Cap. 36 - Apoyo Moral

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- ¿Mamá? - la llamé, hasta temía que se hubiera ido.

- Si hijo, estoy bien. No te preocupes - esa frase la había escuchado tantas veces ya - ¿No has abierto mi regalo? - cambió de tema sin ninguna sutileza, lo que me hizo pensar que algo no iba bien. Lo más probable es que extrañaba a papá y no lo diría en voz alta por nada del mundo.

- No, pero no debiste comprarme nada.

- No oí eso, Emilio – dijo pasando a mi lado y dirigiéndose al árbol al lado de la chimenea.

De regreso colocó en mi regazo una caja cuadrada que pesaba bastante, dejé mi taza de chocolate en la mesita de adelante y me dispuse a abrirla.

- ¿Qué es? - pregunté abriendo el paquete, parecía ser algo grande.

- Ya lo sabrás – dijo mamá convencida de sí misma.

Después de destaparlo descubrí en su interior papeles que parecían cuadernillos, todos punteados en braille y cuyos títulos rezaban 'Manual de instrucciones' y 'servicio técnico'. No entendí hasta que tuve en mis manos una especie de aparato del tamaño de mi palma.

- Es un teléfono celular para invidentes – me aclaró mamá sentándose en el apoyabrazos del sillón a mi lado.

- ¿Un qué? - inquirí incrédulo.

El último celular que había tenido había sido el mismo que llevaba encima el día del accidente y del que no supe más luego de aquello. Un momento ¿había celulares para personas cómo yo?

- ¡Mamá, ésto debe ser carísimo! - exclamé con la voz más aguda y metiendo todo a la caja de nuevo, tenía pensado devolverlo en todo caso.

- Ya te dije, hijo no te preocupes por esas cosas.

- Pero, mamá. Primero lo de la operación, me dices que no me preocupe y lo cierto es que faltan 15 días y yo no tengo más que 200 pesos... Tampoco me has dicho cómo estás tan segura de pagar una intervención de ese valor... luego éste regalo, ¿Para qué lo quiero? Es un lujo, mamá, y en éste momento lo último que necesito es...

- Emilio... - Me atajó mamá, Joaquín se mantenía en silencio a mi lado presionando mi mano con ternura – No quería decírtelo porque de seguro te enfadabas, pero en vista de que te has enfadado de todos modos te lo diré.

- Me alegra que te decidieras por hacerlo, se supone que soy yo el que vá a estar bajo el bisturí y ni siquiera sé cómo voy a pagar eso.

Mamá suspiró sonoramente antes de hablar.

- Es sencillo, sólo hice uso de unos ahorros – dijo cómo si estuviera hablando de simples vueltos.

- ¿Ahorros? No estarás hablando del dinero de visitar a la abuela en Australia ¿Cierto? - inquirí enfrentándola, mamá no respondió - ¡Mamá!

- Emilio, no quiero que discutamos ésto hoy, es Navidad. No pareces estar consciente de lo importante que eres para mí, que lo eres para todos. No importa cuánto gastemos por tí, lo hacemos porque te queremos.

Joaquín me tomó de ambas manos y besó el dorso de una de ellas afirmando las palabras de mamá.

- La abuela puede esperar, es más, estoy segura de que si supiera de la operación también ayudaría.

- Pero puede salir mal – susurré sintiendo que un peso invisible presionaba mi corazón, de sólo imaginarlo...

-... Ó puede salir bien, Emilio – Intervino Joaquín, giré el rostro hacía él. Me tomó un segundo descubrir su papel en todo eso.

Luz De MediaNoche // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora