Cap. 49 - Epílogo

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5 años después.

La luz era perfecta y le daba a la escena un toque especial, cómo en las antiguas películas de pocos colores. El ambiente también parecía querer colaborar y el arbusto de color verde brillante y pequeñas flores rojas puestas en racimos justo detrás de la banca que compartían mis musas parecían un marco natural que no podía ser mejor.

Debía corregir un par de líneas en mi boceto

- Joaquín, amor, ¿Puedes colocar a Isa más de frente? - pedí desde mi lugar sobre el césped, a 2 metros de ellos con el papel sobre mis rodillas.

- ¿Así, Emilio? - preguntó mi esposo, acomodando mejor a nuestra hija sobre su regazo, los hermosos rizos de la pequeña Isabella centellearon dorados con la luz del sol. Nuestra hermosa hija era nuestro mayor orgullo, logramos hace más de 2 años empezar a cumplir nuestro sueño de ser padres gracias a un vientre de alquiler, no fué fácil, pero a día de hoy cuándo veo a mi hermosa hija, no me arrepiento de nada.

Isabella Osorio Bondoni

Isabella Osorio Bondoni

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- Exactamente, están hermosos - dije maravillado. Joaquín sonrió y se acomodó un poco mejor su cabello

- ¡Apa! - habló Isa con su dulce voz, hacía pocos meses había empezado a hablar y ya sabía cómo ganarse el corazón de las personas fácilmente.

Sus ojos cafés tal cómo los míos se perdieron en el vuelo de una mariposa que sobrevolaba la escena en el momento en que comencé a corregir líneas con mi carboncillo sobre el papel que había llevado hasta allí.

Era un día precioso en el parque, Isabella había cumplido su primer año, lo que quería decir que era más activa que Joaco y yo juntos, no podía quedarse en casa, pues ya conocía a fondo cada rincón. Y, para variar un poco el escenario, decidimos dar un paseo por el parque e inmortalizar a la perfección de mis inspiraciones en otro dibujo. Mi madre se ocupó de enmarcar varios de los dibujos que venía haciendo de su nieta desde que ella nació, según ella mis creaciones capturaban más emociones que lo que haría la fotografía.

Perfeccioné la línea de la pequeña nariz de mi hija, borrando la anterior y marcando una menos pronunciada sobre mi trabajo, esfumé la sombra de sus mejillas, redondas y sonrosadas, de esas que te invitaban a pellizcarlas ó darle besos, cómo ella prefería. Isabella se mantenía quieta sólo porque Joaquín se lo pedía y peinaba los bucles de su pelo con los dedos. Una escena verdaderamente adorable.

Desde mi puesto no podía evitar quedármele viendo, olvidando por momentos mi bosquejo a medio terminar.

Al observarlos, a mi esposo tan hermoso y delicado, con su cabello castaño y sus ojos mieles brillando a la luz del sol, su piel suave y tersa; y a mi hija, mi niña, mi pequeña Isabella, nuestro mayor orgullo, sonriendo y haciendo de nuestras vidas un pedacito de cielo cuyo ángel era ella, me sentía más afortunado que aquel que se hubiera sacado la lotería, más afortunado que aquel que hubiera vuelto a ver luego de meses de letargo.

Luz De MediaNoche // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora