Cap. 14 - Nervios y.....Nervios

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- ¿Emi? Despierta - me llamó su voz aquella mañana -, buenos días, dormilón.

¡Oh, demonios! Ese cosquilleo en mi estómago no debía estar allí.

- Buenos días, Joaquín - musité nervioso de sentirlo hablar tan cerca de mí.

- Espero que no te moleste saber que te dejé dormir un poco más.

- ¿Qué hora es? - quise saber confundido al tiempo que salía de entre mis sábanas y estiraba mis músculos.

- Las 10 - dijo medio avergonzado -. Lamento si querías despertarte antes, pero es que te veías tan tranquilo mientras dormías que me daba pena.

Mi corazón dió ese vuelco extraño que sentía con mucha frecuencia últimamente. Me odié por ello.

- No te preocupes, después de todo no es tan tarde.

- Ok, supongo que quieres que te deje para que puedas cepillarte los dientes. Estaré preparando el desayuno.

Sólo pude asentir, sentándome al borde de mi cama.

En mi fuero interno, me pregunté si podría posponer un poco más las clases para que pudiera disfrutar de su compañía sólo 1 ó 2 días más.

Me adentré torpemente al baño, con pasos temblorosos y las manos extendidas hacía delante, 1 metro después de pasar por la puerta me dí un buen golpe en la cadera con el lavabo. Luego de maldecirlo me coloqué frente a él - ó lo que me supuse era el frente -, y busqué a tientas mi cepillo de dientes, recordaba que los colgábamos en una especie de canastito de plástico incrustado en la pared, a mi derecha.

Era imposible saber cuál me pertenecía, estúpidamente recordé que el mío era de color azul, cómo si eso ayudara, todos se sentían iguales.

Me debatí entre llamar a Joaquín y preguntarle ó simplemente tomar uno cualquiera, nadie se daría cuenta...

- El tuyo está al lado del grifo - dijo una voz desde la puerta. La sonrisa se me extendió por el rostro de manera automática.

- Oh, gracias. Estaba a punto de llamarte - le expliqué a Joaquín.

- ¿Necesitas ayuda? - preguntó desde la misma distancia.

- Creo que sí - acepté y un par de segundos después me colocó el pomo de la pasta de dientes en una mano y mi cepillo en la otra.

- Hazlo así - me instruyó pacientemente moviendo mis manos haciendo que presionara el pomo y escuchara el ligero rasgueo de aquel sobre las cerdas del cepillo -. Listo, ahora es tu turno de no quedar con la nariz oliendo a menta - y rió melodiosamente.

Iba a unirme a sus risas, pero estaba concentrado en mi pequeña tarea y en controlar mis respiraciones ante aquel sonido.

- Mañana te daré clases acerca de cómo preparar algo en la cocina, ¿estás de acuerdo? - inquirió mientras sentía el aroma a café inundando la habitación.

- Ok - contesté sin ganas.

Cada vez faltaba menos para que se fuera, y si era posible me sentía peor con cada minuto que dejaba atrás. No quería pensar en el momento en que tuviera que despedirme de él, ni siquiera podía formar qué palabras podría decirle. No estaba seguro de ser capaz de soltar un 'Adiós, Joaquín.




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Luz De MediaNoche // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora