Una luna para el CEO.

Capítulo XXIX. El último gran poder de la Guerrera blanca.

Faith.

-"¡Están fuera!"- esa fue la sentencia que dijo Eli.

Acabábamos de ducharnos y terminar de auto-curarnos, cuando mientras tomábamos una copa de vino, la guerrera blanca se puso de pie, y dijo eso, sonriéndome.

La verdad era que desde que nos habíamos ejercitado un poco con nuestras "inestimables colaboradoras", la ira hacía nuestros mates había disminuido, la sensación de vacío, y ansiedad por volverlos a ver, había vuelto con más fuerza. Era una sensación que compartíamos la guerrera y yo, estábamos tan conectadas que ambas sabíamos lo que sentía la otra.

Así que sentí, en mis propias carnes la felicidad de saber por Eli, que ella había detectado a nuestros mates fuera de la cabaña. Mi corazón dio un vuelco, me encantaba saber, que cierto atractivo beta, no había podido reprimir sus ganas de buscarme, se encontraba escondido entre la espesura del bosque, cerca de la cabaña donde habíamos pasado nuestra primera noche.

Estar en esta cabaña me traía muchos recuerdos, que lo único que hacían, era incrementar mis ganas de tenerlo cerca.

-"Tengo una idea, Fénix, una idea que por lo menos hará que durmamos esta noche saciadas y felices, te voy a traer a tu adorado lobo, mientras yo me quedo en el exterior con el rebelde Alfa, depende de ti darle el castigo que se merece, por lo menos así sabemos que dormiremos tranquilas."- la sonrisa que se dibujó en mis labios lo dijo todo, estaba deseando tener a mi alcance, a cierto atractivo beta, mi mente ya imaginaba más de un castigo que me encantaría disfrutar con él.

Sólo tuvimos que esperar media hora para que, tanto el Alfa, como el Beta se durmieran. Justo en ese momento, la guerrera blanca, se teletransporto hasta donde sabía que estaban los dos impresionantes lobos, y en segundos, un enorme lobo de pelo rojizo apareció en el salón de la cabaña. Se encontraba totalmente dormido, así que decidí prepararlo todo antes de despertarlo. Un buen castigo no era nada, sin una buena puesta en escena.

Busqué entre los armarios de la cabaña, hasta que encontré una camisa de hombre lo bastante grande como para convertirme en una auténtica tentación para cualquier macho, con sangre en las venas.

Preparé dos copas de vino, mientras me sentaba a mirar, a ese hermoso lobo dormido. Acaricie su enorme cabeza y me termine acostando sobre su lomo, de manera que mis piernas casi no tocaban el suelo, como sabéis ese monstruoso lobo es casi el doble que yo de grande y aún más alto, incluso echado.

Pronto lo sentí moverse, anunciándome que estaba por despertar, cuando esos enormes ojos rojizos se abrieron, solo me notó sobre él, mi cuerpo se acomodó sobre su sedoso pelo del lomo.

-"Decididamente Colt, eres la cama más suave y cómoda en la que he dormido."- le dije acariciando a mi dulce lobo.

-"Cuando quieras Faith, sabes que me encanta cuidarte."- me dijo Colt. Mi predilección por el lobo antes que el humano, era notable y ambos lo sabían, sobre todo porque el lobo no solía meterse en problemas como lo hacía el estúpido de Isaak. Besé su pelaje, con dificultad me puse de pie, antes de mirar a los ojos a ese enorme animal.

-"Déjame hablar con el estúpido, de alguna manera somos pareja, y debemos arreglar nuestros problemas de manera civilizada."- le dije acariciando su morro.

Pareció que Colt me sonrió, sabía que las formas civilizadas entre ese gran alemán y yo solían acabar en una cama, con mucho calor, mucho placer, y muchos gemidos ensordecedores, pero bastantes satisfactorios.

Mientras me arreglaba la camisa, el gran lobo se transformó en una ser aún más impresionante, que totalmente desnudo, apareció ante mí. ¿Como un hombre podía ser tan perfecto que te hacia salivar al mirarlo totalmente desnudo?, aunque desde luego con unas proporciones que envidiarían muchas de esas estatuas de mármol hecha por los antiguos maestros del renacimiento, e igual de duras, era más que normal que cualquier hembra quisiera devorarlo.