Capítulo 24: Eres demasiado terca.

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El silencio perduró en la sala con la sonrisa de Carmina sosteniendo el cabello negro de la chica con violencia y a las dos hermanas viéndose fijamente. Me moví un paso a la derecha, preguntándome por qué Carmina nos enseñaría esto, ¿O era una advertencia de lo que le sucedía a los traidores?

- Alessa Palladino nos vendió. Tu hermana que se supone era una espía para nosotros se encandiló con uno de los cachorros de Elisabetta y nos traicionó.- Carmina dijo, jalando a la chica con más fuerza.- Entonces, ¿Qué deberíamos de hacerle?

- ¿Te acostaste con uno de ellos, Alessa? - Chiara se acercó a ella y le preguntó. La chica no hizo ningún intento por responder y Chiara le cruzó el rostro con una bofetada. Entonces retrocedió y miró directamente a Carmina.- Mi familia no tiene nada que ver con esta zorra. Sácale la información y mátala si quieres.

- Era lo que planeaba hacer.- Carmina soltó a la chica y fue hacía la mesa donde estaba una glock 19 y la empuñó para acercarse de nuevo a Alessa Palladino. Puso el cañón en su cabeza después de quitar el seguro y cargar la recámara.- Dinos bonita, ¿Con cuál de los tres cachorros mayores te aliaste? - Alessa endureció la mirada y miró a Carmina directamente a los ojos, negándose a responder.- ¿Eres muda? - Bajó el ángulo, apuntó a su muslo y disparó. El sonido de la ojiva siendo expulsada del cartucho resonó como eco en el pequeño cuarto solo un instante después del grito de dolor de Alessa. Ella tembló y maldijo con las lágrimas inundando su rostro mientras la sangre se filtraba hacía el suelo, siguiendo un camino nuevo marcado en rojo hasta el desagüe mientras Carmina se burlaba.- No, no eres muda después de todo.

- Vete al carajo, Lombardi.- Le gruñó Alessa después de recuperarse en parte al dolor.

- No me digas que lo hiciste por amor.- Carmina se burló de ella, pero Alessa no respondió y la sonrisa de la castaña se borró. Se inclinó y metió el dedo en su herida, presionando hasta que Alessia gritó por la sensación insoportable del dolor.- Por dinero y por poder tendría sentido morir, ¿Pero amor? No me jodas.- Alessa apretó los dientes, escuchándola en medio de respiraciones erráticas, su piel se estaba poniendo pálida por la pérdida de sangre.

- Cada quién elige su muerte.- Chiara dijo tomando una cadena y acercándose a su hermana.- ¿Dónde será el próximo ataque? Estoy segura de que lo sabes, hermana.- Sin embargo, Alessa se aferró al silencio. Chiara enredó la cadena en su cuello y la asfixió con fuerza provocando que ella se pusiera morada, tratando de respirar pero siendo inútil hasta que Chiara la soltó.- Solo tenías que hacer una cosa, Alessa, para probar que no eras una basura, pero ni siquiera informar sabes hacer. - Su hermana tosía, pero Chiara no se detuvo para darle un puñetazo en la cabeza.- Maldita bastarda.

- ¿Sabes como Roma paga a los traidores? - Carmina apuntó al rostro sangrante de Alessa.

- Con muerte.- Chiara sonrió como loca.

- Exacto.- La castaña correspondió antes de disparar. Perdí el aliento al ver el cuerpo de Chiara caer al suelo con un agujero de bala en la frente. Carmina se acercó a ella y puso su tacón en el rostro de Chiara.- Lo mismo ocurre si te acuestas con el marido de quién no debes, puta.- Dijo antes de retroceder, poner el seguro al arma y aventarla a la mesa. Miró a Alessa quién también parecía estar en shock.- Te daré tiempo para que pienses en tus acciones, Palladino.- Nos miró.- Ahora, ¿Quién quiere un postre?

***

Permanecí pensativa pasando el agua por el pequeño cuerpo de Conrad, bañándolo con agua moderadamente caliente y pasando el jabón para bebé en una esponja suave para tallarlo. El agua comenzaba a verse sucia y me presioné un poco para terminar antes de que disminuyera demás su temperatura y pasé a secarlo con una toalla de patitos azules y amarillos.

Misión: Dejar de amarlo. Contratiempos: Él. (II libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora