Capítulo IX. Los lobos y su mana (parte I).

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Faith.

- "¡Hermoso!"- la palabra me salió, sin apenas controlarla.

Pero después del día de locos que llevábamos las dos, ver como el hombre más tentador, atractivo y enloquecedor, se transformara en un ser aún más perturbador y magnético como era ese lobo de pelo rojo como el ocaso, había conseguido que por primera vez en mi vida mi cerebro dejara de funcionar totalmente, para convertirme en un ser de instintos, un ser básico.

Mi instinto me decía que ese enorme lobo era todo y exclusivamente mío, era mi pasado, mi presente y mi futuro, no me había sentido tan unida a nadie en toda mi vida, como a ese enorme animal, que se me acercaba lentamente, con precaución, como si temiera asustarme, mientras yo, lejos de sentir miedo, sin poder evitarlo, alargaba mi manos para acariciarlo.

Estaba como en un trance, mientras sentía esos ojos casi naranjas, en los míos, leyéndome el alma. Cuando mis manos tocaron su pelaje, una sensación de placer, me anuló toda sensación que no fuera esa recorriéndome todo el cuerpo. El animal también gimió en una especie de aullido bajo, mezclado con gruñidos, estábamos más que conectados, podía sentir su felicidad por tenerme cerca, tocándolo, era como si yo lo fuera todo para él.

No le temía, ni por asomo se me ocurrió tenerle miedo, lo sentía como familia, como protector, amor puro, sin duda, cariño, complicidad, miles de sensaciones. Algo que ya había sentido con su forma humana, pero mucho más atenuada. Me sentía más tranquila y querida con la forma de lobo de Isaak que, con su forma humana, el hombre que me había visto como alguien débil.

Pronto la enorme cabeza del lobo se restregó contra mi cabeza, era mucho más alto que yo, aunque yo estaba de pie, eso no era difícil, cualquiera en esa sala, era mucho más alto que yo.

- "Eres hermoso, ¿lo sabes?"- le dije abrazandolo cómo podía por la cabeza ya que mi brazos no podía abarcar su cuello, gemía de placer sabía que mis caricias le gustaban, por sorprendente que pareciera, sentía todo lo que el sentía, era más que una conexión, era como si habláramos él uno con el otro con nuestro cuerpos. Fue en ese momento que comprendí la atracción que pudo sentir caperucita, por el lobo malo, era más que placentero, era excitante.

- "Se llama mana, es lo que estas sintiendo, y él también lo siente."- me dijo el hombre de mediana edad, acercándose a mí, cosa que hizo gruñir a el lobo de Isaak, vi cómo le enseñaba los dientes a ese hombre. - "Isaak soy tu padre, ¿cómo crees que le voy a hacer algo a tu mate?, déjate de ser tan celoso, ella sólo te pertenece a ti, estúpido lobezno."- le dijo el hombre haciendo que el lobo gimiera y volviera a enterrar su hocico en mi cuello, como ignorando a su padre.

Sabía que Elizabet estaba un poco más alejada de mí, en otro lado de la habitación, su lobo la había separado del mío, empujándola suavemente para que se alejara de Isaak, era como si en su estado animal, estos dos, no le gustará que otros hombres o lobos, estuvieran próximos a nosotras.

- "Hola soy Dagmar, el padre de Isaak."- me dijo, yo me ruborice, porque no esperaba encontrarme delante del padre de Isaak, fui a darle la mano para saludarlo, y el lobo se colocó, en medio de los dos, gruñendo a su padre, para que se alejara.

- "¿Qué le pasa?"- pregunte a Dagmar, ante la actitud del lobo.

- "Veras el Mana es muy fuerte, en la forma lobuna, el lobo quiere alejar a su pareja de todos, su instinto territorial se desborda, hasta que no la marque como suya, no quiere que ningún macho se le acerque. Es por eso cuando encontramos a nuestras parejas, hasta que no la marquemos no nos transformamos y le presentamos a nuestro lobo, si lo hacemos antes, el instinto de lobo domina a nuestras parte racional, volviéndonos sólo instinto. Para mi hijo, ahora tú los eres todo, pude llegar a enfrentarse a su alfa, si el intentara acercarse a ti, es una situación muy peculiar de los lobos, en su instinto animal, tú vales más, que su propia vida. Si quieres que se calme tendrás que tocarlo todo el tiempo y decirle que se tranquilice, en este momento mi hijo se encuentra como en un trance, donde tu eres el único mundo que lo sostiene. Si fuera otros lobos, unos de menos rango, ya lo hubiéramos rodeado y alejado de ti, para que se calmase, y así pudiera volver a su parte humana, pero con esos dos, son el Alfa y el Beta, eso es más que difícil. Son los lobos más fuertes de la manada, podría decir que, de muchas manadas, no podíamos hacerlo, sin hacer que muchos de los nuestros acabaran heridos o muertos. Sobre todo, por el Alfa."- me dijo el padre de Isaak.

Una luna para el CEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora