Emma

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Pasado

Leah

Dylan no me había soltado en ningún momento desde que nos alejamos del lugar en llamas.

Acaricia mi cabello y yo no puedo evitar que las lágrimas me caigan de los ojos, me siento tan desecha que siento que me cuesta hasta respirar.

Tengo el corazón destrozado y lo peor de todo es que no puedo dejar de pensar en el causante de esto, esos malditos ojos azules no salen de mi cabeza e intento concentrarme en el odio para no dejar lugar a las dudas que tontamente mi corazón quiere crear.

No hay un porqué, deja de creer que si...

Luego de un viaje que me pareció una eternidad nos estacionamos en un hospital rodeado de hombres armados.

- ¿Qué...?- me pregunta queda a la mitad cuando Jake me interrumpe.

- Todos nuestros hombres han sido leales a nosotros y están aquí para custodiarnos mientras te recuperas, mantendremos el perfil bajo por un tiempo pero tu no te preocupes por eso ahora.

- ¿Y papá?¿Jamie?- pregunto con un gran nudo en la garganta.

Me da una sonrisa tranquilizadora y acaricia mi mejilla con sus nudillos.

- Todos están bien y a salvo, papá está recuperándose, tú tranquila hermanita...

Enfermeros salen con una camilla en la que me recuestan y apenas la piel de mi espalda roza la camilla un grito sale de lo más profundo de mi garganta, el ardor es demasiado y siento que tengo los músculos entumecidos por completo.

Hubo un tiempo en el que mi cuerpo dejó de sentir los azotes en mi espalda y piernas, el dolor ya era tanto que ni siquiera sentía cuando creaban más heridas en mí, fue como si mi cuerpo creara una anestesia para sobrellevar todo lo que le hacían.

Me llevan con urgencia a una sala con mucho equipo médico y me toman muestras de sangre antes de colocar un suero con miles de medicamentos que me relajan enseguida.

Me colocan boca abajo y escucho los jadeos de espanto detrás de mí cuando descubren la zona de mi espalda, no había podido ver el daño que los hombres de Gian habían causado pero por el dolor que llegué a sentir no me quedaba duda de que se vería terrible y de que me quedarían marcas por siempre, no solo en el cuerpo sino también en la mente y en el corazón.

Escucho al médico principal decirle todo mi diagnóstico a la enfermera que anota todo para informarle a mi familia.

Múltiples golpes, laceraciones en la espalda y piernas, inicio de hipotermia, signos de desnutrición y posible abuso sexual...

- No se lo digan a nadie, quiero que pronóstico sea reservado solo para mí- demando enseguida- Sólo dígales que fue mi decisión y que estaré bien...

La enfermera mira al doctor que no aparta su mirada de la mía y suspira antes de asentir dando la orden.

- Necesito preguntarle si hay algo que debamos saber, sé que esto debe de ser difícil para usted pero estoy un poco a la deriva con esto, no sabíamos con qué nos encontraríamos.

Me quejo cuando siento una inyección en mi espalda, noto que las enfermeras van y vienen con vendas y algodones llenos de sangre que seguro proviene de mi espalda.

- Me golpearon, azotaron y violaron en muchas ocasiones, sufrí un desgarro por lo mismo doctor- la voz se me rompe y las lágrimas se me salen sin poder evitarlo- Estaba embarazada cuando me capturaron y es casi seguro de que sufrí un aborto o que mi bebé esté muerto por mi estado deplorable pero....

El Abismo de Nuestras Verdades [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora