Capítulo 20: Edward, ¿No te gusto?

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No sabía cómo sentirme al respecto, pero mi relación con Edward era más fría que antes de la misión. Toda formalidad y buenos modales de su parte, pero yo me estaba desesperando.

Me acompañaba a las visitas mensuales con mi ginecóloga, me traía todo lo que quisiera y me había renovado el armario con ropa de maternidad, pero el simplemente se mantenía amablemente distante conforme los días pasaban. Sabía que desde el principio no debí haber esperado más de lo que me ofrecía, pero me sentía triste incluso teniéndolo cerca.

Sentí un movimiento en mi abdomen, distrayéndome de mis pensamientos y sonreí colocando mi mano sobre el lugar para volver a sentirlo.

- Vaya entusiasmo el de hoy, ¿No crees? - Hablé con él, ahora que tenía siete meses, era más activo y sentía que me respondía cuando le hablaba. Volvió a patear y miré el libro que sostenía en mi mano.- ¿Quieres que siga leyendo? - Otra respuesta.- Bien, bien... ¿En dónde estaba?

- Desde ese día, Maximilliam perdió el barco y pensó que era un sueño...- Levanté la mirada sorprendida para ver a Edward en la puerta con los brazos cruzados y una pequeña sonrisa de lado. Caminó hasta el sofá a mi costado y se sentó.- Vamos, continúa. Estabas en una parte particularmente emocionante.

- ¿Cuánto tiempo tenías ahí? - Cuestioné.

- Solo un par de minutos.- Respondió y yo terminé cerrando el libro. Viéndolo, hoy parecía ser temprano como para estar en casa, pero mis ojos se iluminaron cuando lo vi sacar de su saco una leche de chocolate en un bonito cartón.

- Lo trajiste.- Sonreí tomándola de sus manos y abriéndola para pasar el sabor dulce a través de mis labios. Era mi más grande antojo últimamente. Edward correspondió mi gesto y se alojó la corbata para estar más cómodo. Observé las ojeras debajo de sus ojos y no pude evitar preocuparme.- ¿Hay algo diferente últimamente? ¿O el trabajo se ha vuelto más pesado?

- Es más el cambio de reuniones.- Él ladeó la cabeza.- Ahora que Francesco D'angelo ha tomado el lugar de su hermano las juntas han tenido vueltas muy irritantes y ya que los De Luca desaparecieron del mapa, los Rossi han tomado la delantera de las reuniones de la alta clase. La guerra parece haber bajado de intensidad o tal vez desplazarse hacía lugares que no se pueden ver plenamente. Es difícil saber qué piso es el que puede ser tocado.

Me mordí el labio.

Era cierto que desde la muerte de Tomasso pasaron muchas cosas como la repentina desaparición de Bianca de los círculos sociales. Sin embargo, ella se había comunicado con Edward solo para decirle que estaba a salvo y después le explicaría las cosas, pero en consiguiente la guerra de mafias se desató terminando con mucha muerte entre varias familias. Todo se puso peor cuando la policía y los militares terminaron involucrados provocando que las muertes ascendieran e incluso Renzo De Luca murió en un enfrentamiento contra la mafia.

Por mi parte seguí reuniéndome con las esposas de ellos, solo que no lo hacía muy a menudo por las indicaciones de que tenía de guardar reposo prácticamente todo el tiempo y de vez en cuando podía sacar algo de información que ellas escuchaban en sus respectivas residencias sobre el estado de la guerra interna en Roma, pero no era suficiente, por lo que todo apuntaba que al final tendría que esperar hasta que la situación se calmara para comenzar de nuevo a reunir las pruebas que el gobierno necesitaba.

- ¿Y qué has escuchado sobre las nuevas elecciones de Roma? - Pregunté intrigada, ya que estas se acercaban y estaba Lorenzo Di Marco como uno de los candidatos más fuertes contra los Rossi.

- Tengo la sensación de que hay algo detrás de ello también.- Edward murmuró juntando sus manos.- Algunas veces pienso que no estoy viendo nada, como si solo pudiera ver a través de un cristal que se me ha puesto frente a los ojos y no hay nada que me moleste más que sentir que llevo cuerdas y no las controlo yo.

Misión: Dejar de amarlo. Contratiempos: Él. (II libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora