Cap. 38 - ¿La Última De Las MediaNoches?

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Oscuridad, silenciosa oscuridad que llenaba todos los recovecos de mi mente. Negro y más negro proclamando su reinado en cada parte de mi cabeza.

Sonidos apagados y agudos en algún instante, susurros formando plegarias a lo lejos, voces inconexas y ruidos desesperantemente repetitivos... de nuevo silencio.

¿Cuánto de aquello era real? ¿Cuánto era mera imaginación mía? ¿Cuánto jugarreta de mi mente?

No estaba seguro de nada, no podría decir si estaba más vivo que muerto, ó más cuerdo que desquiciado. Tal vez la respuesta era que simplemente todo había salido mal, tal vez y jamás debí de confiar en la medicina.

¿Lo había perdido todo?

Oscuridad tan conocida cómo temida, no quería volver a vivirla y al mismo tiempo era lo que más deseaba, al menos saber que podía vivir algo en el mundo.

- ¿Qué hora es?

- Cómo las 7

Murmuraban 2 voces muy lejanas, a volumen muy bajo cómo si se tratara de un radio de poco alcance.

- ¿Y dices que todo salió bien? - preguntó la primera voz.

- Sí, todo fué un éxito - afirmo la segunda voz, un tanto más dulce y que por alguna razón lograba que sintiera cosquillas en el pecho.

- Entonces, ¿Porqué no despierta?

- No lo sé – admitió la segunda voz - Debería estar haciéndolo. Tal vez ya nos oye sólo que no podemos presionarlo, fué una operación larga y tuvo mucha anestesia en su cuerpo.

De nuevo silencio. ¿Ellos se habían callado ó yo me había vuelto a sumir en la oscuridad?

No podía hablar, no podía hilvanar ideas, ni siquiera tenía alguna pista de dónde estaba. Perdido en la maraña del silencio y oscuridad que no permitía descifrar ninguna palabra ó codificar alguna nota de voz.

- ¿Joaquín? ¿Estás bien?

- Si Niurka, sólo que estoy cansado.

- Mira Joaquín, no soy tu madre, pero me doy cuenta de las cosas y ésto no es sólo cansancio ¿Qué sucede? Si algo salió mal, dímelo por favor – rogó la voz más lejana a mí.

La de mi mamá. Casi podía jurar que era ella, reconocería una voz que viniera oyendo por tanto años. Era la misma que se unía a recuerdos en sepia de imágenes de un niño de rizos oscuros y andar inquieto, y una mujer con el cabello idéntico y ojos azules cielo.

- No tiene que ver del todo con la operación... - susurró Joaquín, mi Joaquín.

El mismo chico sin rostro, ó uno irreal, nunca visto, pero no por eso menos hermoso. Él lo era, estaba seguro.

- ¿Qué pasa? - habló mi mamá con voz conciliadora.

Si ¿Qué pasa?

Joaquín suspiró y deseé poder tener la suficiente fuerza cómo para levantarme y abrazarlo ahora que comenzaba a unir cabos sueltos. Ahora que al menos sabía que no estaba sólo.

- Tengo miedo – musitó casi sin volumen.

- ¿A qué le temes?

Joaquín volvió a suspirar y sentí un roce en una mano. Joaquín, mi amor, si tan sólo pudiera hacer algo para reconfortarte.

- Tengo miedo a lo que le parezca cuándo despierte – dijo a media voz, cómo si hablara con las mantas – Estoy seguro de que volverá a ver ¿Y si al verme se decepciona? ¿y si piensa que lo nuestro no puede continuar? Lo dejaré ir si es lo que quiere, aunque no imagine mi vida sin él – tomó aire y quise gritar – he visto a Ethan... - guardó silencio – es muy atractivo, cualquier persona pierde la autoestima de sólo estar cerca, sé que él y Emilio pasaron mucho tiempo juntos por lo que su historia debe ser difícil de olvidar y yo... bueno, no tengo ni pizca de él.

Luz De MediaNoche // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora