Capítulo 3: Planes futuros

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Christopher

La voz de chillona de Antonella retumba en mis oídos hastiandome por completo, estoy tan harto de oírla que solo quiero asfixiarla con una almohada.

- ¿Podrías callarte de una puta vez? Me duele la cabeza.

Cierro los ojos un momento pero el nuevo peso en mis piernas me hace abrirlos bruscamente, los labios de la insoportable chica intentan chocar con los míos pero la detengo cuando me coloco de pie con rapidez.

- Chris...vamos, soy tu esposa.

Suelto una risa cínica.

- En tu vida vuelvas a llamarte mi esposa, no eres nadie para mí, jamás lo serás. Mi única mujer está muerta, por tu culpa y la de mi padre.

Sus ojos se ponen llorosos en menos de nada.

- ¡ELLA NO ES NADA! YO SOY TU MUJER ¿Me oyes? Soy yo y tratame como tal si no quieres que tu madre...

Me voy contra ella y mi mano aprieta su cuello con fuerza, esta estúpida se cree que puede hablar de mi madre pero está muy equivocada.

- ¿Si no quiero qué?- su rostro se pone cada vez más rojo y abre la boca en busca de aire- Tú no eres nadie para amenazarme, mi padre me tendrá cogido por los huevos pero tú no, no te tengo miedo y ten cuidado, no vaya a ser que a alguien se le escape un tiro por accidente.

Aprieta los puños molesta y se marcha de la sala haciendo resonar sus tacones. El dolor de cabeza me mantiene inquieto, retuerzo los dedos entre sí intentando lidiar con la ansiedad que me invade.

Necesito salir...

Tomo una botella de licor y bajo en el ascensor del penthouse e ignoro los saludos del recepcionista, busco mi coche en el garaje del lugar y me apresuro al conducir mientras le doy un trago a la botella de whisky.

La cabeza me da vueltas y no sé cómo terminó llegando a ese lugar doloroso, bajo del coche aturdido y observo las ruinas.

Tomé otro trago de la botella de licor que ya estaba casi vacía y ni siquiera sabía como.

Miré su lápida, aquella que yo mandé a hacer y que nadie a parte de mí sabía que existía.

Leah Black

A la mujer más valiente y especial que haya podido existir, vivirás en mi corazón por el resto de mi vida, hasta que me vuelva ceniza y desaparezca en el viento, hasta que mi último aliento sea dado en tu nombre. Te amo por siempre.

          Christopher White.

2000-2022

Las lágrimas se me acumularon y comenzaron a brotar de mis ojos sin control.

- Lo siento tanto, mi amor.

Sentía el pecho pesado, la cabeza me palpitaba y el dolor en mi alma era inmenso, sentía que no podía seguir sin ella, ya no valía la pena luchar por nada.

Me quebré.

Ya no podía con el dolor, estrellé la botella contra el piso provocando que miles de pedazos salieran disparados.

Grité y lloré como si eso me la fuera a devolver. No pasó.

Me recosté donde estaba la tumba vacía, por qué ni siquiera eso pude obtener, ni su cuerpo, ni ningún rastro de ella en ese lugar al que se la llevaron y que fue destruido por completo.

- Es mi culpa mi amor, debí apresurarme, debí estar alerta. No debí confiar en ellos....

Aún me reprocho por haber confiado en esa gente, por creer que me serían fieles si les daba una buena suma y que se la llevarían lejos como se los pedí......Pero ¿que esperaba de gente que trabaja por dinero? Era obvio que mi padre se enteraría de mi plan y me la jugaría. Ahora solo queda martirizarme de por vida, solo queda llevar conmigo el peso de la culpa por haber sido un imbécil y no proteger al amor de mi vida.

El Abismo de Nuestras Verdades [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora