Cap. 16 - Engañándome A Mí Mismo

286 38 12
                                    



- Lo siento, Joaquín - me disculpé agachando la cabeza cómo si pudiera verlo en verdad.

Me volví para regresar a mi cuarto, la punta del bastón se topó con la puerta que daba a mi cuarto y su extremo contrario me lastimó la palma de mi mano en mi intento de huida.

- De verdad, lo siento, Joaquín - susurré del otro lado de la puerta con la frente caliente pegada a su madera -, no sabía que estabas allí, pero descuida, no ví nada.

Hice un amago de risa al tiempo que intentaba quitar a toda costa la imagen de mi amigo en la bañera. Me resultaba difícil.

- No te preocupes, Emi - intentó tranquilizarme él -. Veo que no tienes problemas con el bastón - agregó con una risita.

- De verdad, lo siento - repetí y en realidad lo que sentía era no lograr borrar su imagen sólo cubierto por espuma blanca en la tina que yo mismo había usado hacía unos minutos.

¡Malditos pensamientos!

Hubo silencio del otro lado por un buen rato, hasta que sentí que la madera contra mi frente desaparecía y el aroma a Joaquín me pegaba en la cara cómo bola de demolición.

- De verdad, Emi...- dijo y la sentí sólo a 5 centímetros de mí, hacía abajo -, no hay de qué preocuparse, no sabías que estaba bañándome y estabas investigando - guardé silencio mientras el rubor subía otra vez a mis mejillas -, además, cómo dijiste, no viste nada. Así que entre nosotros... sigo siendo yo el violador visual, ¿no crees?

Él rió tentando a mis barreras. Por mi parte, sólo pude sonreír.

- Ahora, si me permites, en un minuto estoy contigo.

Tocó mi mano por un segundo y la fragancia floral se fué con ella.

Me derrumbé alucinado en mi cama con un brazo cruzándome la frente.

Cada día, cada hora, cada minuto se me hacía más difícil ignorarlo. Una parte de mí siempre quería abrazarlo, sólo abrazarlo inocentemente, sin dobles intenciones ni malos pensamientos, y entonces me lo topo en el baño.

Es verdad que no había visto nada, pero sin que él lo supiera yo me había hecho una imagen suya en mi mente y era esa imagen la que unía con sus acciones, así me la imaginaba preparándome el desayuno ó leyéndome, irremediablemente mi cabeza recreó el incidente del baño con el Joaquín que había dibujado.

Estaba mal que lo sintiera de esa manera...

Estaba mal que lo sintiera. Punto.

No importaba cómo, él siempre terminaba colándose entre mis pensamientos, inundándolo todo. Y yo que había dicho que jamás volvería a enamorarme. ¡Qué iluso!

Cómo si simplemente pudiera decidir cuándo enamorarme y sin tener en cuenta de que al parecer era el enemigo número uno del destino y sobre todo su blanco favorito para practicar tiro.

- Estoy listo - avisó él y me puse de pié, aún nervioso.






¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Luz De MediaNoche // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora