Cap 3. Resignación

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Las piezas encajaban. Las palabras del doctor, los conocimientos médicos que tenía a pesar de mi edad, se acoplaban perfectamente formando el oscuro puzzle de mi existencia. Nadie decía nada. No, no estaba preparado para aquello. Y creo que ninguna persona podría estarlo

- Mucho me temo que has perdido la visión, Emilio – Musitó el médico y mi mamá soltó un gemido lastimero. Supe que ella estaba llorando cuándo una lágrima suya aterrizó en mi mano.

No sabía que decir, me negaba en rotundo a aquello, no me podía quedar ciego.

El dolor en mi cabeza se intensificó cómo si me la estuvieran taladrando, me agarré cómo pude con ambas manos la cabeza, pero el dolor no disminuía. Era una completa confusión, escuchaba los latidos de mi corazón a ritmo con la máquina a mi lado y su pitido exasperante entremezclado con los lamentos de mi mamá y los llamados del doctor a un enfermero. Lo siguiente fué borroso, ya no escuchaba nada con claridad hasta que fácilmente todo se cubrió de silencio y negro, el único color que vería desde entonces.


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Me encontraba corriendo hacía algún lado y hacía alguna dirección, sabía que era yo aunque no podía verme; también sabía que era inútil intentar divisar algo, cualquier cosa era igual a otra, en medio de toda la negrura que me rodeaba.

Tropezaba a menudo, a cada medio centímetro había algo que me hacía caer al suelo. Volvía a levantarme sólo para volver a caer, era patético. Un maldito inútil, precisamente. Tropecé de nuevo luego de levantarme por enésima vez, busqué bajo mis pies que era lo que me había hecho encontrar tan estruendosamente el piso, lo tomé entre mis manos.

Era un objeto alargado, pesado, lo recorrí cautelosamente con los dedos y sentí que la piel se me abría dónde la hoja pesaba. Era un chuchillo, un filoso cuchillo. Pensé por un segundo que entre mis manos tenía la solución a mis problemas y a lo que estaba causando a mi familia por mi entupida invalidez, lo tomé del mango y lo levanté hasta lo que puse era mi pecho…



 Pensé por un segundo que entre mis manos tenía la solución a mis problemas y a lo que estaba causando a mi familia por mi entupida invalidez, lo tomé del mango y lo levanté hasta lo que puse era mi pecho…

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Luz De MediaNoche // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora