Capítulo 33: Mal presentimiento

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Mónica

Le sonrío a la pequeña que me muestra sus burbujas emocionada. Emma White es sin duda la personita más preciosa del mundo entero.

Cuando Christopher me la presentó no pude creérmelo, mi hijo ya había formado una familia y lo compartió conmigo demostrando que confía en mí y que, muy dentro de él, me quiere. Los días con la pequeña Emma se han pasado volando, ya una semana de tenerla aquí y soy la abuela más feliz del mundo cocinándole galletas, dejando que me ayude en el jardín y que bailemos en la sala las dos juntas, es divertido sentir una faceta que nunca pude conocer.

- Abu Mon- me llama viniendo hacia mí.

La miro preocupada al ver un puchero en sus labios.

- ¿Qué pasó princesa?

- ¿Dónde está papi?- me pregunta haciendo un mohin- ¿Y mami?

Sonrío con dulzura, se ve que ama mucho a Chris y a Leah, a pesar de que he hecho de todo para distraerla llega un momento en que vuelve a acordarse y pregunta por ellos poniéndose algo triste.

- Princesa- beso su cabello y me mira con esos ojitos que últimamente son los que me hacen feliz- Ya hablamos de esto, cariño, mami y papi vendrán en unos días más mientras tanto nos divertiremos mucho aquí.

Asiente desanimada, es una niña lista y sé que lo comprende.

- ¿Qué te parece si hacemos un día de picnic? Podemos ir al parque.

Alza la vista ilusionada y asiente efusivamente, siento un poco más de alivio, no me gusta que esté triste.

- ¿Llevamos dinosaurios? Raaawr- imita a uno soltando un gruñido.

Suelto una carcajada mientras asiento, en verdad ama los dinosaurios, cuando la trajeron dejaron con ella cientos de ellos de todos los tamaños y colores posibles.

- Si, llevaremos algunos.

Preparo la canasta con algunos sándwiches cortados en forma de estrella, algunas frutas picadas y una botella de jugo de naranja además del biberón de la pequeña Emma.

Cambio a Emma con un jardinero precioso con una blusa blanca debajo, en sus pies unas zapatillas cómodas y un sombrero descansa en su cabeza para protegerla del sol, le aplico protector solar y ya estamos listas.

- Vamos, cariño, toma tu dino.

Me ha contado que es su favorito y que se lo dio su papi, estoy muy orgullosa de como ella se expresa de él, parece tener una gran adoración por Chris y yo no puedo estar más feliz de que mi hijo haya conseguido aquello que tanto ha anhelado, estar con su Leah y ahora con una mini versión de ambos.

Pasamos casi todo el día en el parque jugando, correteando y comiendo todo lo que traje.

- Abu- se me acerca y me abraza buscando acomodarse para dormir.

- Será mejor que vayamos a casa- le digo cuando el sol comienza a ocultarse.

Camino con ella en mis brazos y la canasta en una de mis manos, se duerme en el trayecto, al llegar la subo a su cuarto y procuro quitarle la ropa sudada, la limpio con toallas húmedas para no despertarla y le coloco su pijama, beso su frente dejándola dormir.

Me ducho y bajo, las horas se me pasan rápido preparando la cena, decido no despertar a la pequeña y ceno sola.

En estos momentos de soledad en la madrugada, siempre me cuesta dormir por lo que me distraigo tejiendo algo para mi nieta. Mi vida ha cambiado desde que me alejé de Gian, en algún momento pensé en llamarlo y decirle dónde estaba pero, por alguna razón, decidí no hacerlo; quizá quería probarme a mi misma que no lo necesito como siempre creí y lo cierto es que me siento mejor haciendo las cosas por mi misma.

El Abismo de Nuestras Verdades [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora