La primera parte de la historia comenzó cuando me mudé a Italia a la florería de la pareja de ancianos que serían mis "padres", pero en realidad eran agentes que me ayudarían a volver creíble mi historia. En los primeros meses cada hueco libre de posible descubrimiento de información fue eliminado con la falsificación de cada documento que serían mi nueva realidad como Livia.
Primero, me adapté al idioma lo más que pude y repasé cada uno de los pasatiempos que se supone debía de tener, dejando ir los primeros meses en mi preparación personal hasta que Edward y yo nos topáramos por "accidente". Eso salió bien y lo consiguiente de las "citas" de dos ex amantes que se reencontraban recuperando su amor perdido fue sin ningún tipo de inconveniente y mientras tanto Edward me ponía al tanto de su situación, así como yo de la mía, llevamos todo el teatro de manera creíble, asegurándonos de dejar testigos en la colonia de mis supuestos padres que pudieran dar veracidad a nuestro romance antes de que se anunciara la boda.
Todo el proceso duró medio año hasta que finalmente llegó el día esperado.
La boda.
El vestido que usaba era estilo sirena, pegándose a mi cuerpo en la parte superior y en la inferior se abría para terminar en un corte largo. Él ramo que sostenía entre mis manos tenía hermosas flores del color del vestido y el velo me cubría la mitad del rostro con un bello encaje que me hacía preguntar si a Ed.. Alessandro le gustaría.
No quería ver el dolor de que todo esto fuera una mentira a través del espejo, así que solo me di la vuelta para encaminarme a la salida donde me encontré a mi "padre" ya esperándome para escoltarme. Este día no solo era el comienzo oficial de la misión, sino mi primer vistazo a la alta sociedad siendo presentada como una joven que tuvo la suerte de casarse con el amor de su vida que se convirtió en un millonario.
Debía de salir en todos los periódicos y revistas sensacionalistas para llamar la atención de los objetivos sobre el nuevo estatus de Alessandro.
Pensando en el tipo de comportamiento que debería de presentar solo me dejé llevar hasta la zona inferior donde se realizaría la ceremonia de boda en uno de los jardines de la mansión de Alessandro. Los invitados ya se encontraban a la espera y todo tipo de rostros desconocidos que eran en parte agentes y en parte la alta sociedad, a los que Alessandro ya había conseguido girar a su lado convenciéndolos de su historia.
Mantuve mis pasos lentos y en cierto sentido vacilantes no solo por que si me sentía demasiado nerviosa, si no porque se supone que la personalidad que debía presentar de cara a la sociedad era de una mujer insegura, dulce y fácilmente manipulable por todos a su alrededor que no sabía nada de etiqueta ni modales.
El velo no me dejaba ver mucho más que el suelo y aproveché para no tropezarme con mis propios pies hasta llegar al final, justo frente al traje de etiqueta de Ed... No, me repetí a mi misma por milésima vez. Debía de acostumbrarme a su nuevo nombre para no arruinar nada involuntariamente y también para convencerme a mí misma de que todo esto solo era una actuación. No Adele y Edward sino Livia y Alessandro, había un mundo enorme de diferencia en ello.
Escuché la ceremonia entrelazando y liberando mis dedos sobre el ramo, disociando en la misma posición como si me hubieran pedido que permaneciera estática en firmes ante una ceremonia muy importante. Casi ni respiré pensando en varias cosas y nada al mismo tiempo, como en si había sido suficiente lo que traje de casa o en que todavía no había hablado de la nueva modalidad que seguiríamos una vez estuviéramos dentro de la misma residencia. Su horario y el mío, debía de analizar ambos para ver en qué momento él estaría ocupado y en cual podríamos acordar las diferentes actividades que se fueran presentando, me cuestioné también si él ya tenía a la mano un control de la seguridad de este lugar y luego casi quise reírme de mí misma sabiendo que probablemente fue lo primero que hizo.
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Misión: Dejar de amarlo. Contratiempos: Él. (II libro)
RomanceAdele pasó la mitad de su vida amando a un hombre sin ser correspondida, esperando pacientemente hasta que él aceptara la tensión que prácticamente se podía respirar entre ellos, pero incluso después de casi dar la vida por él nunca recibió nada más...