a su loba sellada, nunca se ha transformado, no sabe quién es. Libera a nuestra pareja."- grabé esa información en mi mente y en mi corazón, antes de profundizar el beso.

Elizabet.

- "¿Dios que me pasa?, sólo deseo que me bese que me haga lo que quiera, no puedo evitar desearlo, mi cuerpo no me responde, sólo responde a su olor, a sus caricias, a esta fiebre que me invade, y lo peor es que en mi interior algo me dice que él es mío, que me pertenece, ser suya es lo lógico, no tengo voluntad de negarle nada, estoy loca, este hombre es puro fuego. Y yo deseo quemarme en él."- mi mente estaba totalmente anestesiada, como si me hubieran drogado, sus labios no ayudaban y mis ganas de que no parara de besarme, tampoco era la mejor manera de recobrar el sentido.

Ya me había enardecido tenerlo cerca abrazándome por la espalda, oliendo su intoxicante olor, pero cuando me giró y lo tuve delante, fue como cuando estas en un túnel oscuro y siniestro y sales a la luz, al brillante sol, ese hombre se grabó muy dentro de mí, esos ojos azul oscuro, que me leyeron el alma. Su cara, donde veía una expresión de deseo descarnado y posesión, en vez de provocarme miedo, en una virgen como yo, sólo provocaban más deseo, las ganas de que me tira al suelo, liberara mi cuerpo de esta tensión que le atenazaba, cada parte de mi cuerpo exigía que él la acariciara, una auténtica locura. Así que respondiera a ese deseo con un gemido, fue lo lógico.

- "¡Maldito!."- en ese preciso momento sentí la voz de Faith en mi cabeza, a la distancia, por primera vez en mi vida, nunca me había pasado eso.

Sólo eso fue lo que me hizo reaccionar, mi hermana, mi familia sentía dolor, sentía mucho dolor, me necesitaba.

La rabia me hizo separarme de él con fuerza, e ir en busca de la persona que estaba haciendo daño a mi familia. Por un segundo vi que mi acosador, se había sorprendido con la rapidez que me solté de sus brazos, pero ahora Faith me necesitaba así que, sin mirar hacia atrás, recorrí la distancia que me separaba donde sabía que estaba mi mejor amiga, era algo instintivo.

Sentía que ese hombre me seguía muy de cerca, y por una extraña razón percibí que estaba enfadado, pero no preguntéis porque, pero algo o alguien en mi interior, me dijo que no era conmigo.

Cuando llegué junto al árbol, vi como una hombre tan grande y fuerte, como una montaña, aunque un poco menos que mi perseguidor, caía arrodillado a los pies de mi peligrosa amiga.

- "Tranquila estoy bien."- oí que me decía mi amiga usando su mente, en su mente vi todo lo que había pasado.

- "Pero él no, no lo ves acabas de acabar con su autoestima"- le dije al oído.

- "¿Le has leído la mente para saberlo?"- me preguntó ella en mi mente.

Fue en ese momento cuando me di cuenta de que no podía, no podía leerle la mente a ninguno de los dos, en mi acosador era como si existiera un muro infranqueable, pero en el otro era como si estuviera conectado a mi acosador de alguna manera, y eso impidiera que yo les leyera la mente, era frustrante.

- "¿Qué demonio estaba pasando? ¿Quiénes eran esas dos personas?, y ¿por qué le hacía sentir así tanto Faith como a mí?"- pensé mirándolos, mientras el acosador miraba serio a su amigo, que se levantan con algo de dificultad del suelo, y finalmente agachara la cabeza ante mi acosador. Sentía que hablaban entre ellos, pero no con los labios, sabía que estaban hablando, me di cuenta por los ojos del acosador, alguna conexión había entre ellos, pero era como si estuviera delante de una fortaleza.

- "¿Que ocurre?"- preguntó Faith en mi cabeza, de nuevo.

- "No sé, no puedo leerles la mente, es como si estuvieran protegidos por algo."- ella me miró asombrada había personas que yo no sabían que pensaban y para ella eso era increíble. Leer mentes, a veces, es un castigo más que una bendición, ya que puedes leer y sentir todo lo que la otra persona siente, y mi Faith es pura sensaciones.

Una luna para el CEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora