Cap. 37 - Un Poco Más Y Estaré Bien

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EL reloj en mi nuevo celular (el mismo que mamá me había regalado y que después que meditarlo comprendí que, en caso de que la operación no saliera cómo todo el mundo esperaba debía de empezar a acostumbrarme a él) dijo con voz mecánica que eran las 11 de la noche, ya había cenado y me encontraba sin mucho que hacer más que preocuparme si, después de todo, la intervención ya había sido saldada. Preferí no preocuparme por ello... al menos en esos momentos.

- ¿Necesitas algo? - me preguntó Joaquín con ternura luego de acomodar mis almohadas y al tiempo que acariciaba mi pelo con sus dedos.

- Que duermas, Joaquín. De verdad, no voy a escaparme ni nada.

- Lo sé, es que... estoy nervioso.

- Lo entiendo, pero te necesito tranquilo, amor. Prométeme que al menos intentarás dormir – le pedí aprovechando que mamá había ido a casa en busca de mantas. Lo tomé de una mano levantando ligeramente mi rostro hasta toparme con la respiración en las mejillas.

- Te lo prometo – dijo suavemente y me dió un largo beso cuya intensidad quedó reflejada en el sonido de la máquina conectada a mi corazón. Joaquín rió entre dientes antes de volver a su sillón a un lado de mi cama – Buenas noches, Emilio.

- Buenas noches, Joaco... nos vemos pronto - musité y cerré mis párpados rogando al cielo que pudiera descansar, atenuar los nervios y despertar al día siguiente con un poco más de fé ó al menos, con las suficientes fuerzas cómo para no echar a correr.






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No estaba seguro de cuánto tiempo había pasado, pero sí que no había pegado ojo en bastantes horas. Mi mamá estaba en el sillón ubicado en el extremo más lejano de la habitación, le había escuchado llegar de puntillas un buen rato antes. Me giré hacía dónde sabía que estaba durmiendo Joaquín, debatiendo entre hablarle ó no, tal vez, y era lo más probable al escuchar que su respiración no eran del todo profundas, que estuviera despierto.

Lo intenté.

- ¿Joaquín? - susurré lo suficientemente bajo cómo para que sólo él lograra escucharme,

- ¿Si, Emilio? ¿Qué necesitas? - me preguntó él en el mismo volumen de voz.

Sonreí.

- Te dije que durmieras, amor – lo regañé en broma.

- Mira quién habla... 'respondió y escuché el roce de su ropa al ponerse de pié – No puedo dormir – dijo poniéndome una mano en la mejilla.

- Tampoco yo. Ese sillón debe ser incómodo.

- Un poco, la verdad es que eh dormido en mejores condiciones – su aliento rozó mi oreja cuándo se inclinó a hablarme.

- Creo saber a qué te refieres - murmuré y me corrí hacía un lado de la cama.

Luz De MediaNoche // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora