Feliz Navidad

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Omnisciente

El día de noche buena iniciaba con una mañana fresca.

Christopher se mantuvo despierto desde temprano, con los brazos de su esposa envueltos en él, admiró el amanecer con calma y pensó en lo mucho que su vida había cambiado.

Eran fechas melancólicas para él, ninguna de sus navidades había sido buena o especial, no tenía recuerdo alguno de una festividad cálida junto a su padre ni tampoco las típicas tradiciones de decorar la casa, el árbol y hacer galletas.

Pero todo eso había cambiado desde la llegada de su esposa.

Desde que Leah entró a la vida de Christopher, no había hecho más que traer colores a sus días y una felicidad inmensa que nunca había sentido; ahora con sus hijos sentía que no hacía falta nada más en su vida, todo lo que tenía lo hacía sentir afortunado.

Se levantó de la cama con cuidado de no despertar a Leah y revisó a sus pequeños antes de preparar el desayuno, quería que todo fuese perfecto, sería la primer navidad en familia.

Se sentía como un niño emocionado preparando todo, sin percatarse de que lo estaban observando.

Su esposa lo admiraba con una sonrisa en sus labios, era consiente de que a su esposo no le era indiferente esta fecha y que quería darle a sus hijos lo que él no pudo tener.

Eso la entristeció, le dolía recordar todo lo que había sufrido su esposo a manos de su padre, se enfurecía al pensar en el pasado y es por eso que decidió dejar los pensamientos atrás.

Se acercó con mucha cautela y lo abrazo por la espalda.

- Buenos días, mi amor.

Christopher no estaba sorprendido, el aroma incomparable de su esposa la había delatado unos centimetros antes de que llegase a él, sonrió y volteo para recibir el casto beso que su mujer se encargó de dejar en sus labios.

No había nada como los besos de Leah, cada que sus labios se juntaban con los de él sentía que volaban chispas por todo su cuerpo, lo recorría una electricidad desconocida y volvía a confirmar cada vez que ese era su hogar.

- Buenos días, muñeca ¿Despertaremos a los niños ya?

Niega.

- Déjalos dormir un poco más, quiero desayunar contigo hoy...

Ambos habían pasado menos tiempo en pareja desde que nació su último hijo, se concentraron tanto en Emma y Noah que se habían descuidado el uno al otro.

Christopher sirvió el desayuno y cuando todo estuvo listo, Leah se sentó sobre las piernas de su esposo en busca de calidez ya que las mañanas estaban frescas por el invierno que había iniciado.

- Podría estar todo el día así- ambos se acurrucaron en el sofá frente a la chimenea luego de desayunar.

Él sonrío sobre su cabello y depositó un beso en él con cariño.

- Concuerdo.

Los minutos pasaron y ambos continuaron así un momento más, hasta que Chris se levantó a revisar las cartas que los niños habían hecho para Santa Claus.

- ¿Tenemos todo? No quiero que falte nada de lo que pidieron, bueno más bien lo que pidió Emma.

Ella sonrió con ternura por la preocupación de su esposo.

- Está todo amore, salvo la estrella que pidió Emma, no es posible dársela y tiene que saber que no todo puede tenerlo.

La miró pero guardó silencio quedándose con el secreto que se revelaría mañana al despertar.

El Abismo de Nuestras Verdades [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora