Capítulo 40: ¿Crees que lo entierre?

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En casa me preparé para recibir a Conrad colocando cubiertas en mis sillones y limpiando el departamento de arriba hacía abajo, preparé las sábanas adecuada y todas las cubiertas que a él le agradaban, así como me aseguré de volver a lavar sus platos, cubiertos y vasos preferidos.

A Jasha le había surgido una emergencia por lo que se había regresado a Rusia antes, pero era mejor, así podía pensar claramente en lo que me había propuesto. Era un asunto que cambiaría mi vida, después de todo. Así que lo consideré seriamente con el anillo en la palma de mi mano.

Según las palabras del ruso, no era necesario renunciar a mi puesto como jefa de seguridad si no quería, pero también me propuso cederme parte de sus acciones y pasarme al área administrativa que se encargaba de cerrar los tratos y organización de misiones de alto alcance... Sería un reto interesante dejar el activo y comenzar a preocuparme por el otro lado de la moneda. Así también podría hacerme cargo de mis futuros hijos sin dejarlos mucho tiempo al cuidado de alguna niñera.

Eso me hizo sentir una punzada de tristeza y llevarme la mano al abdomen de manera inconsciente.

Si me casara con Jasha obviamente esperaría niños, así que debía de considerarlo también, aunque la idea me pusiera un poco en conflicto. No porque él no me gustara, si no porque tenía miedo y todavía no me sentía lista para ello. Él no lo había mencionado, por lo que seguramente no era su prioridad, pero...

La puerta sonó. Solté el anillo y me cubrí un poco más con el delgado suéter antes de abrir la puerta y encontrarme cara a cara con Emil Carswell cargando en sus brazos a Conrad. Sonreí algo incómoda y retrocedí.

- Por favor, pase.- Dije y cerré la puerta cuando entraron a mi departamento. Emil bajó a Conrad y este de inmediato me abrazó, aferrándose a mis piernas. Mi corazón se calentó y me agaché para cargarlo.

- ¿Cómo ha estado, mi pequeño genio? - Le pregunté dándole algunos besos en las mejillas. Conrad no respondió, pero tampoco se movió ni evitó mi demostración de cariño y sus pequeñas manos se sujetaron a mi blusa, así que podría decir que me había extrañado. Levanté la mirada hacía Emil y le pregunté si quería tomar algo. Ella asintió y se sentó en mi barra en vez del sofá. Puse el agua y le ofrecí un jugo a Conrad, a lo que él tomó en silencio y me señaló la barra. Lo dejé ahí, sabiendo que era una superficie que no le molestaba tocar.

- Es bonito.- Emil dijo, sosteniendo el anillo que me dio Jasha y había olvidado guardar antes de abrir la puerta.

- Um, gracias.- Murmuré colocando las tazas y un plato frente a ella. Acerqué los aditivos y bajé a Conrad cuando lo vi inquietarse.

- ¿Sabías que es viudo? - Emil siguió observando el anillo.

- ¿Lo es? - Cuestioné algo curiosa. Jasha no hablaba de su pasado y si le molestaba tampoco lo decía, pero a mi no me preocupaba que lo fuera. Todos teníamos derecho a mantener nuestros propios secretos. Mientras no me engañara o algo parecido, no tenía problema con ser su segunda esposa, ya que a él no le importaba que fuera madre soltera.

- Si.- Emil sacó una foto de ella y la puso frente a mí.- Se parecen mucho.- Señaló lo obvio y era de hecho así, podría considerarla como un tipo de doppelganger. El mismo tono de cabello, ojos, nariz y labios, parecía que todo encajaba, pero ella llevaba ropa mucho más juvenil e informal.- Ella murió hace unos años de cáncer de mama.

- Oh...- Murmuré, sintiéndome mal por Jasha y entendiendo en parte porque pareció prendarse de mi desde la primera vez que me vio y era por su primera esposa. En vez de molestarme, me sentí aliviada de no ser su primera opción, así tampoco había expectativas... Dejé la foto de lado y miré a Emil.- ¿Por qué me cuenta esto?

Misión: Dejar de amarlo. Contratiempos: Él. (II libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora