Capítulo 10: Cara a cara

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Christopher

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Christopher

No podía despegar mis ojos de ella, no podía siquiera moverme, era como si el tiempo se hubiese detenido alrededor, no escuchaba nada y tampoco veía algo que no fuera ella.

No podía creer que la tenía frente a mí, hace apenas unos días pude confirmar que ella está viva y ahora, como si fuese obra del destino, estaba aquí mirándome con esos ojos intensos que me enloquecen, su mirada era consternada, ninguno esperaba encontrarse al otro ni en un millón de años.

Se veía aún más hermosa, su cabello tenía pequeños mechones rubios cenizos, su rostro precioso con esos ojos verdes gatunos y ni hablar de su cuerpo enfundado en ese vestido, se veía más madura sin duda.

De pronto su rostro perturbado se transformó enseñándonos una sonrisa tan falsa que se notaba a kilómetros, al menos yo lo notaba.

- Es un gusto, señor White- fingió.

Miré a Thomas que frunció el ceño esperado mi reacción.

- Es un placer, señorita- le seguí el juego con un pinchazo en el centro del pecho.

Nuestras manos se unen provocando una corriente de electricidad que, estoy seguro, ambos sentimos en el cuerpo, acaricio sus dedos disimuladamente y ella no tarda en apartar la mano con rapidez.

- Bien, será mejor que no nos retrasemos más- habla Thomas.

Ambos se sientan juntos mientras yo me siento frente a ellos, la punzada de celos no tarda en aparecer al ver las sonrisas que ambos se dan, ambos hablan en susurros soltando risitas que me enferman y me retuercen las entrañas.

- ¿Quieren un trago?- pregunto interrumpiendo sus risas.

Thomas me observa y asiente.

- Whisky por favor, hay en el mini bar...

Observo a Leah quien me mira fijamente.

- ¿Y usted....señorita?

Niega.

- No, gracias.

Me levanto caminando al mini bar, sirvo los dos tragos de Whisky, rebusco en uno de mis bolsillos encontrando los polvos para dormir, se lo agrego a uno de los vasos disolviendolos.

Una media sonrisa se instala en mi rostro.

Vuelvo con ellos y tiendo el vaso con los polvos, él lo recibe agradeciéndome, tomo un sorbo de whisky mientras mis ojos se topan con los de Leah que me mira sin pestañar, me conoce, sabe que no me hubiera ofrecido a servirle por nada.

Comienza a jugar con sus manos y la respiración se le vuelve agitada cuando Thomas se inclina el vaso entero.

No pasan más de cinco minutos cuando cae completamente dormido. Leah se pone de pie con rapidez y camina hacia el cuarto, la sigo tomando su brazo para detenerla.

El Abismo de Nuestras Verdades [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora