Capítulo 25: ¿Sigues enojado?

1.8K 100 2
                                    

- ¿Sigues enojado? - Sonreí a través del comunicador mientras me arrastraba por el ducto de ventilación. En mi muñeca estaba el mapa del sistema con mi localización para acceder al cuarto de vigilancia y deshacerme de todas las cámaras. La misión estaba diseñada para en un determinado número de minutos entrar y salir sin ser detectados, pero Edward parecía seguir de mal humor por mi golpe en su zona blanda.

- ¿Ya estás en posición? - Preguntó en vez de responder.

- Estoy cerca.- Active y desactive el micrófono respirando profundo en el reducido espacio, colocando mis antebrazos por enfrente y empujando el resto de mi cuerpo con mis piernas, uno después de otro.- Vamos, mira el lado positivo. No puedo dejarte sin descendencia porque ya te la he dado, ¿O quieres más hijos? - Edward no respondió y yo puse los ojos en blanco.- ¿Te sigue doliendo? - Cuestioné unos movimientos más adelante.- ¿Quieres que te sobe?

- ¿Te podrías callar? - Lo escuché irritado y sonreí, pero no respondí porque me encontré con la rejilla para bajar. Me deshice de las sujeciones siendo lo más silenciosa que pude, contando rápidamente cuántos guardias se encontraban en el lugar. Eran cuatro, dos sentados con la mirada sobre los monitores, otro cerca de la puerta, armado con un arma larga, empuñándola y otro cerca de una cafetera, preparando café. Esos tres seguramente estaban armados con armas cortas, todos tenían comunicadores en sus orejas. Observé el reloj y esperé a que llegara la hora del reporte de su situación. Debería de ser cada hora o si había máxima seguridad un promedio de quince minutos mínimo para que se necesitara de nuevo una confirmación de que todos se encontraban despiertos y en su lugar de vigilancia.

Mientras esperaba, armé la situación de acción en mi cabeza. Primero debería de deshacerme el que ya estaba preparado para disparar, pero si caía y no era lo suficientemente rápida sería abatida por los otros tres. Si usaba humo les daba apertura para alertar a toda la mansión... Era yo la que estaba en desventaja si bajaba antes de matarlos.

Tomé mi arma con el silenciador puesto y removí el seguro. Respiré profundo acomodando mi posición para asegurar un buen primer disparo, inhalé, exhalé y tensé mis brazos haciendo un cálculo rápido antes de colocar mi dedo en la zona del gatillo, dejé de respirar y entonces disparé. Mientras el cuerpo caía al suelo alertando a los demás colgué mi cuerpo al aire y volví a accionar el gatillo con la mira en el del café que ya se había armado, pero no fue tan rápido como yo. Después, pasé a abatir a los que habían estado con su atención en las pantallas.

Bajé al suelo cuando todos cayeron y me dirigí a las cámaras, observando primero en donde se encontraba cada miembro de seguridad. Volví a activar el micrófono una vez hice un análisis rápido del acomodo de las cámaras por piso y habitación.

- Estoy dentro. Primer piso...- Conté el número total de guardias.- Quince, cinco armados con CZ BREN 2, el resto con armas cortas seguramente. Hay una apertura por el lateral de la tercera ventana y hacía abajo, en la tercera puerta desde ese punto de entrada están las escaleras para el nivel inferior.

- ¿Piso superior? - Cuestionó Edward.

- Quinc... No, catorce.- Dije frunciendo el ceño.- Dos con fusil CZ BREN 2. Creo que falta uno.- Desvié la mirada hacía el que había matado yo y una parte de mi sabía que era ese, pero otra no lo quería porque eso significaba que tendríamos menos tiempo.- Mejor apresúrate a sacarla.- Le aconsejé a Edward acercándome al cuerpo y quitándole su comunicador para colocármelo en la otra oreja, así podría saber lo que estaba pasando entre ellos.

Edward no respondió, pero lo vi aparecer por la ventana que le había señalado y colarse dentro justo en el punto ciego del resto para pasar hacía la puerta. El corazón me retumbó con fuerza en el pecho en ese pequeño lapso de tiempo, pero Edward fue impecable al pasar frente a sus narices sin ser captado. Actuando como uno más, con el mismo uniforme que había conseguido de sabrá Dios dónde y actuando con naturalidad, tanta que todos lo captaron como uno más y en otra distracción se coló dentro la puerta que le dije.

Misión: Dejar de amarlo. Contratiempos: Él. (II libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora