Leah
Abro los ojos desperezandome, me estiro soltando un bostezo y veo la hora en mi reloj.
¡Es tardísimo!
Siento que el corazón me late con fuerza y me levanto colocandome solo la bata, voy al cuarto de mi bebé y no la encuentro.
Los ojos se me llenan de lágrimas y corro bajando las escaleras cuando la risa de Emma me para abruptamente.
Veo la escena frente a mis ojos con sorpresa y ternura.
- Sabes, eres muy parecida a tu mamá, eres nuestra bebé hermosa- escucho como le habla y Emma sonríe.
Se me enternece el corazón al ver como alza sus manitas para que Christopher la cargue, él está instalado en la cocina haciendo no sé qué. Se voltea y me mira con una sonrisa cuando me nota.
- Buenos días- se acerca pero se detiene antes de llegar a mí y se remueve incómodo sin saber que hacer.
- Hice el desayuno, Emma despertó algo temprano.Estaba tan cansada que ni escuché el llanto de mi bebé, me acerco a ella y la tomó en brazos dándole los buenos días con besitos, aún sigo confundida con la actitud de Chris.
¿Este es el Christopher de hace años?
- Siéntate, te serviré- le hago caso e intento dejar a Emma en la silla de bebés.
Emma hace un puchero e intenta abrir mi bata para tomar leche, intento negarme pero pone los ojitos del gato con botas y me es imposible no dejar que tome su leche.
- ¿Aún no lo deja?- su pregunta me hace voltear hacia él.
- No, quise darle el mayor tiempo posible para que estuviera fuerte, comenzaré a quitárselo de a poco.
Asiente y deja el café en la mesa tal y como me gusta, hay frutas picadas para Emma, tostadas con mermelada y otras con aguacate y huevo.
Hace tiempo que nadie me atiende.
- Gracias- le digo para no parecer descortés.
Tomo un sorbo del café mientras veo como se sienta.
- ¿Puede comer fruta así o debo procesarla?- pregunta mirando el tazón.
Emma suelta mi pezón repentinamente dejando mi pecho al descubierto, los ojos de Christopher se desvían momentáneamente y me cubro con rapidez carraspeando.
Nuestra bebé estira su mano hacia el tazón dándole la respuesta cuando muerde una uva.
- ¿Está rica, mi amor?- Le pregunta suavizando la voz.
Ella asiente con una sonrisa de oreja a oreja.
La tomo antes de que siga comiendo y la coloco en la silla que tanto odia, me hace un puchero y frunce el ceño.
- ¡No!- me chilla intentando escabullirse.
La miro con una ceja alzada.
- Si, tienes que comer en tu silla y no me grites que soy tu madre.
Se cruza de brazos y clava la mirada del gato con botas en su padre que la mira fijo, me mira a mí unos segundos en los que niego con el ceño fruncido.
Creo que me hará caso...
- ¿Quieres venir con papá?
Ruedo los ojos y bufo.
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El Abismo de Nuestras Verdades [Borrador]
Roman pour AdolescentsHan pasado dos años desde lo sucedido... Prometí vengarme de todos aquellos que me destruyeron, no descansaré hasta enviarlos a todos al abismo de la destrucción. Pero no todo saldría como lo planeado y en el camino me daría cuenta que estabamos env...