Emil Carswell
Luciano era el encargado de todos los asuntos legales de la familia y también el consigliere de la mafia Italiana, era joven para el puesto, pero lo suficientemente inteligente como para ser llamado el abogado del diablo.
No había ninguna situación que no pudiera controlar para manipular el buen nombre de la familia y tanto él como Massimo parecían estar casi todo el tiempo de acuerdo en sus decisiones y no solían discutir, pero esta vez, cuando me acerqué a la oficina que antes había pertenecido a Valentino pude escuchar claramente sus voces.
- ... Pienso casarme con ella.- Detuve mis pasos, escuchando a Massimo decir algo que nunca en vida pensé saldría así de sus labios. Levanté una ceja y me acerqué más sin molestarme por ser vista por la seguridad de Luciano.
La joven que estaba tal cual estatua a un costado de la puerta, con las manos detrás de su espalda y rostro imperturbable, como si no le interesara el drama dentro. Alessa siempre tenía ese tipo de buena expresión que no dejaba entrever nada de lo que pensaba. Casi.
Era igual cuando fui parte de la seguridad personal de Valentino, pero los deseos inconscientes siempre salen a la luz y no podía evitar verme a mi misma siempre que la veía a ella. Ella notó mi mirada y me observó por un instante, el cual aproveché para levantar mi dedo índice y apuntar a mis labios. Lanzando una orden de que no debía de notificar de mi comportamiento a su jefe y ella inclinó su cabeza, cediendo antes de volver su mirada al frente.
- Te he dicho que no es buena idea, sobre todo por su identidad, hermano. Si lo declaras ahora vas a atraer sobre esta familia los reflectores de atención y por si no te has dado cuenta, la nariz de nuestro hermano está cada vez más cerca de llegar a nuestros traseros.- Luciano parecía alterado al hablar, tratando de hacerse entender, pero sabiendo que a veces Massimo no era tan fácil.
- Tenemos tres hijos, imbécil. No los voy a dejar sin apellido y a ella sin protección.- Respondió Massimo.
¿Desde cuándo además de los dos de mi hija y el de Edward en camino tenía otros tres nietos? Ladeé la cabeza, cada vez más curiosa.
- ¿Y sabes que mierda es un condón, Leone? ¿O te lo explico? - Le preguntó Luciano.
- Sé lo que es un condón, hermano.- Respondió Massimo.
- ¿Y entonces qué? ¿Lo inflaste como globo de fiesta y lo pusiste de decoración o qué carajos? -Luciano contraatacó con su siempre afilada lengua. Reprimí la risa, pero se me borró la sonrisa al escuchar la respuesta de Massimo.
- Ya cállate y haz lo que te ordené, Luciano.- Massimo cortó la conversación con violencia. El silencio se hizo presente, consideré retroceder cuando Luciano habló.
- Pensé que serías más inteligente que papá.- Su voz sonó más baja.- Los hijos no detienen a las mujeres como mamá en una jaula... Eso lo deberías de saber por experiencia propia.
Retrocedí, con el corazón en un puño y quise marcharme para evitar cruzarme con Luciano cuando me vi detenida por los hombros. Me giré encontrándome con Giovani y justo en ese momento salió Luciano.
- Ah, están juntos.- dijo, deteniéndose a saludar y después de ello miró a su hermano menor.- ¿Has hablado con mamá de la carta?
- ¿Qué carta? - Pregunté y Giovani desvió la mirada, sin querer responder, pero Luciano terminó hablando por él.
- En el testamento de papá, le dejó una carta de él para Angelique. Consideró que a Giovani le correspondía si decir o no la verdad a nuestra hermana.
- Ah...- Miré a Gio, preocupada. Últimamente lo sentía perdido, desde que Angelique encontró el amor, se casó y estableció, él había dejado de protegerla desde las sombras, eso de alguna manera le quitó el sentido de su vida. Todavía no sabía qué hacer y su actual identidad como sicario me tenía siempre de nervios.- Es el pasado de ambos, creo, como Valentino, que la decisión te corresponde a ti.
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Misión: Dejar de amarlo. Contratiempos: Él. (II libro)
RomanceAdele pasó la mitad de su vida amando a un hombre sin ser correspondida, esperando pacientemente hasta que él aceptara la tensión que prácticamente se podía respirar entre ellos, pero incluso después de casi dar la vida por él nunca recibió nada más...