Capítulo 11: Confusión

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Christopher

Salí con el corazón destrozado, los ojos los tenía cristalizados y sentía que el aire me faltaba.

Debes esperar

Me lo repetía una y otra vez tratando de no enloquecer e ir a buscarla para gritarle la verdad en la cara, seria difícil hablar con ella y explicarle pero prefiero hacerlo cuando ya asimile que he vuelto.

Leah Black no se libraría de mí, ni ahora ni nunca, por el simple hecho de que yo le pertenezco, mi corazón es suyo y la obligaré a cargar con el peso de lo que aquello significa.

La amo y muy a su pesar eso la condena, soy consciente de que no amaré a nadie más que no sea ella y me di cuenta de eso cuando ni dos años creyéndola muerta fueron suficientes para que mi corazón dejara de latir por ella.

La cabeza me palpitaba y la boca la tenía seca por completo, sabía lo que eso significaba.

Abstinencia

Abrí la guantera del coche y vislumbre el sobre con polvo blanco dentro, solo la miré durante unos segundos o quizá minutos.

Mi mente quería gritar que no, que no la consumiera pero mi cuerpo me la pedía a gritos, cada vez el dolor de cabeza incrementaba más y el sudor comenzaba a escurrirme en la frente, las manos comenzaban a temblarme.

Una última vez...

Era lo que me decía pero sabía con certeza que no sería la última, estaba consiente de que esto era un problema que se agregaba a la lista y que debía tratarlo para estar en paz pero lo primero era recuperar a mi muñeca.

Preparé el polvo sobre un pequeño espejo y lo aspiré sin más.

El alivio llegó unos minutos después, tomo mi teléfono y marco el número del detective.

- Jones.

- La encontré.

La línea se queda en silencio por un minuto y debo revisar si no ha colgado el teléfono.

- ¿Qué....? ¿Cómo...?

Suspiro.

- Está en la pista privada de Thomas Linux, creo que tardará un poco en salir, drogué a Thom.

- Qué carajos, Christopher ¿Cómo que lo drogaste?

- Le di de mis polvos para dormir y aún duerme, ella no se irá hasta que despierte, estoy seguro.

- ¿Y qué quieres que haga?- pregunta hastiado.

Sabía a la perfección que Jones no estaba muy de acuerdo con mi búsqueda a Leah, temía que mi padre se enterase y nos matara a ambos pero eso no sería así, esta vez no iba a jugármela de nuevo, daré pasos certeros y me aseguraré de que Leah esté protegida, no puedo permitir que él sepa que está viva.

- Quiero que la sigas y averigües un lugar fijo en donde pueda encontrarla, debo volver a hablar con ella, también contrataré seguridad y si tienes hombres de confianza sería lo mejor, necesito tenerla a salvo.

- Bien, que quede claro que hago esto porque eres mi amigo, no porque me parezca muy buena idea.

Suelto una risa.

- No te olvides que pago por tus servicios Jones, me la debes.

- Si, si, como sea, quizá dentro de tres días tendré el lugar y te enviaré a mis hombres de confianza, lo mejor será que los entrevistes tú mismo.

Me despido de él y cuelgo.

Conduzco y debo parpadear muchas veces para ver con claridad, todo se vuelve algo borroso y movido. Llego a casa con todo dándome vueltas, me sostengo de las paredes y el recepcionista se acerca a ayudarme.

El Abismo de Nuestras Verdades [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora