Capítulo XXI. Tercer día, la entrega de una diosa. Isaak y Faith.

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Faith.

Laurier Wood, a dos horas, Ontario, Canadá.

-"Es importante que cumpla con todos los requisitos que se exige, para una diosa de la naturaleza, principalmente cuando lo más seguro que esta noche, al entregarse al beta, se conviertan en su pareja, provocando que sus máximos poderes despierten, y deberá ejercer su control sobre ellos."- me dijo Lianet , por tercera vez como si yo fuera estúpida.

Decididamente esa hechicera no me gustaba, y no porque, como creía Eli, era porque su papel en la empresa era ser la asistente de mi hombre, buenos voy a ser sincera, no sólo por eso me caía mal, era porque en el fondo yo sabía que a ella tampoco le gustaba yo, además de porque descubrí su secreto. Sólo había una razón clara, esa maldita hechicera estaba enamorada de Isaak, y mi aparición sólo le había hecho enfurecer.

Nadie lo notaba, su poder consistía en que no pudieras evitar expresar con palabras lo que pensabas, era como un detector de la verdad, pero humano, para eso ejercía un total control sobre si misma. Nadie que la conociera, dudaría de sus buenas intenciones, era como una mujer de hielo, no solía expresar ni un solo sentimiento, ni negativo, ni positivo.

Pero yo como diosa, y como mate de Isaak, si notaba los sutiles cambios que había en sus comportamiento cuando se encontraba con él, o cuando yo me aproximada a él. La primera vez que lo noté fue cuando un día varias de la hechiceras vinieron a comer a nuestra casa invitadas por nuestra gran cocinera Mitzi.

Lianet, se presentó, con la condición por parte de sus hermanas, que no usaría su poder en toda la velada, todas deseábamos esta velada se desarrollara de forma relajada, pero si ella no se controlaba, la cena se volvería incomoda, ya que todas tendríamos que controlar lo que pensábamos.

Fue en ese momento cuando me di cuenta de que Lianet era, de la hechiceras, la más crítica con mis avances, mientras el resto alaba mis esfuerzos, la más pequeña y joven de la hechiceras salida siempre tener un "pero" a todo. No entendía que era lo que le pasaba conmigo a no ser que ella supiera que no me gustaba que estuviera cerca de Isaak todos los días, pero esos lo sabían todas, era el resultado de la fuerza de atracción entre mates y de los celos injustificados. Entonces ¿Qué le hacía estar así de exigente, y molesta conmigo?.

Lo averigüé cuando durante la cena, la hechiceras comenzaron a bromear con Eli y conmigo, de la noche que íbamos a ser marcadas, de los picante y caliente que se iba poner la cosa entre nosotros. Algunas de esas malditas hechiceras, eran verdaderamente descaradas sin pelos en la lengua, y decían frases que, hasta yo una mujer que por lo menos era más experimentada que Eli, conseguía sonrojarse, no hablemos de la Luna de la manada, parecía un zumo de tomate recién exprimido.

La única que se mostraba ofendida, y algo intranquila era Lianet, no sonreía e incluso a algunos cometarios bastantes subiditos de tono, se mostraba hasta ofendida, al principio no le daba importancia, pensaba que todo era mi animadversión hacia ella, como lo describía Eli. Pero se me aclaro, cuando tras la cena cuando fui al servicio de la parte de atrás de la casa, para lavarme las manos, recomponerme un poco con agua en la cara, por los comentarios de ciertas salidas hechiceras.

Al regresar por el pasillo, oí como Wilda, la decima hermana hechicera, le recriminaba a Lianet, su actitud, yo sonreí eso confirmaba que algo había molestado a la maldita. En un principio me alegré y sonreí, de manera vergonzosa claro, me encantaba tener razón, hasta ese momento nos sabía la verdad que había detrás del estado de ánimo de Lianet, pero pronto se me iba a ser revelado, tras la siguiente pregunta de Wilda.

-"¿Sigues enamorada de él?, ¿Sigues enamorada del Beta, Lianet?."- preguntó, haciendo que se me cortara la sonrisa de golpe, ¿Qué significaba todo esto?.

Una luna para el CEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora