El disparo resonó por la habitación.
Pensé que moriría en un instante y solo por instinto había cerrado los ojos para evitar ver a la muerte a los ojos, pero los segundos pasaron y podía sentir todavía el miedo, así como una lágrima que se había escapado de mi ojo para descansar en mi mejilla.
Mi cuerpo temblaba y hasta cierto punto estaba paralizada con la mano en mi arma, pero no había hecho nada por tomarla antes de que fuera demasiado tarde.
Respiré profundamente una vez antes de tomar el valor de abrir los ojos y enfrentar la situación que no me había mandado a la muerte por el momento y la imagen que me recibió no me permitió moverme todavía.
El cuerpo de Carmina colgaba sin moverse en el sofá, como si de una marioneta que se le habían cortados los hilos de manera repentina se tratara. En su cabeza podía ver un impacto de bala, pero no había sido limpio, atravesando desde el ojo y esparciendo parte de su cerebro sobre el material elegante de tela. Era una imagen perturbadora y Alessandra se puso de pie desde el sofá. Caminó hasta donde ella se encontraba y tomó el rey que le había pertenecido a ella y lo lanzó a su cuerpo con una clara burla en su rostro.
- Jaque mate, perra.- Le dijo antes de girarse hacía mí y en ese momento reaccioné para tomar mi arma, pero su voz me detuvo.- No te molestes. No pienso matarte.- Revisó su reloj frunciendo el ceño, como si esperara algo, pero pareció aliviada cuando se comenzaron a escuchar disparos por toda la residencia Lombardi. Me aferré con más fuerza a mi arma, sin comprender nada de lo que estaba pasando, pero aún así me mantuve cautelosa a pesar de saber que si ella realmente me hubiera querido matar, ya lo habría hecho.
- ¿Qué está pasando? - Cuestioné notando que los disparos habían durado muy poco tiempo y de nuevo el silencio se había instaurado en la habitación.- ¿Cómo sabes quién soy?
- Es imposible no saberlo.- Una voz diferente respondió y giré mi torso en dirección a la puerta, por la que acababa de entrar Bianca con ropa de combate y un arma que guardó al vernos. Observó el cuerpo de Carmina en un solo vistazo y luego dejó de prestar atención acercándose.- Perdona por sorprenderte así, pero hoy se decidió terminar con la mafia nueva.
- ¿La mafia nueva? - Fruncí el ceño.- ¿Y por qué ustedes terminarían...? - Me detuve, pensando en la razón más obvia y me puse de pie. Retrocedí a la defensiva con mi arma hacía abajo, pero casi lista para disparar.- ¿Son parte de la mafia nueva? ¿Para quién trabajan?
- Los Leone no trabajan para nadie.- Alessandra se burló, cruzando sus brazos.- Ellos representan a la mafia italiana.
- ¿Qué? - Miré a Bianca cada vez más sorprendida y ella asintió.
- Los Leone son los dueños de la mafia y eso no es todo, pero...- Hizo una mueca.- No creo que yo deba decirlo.
- ¿Y por qué no matarme? - Las miré.- Soy obstáculo, ¿No es así?
- No, pero, ¿Edward no te lo dijo? - Bianca cuestionó.
- ¿Decirme qué? - Hablé sin idea de nada. Estaba realmente confundida por la situación.
- Se decidió cancelar la misión porque su cliente era parte de la nueva mafia, queriendo que él entregara a los Leone, pero Edward presentó todas las pruebas en su contra para el gobierno italiano. Sin embargo, el hombre pareció irse a la fuga y él comenzó un operativo en conjunto con los altos mandos para encontrarlo. También cortó los cables con los aliados que sostenían a los Lombardi, por eso ahora fue increíblemente fácil matarlos. Fue el trato que hizo con sus... ah, con los Leone.
Emití una corta risa seca, por eso me dijo que me quedara en casa, porque ya estaba todo resuelto, pero no me había dicho ni una maldita palabra al respecto. Guardé mi arma después de asegurarla correctamente y las miré a las dos.
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Misión: Dejar de amarlo. Contratiempos: Él. (II libro)
RomanceAdele pasó la mitad de su vida amando a un hombre sin ser correspondida, esperando pacientemente hasta que él aceptara la tensión que prácticamente se podía respirar entre ellos, pero incluso después de casi dar la vida por él nunca recibió nada más...